Fin de semana perfecto

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Alex le había dicho a su madre que se sentía enferma para recibir clases de arte el resto de la semana. Diane que siempre estaba en mil cosas a la vez, solo se encargó de mandarle un mensaje a Piper diciéndole que no llegara el resto de la semana sin darle mayor explicación.

La muchacha decidió darse unos días para pensar que iba a pasar. Realmente estaba segura que amaba a Piper, que ese sentimiento no se iba a ir nunca de su vida. Sin embargo tenía que digerir que por más de ocho meses había creído que aprendía de una profesional del arte, pero no había sido así. Nada más había sido instruida con una chica con un pasado turbio que necesitaba dinero. En esos días pasaron miles de cosas por su mente, si Piper había sido capaz de falsificar un currículo, de engañar a alguien tan astuto como su madre ¿de qué más podría ser capaz?

— ¡Papá, regresaste, te extrañé! — se lanzó a abrazar a su padre que había llegado hace un par de horas.

— También te extrañé, hija. ¿Cómo estás? Tu madre dice que te sentías mal.

— Ya estoy mejor, papi, pero te quería pedir un favor — hizo una cara de tristeza para conmover a su padre.

— El que quieras, cariño — respondió al instante.

— Papi, es que la chica esta, Holly, últimamente no prepara mi comida, me ha dañado mi ropa y encima me trata muy mal diciendo que ella no trabaja para mí — bajó su rostro y tragó saliva fingiendo dolor.

— ¿Pero como se atreve esa mujer a tratarte mal? Tranquila cariño, ahora mismo me encargo — Michael se levantó y una sonrisa victoriosa se apoderó de Alex.

Una cosa era estar enojada con su novia, pero no iba a permitir que Holly siguiera entrometiéndose en su relación. ¿Quién era ella para juzgar a su Pipes? ¿Quién era ella para creer que podía ofender a Alex Vause y continuar como si nada?

En la cena Michael comentó a Diane que había despedido a Holly, la mujer no mostró interés en ese despido. Una empleada se iba y otra venia, además esa noche parecía estar de buen humor. Ni siquiera estaba todo el tiempo con su celular como solía hacerlo.

— Nicol, comete las zanahorias — advirtió Diane al ver que su hija mayor solo juagaba con la comida. Alex solo comía lentamente pensando en su novia, ajena a la eterna discusión de su madre y hermana — chicas, su padre y yo queremos decirles algo.

— ¿Se van a divorciar? — preguntó entusiasmada Nicky. Alex solo elevó la ceja pensándose la teoría de su hermana.

— Nicol, sin bromas, por favor escucha a tu madre — la regañó el papá.

— Bien, como últimamente Michael y yo hemos estado muy ausentes queremos hacer un viaje familiar para reponer el tiempo perdido.

— ¡Ay, no! Pasar 22 años más con ustedes no, que aburrido, digo como nunca están son 22 años perdidos — se burló Nicky.

— Muy graciosa, Nicol — dijo sarcástica Diane — iremos a acampar este fin de semana, dormiremos en casas de campaña, pescaremos, nos bañaremos en el lago, haremos senderismo — hablaba entusiasmada la madre.

— No creo que sea buena idea todo un fin de semana en ese ambiente — señaló desanimada Alex.

— Sabía que se iban a aburrir en dos horas, pero como tienen una madre que piensa todo, he invitado a sus amigas para que vayan con nosotros — expresó contenta.

— ¿Amigas? — dijo inquieta Alex.

— Cariño, entiendo que tienen muy pocas amigas, así que invité a Lorna y la señorita Chapman que son las más cercanas a ti — Alex desorbitó los ojos nerviosa — amigas tuyas, Nicol no conozco a ninguna — Alex tragó saliva y su corazón se aceleró al analizar lo que había hecho su madre.

EL ARTE DE AMARLA Where stories live. Discover now