.Salí del gimnasio sintiendo una profunda mirada querer dislocarme el hombro. Con discreción, miré de reojo hacia atrás mientras sentía el aire del patio rozarme el rostro, no muy segura de estarme dirigiendo hacia la dirección correcta. De algún modo, sentía que se me había olvidado ponerme los pantalones o alguna otra prenda importante. Me sentía descubierta. ¿Y en dónde coño estaba Megan? ¿O alguien?

-Hey -alguien llamó directamente en mi oído. Me volví con todas mis fuerzas hacia delante, dando pequeños pasitos en retroceso hasta perder el equilibrio, y desplomándome directamente hacia el suelo pulido, aterrizando sobre mi trasero y tirando mi libro de francés al suelo. Ouch.

-Oh, Dios, ¿estás bien? -gritó una voz.

Abrí los ojos. De pie frente a mí estaba... ese... bueno, Matt. Tenía las mangas de la chaqueta remangada hasta los codos, por lo que pude vislumbrar el tono blanco de su piel casi relucir con la claridad. Reprimí un grito ahogado en mi garganta. El incidente de los vestidores había vuelto a mí. La expresión sombría en su rostro. Cómo, con una sola mirada, había hecho a Tyler esfumarse del gimnasio. ¿Era sólo una coincidencia que él estuviera pasando por ahí o de verdad me estaba persiguiendo?

Él se agachó.

-Déjame ayudarte.

Alargué mi mano violentamente de mi libro de Francés, y lo llevé inmediatamente hacia mi pecho, levantándome con torpeza y asegurándome de no haberme desatado las cuerdas de los Converse. Yo estaba tan avergonzada ahora. Había caído de culo frente a él.

-Esto se te cayó allí -él me entregó mi inhalador blanco desvaído.
-Uh, gracias -se lo quité, sintiéndome inquieta.
-No te ves muy bien -frunció el seño. -¿Quieres que te lleve a tu casa? Mi coche está aparcado allí afuera, y...

Miré un Volvo sencillo aparcado a un lado de la acera de la escuela, a lo lejos, y sacudí la cabeza. ¿Ahora tenía un Volvo?

-Realmente estoy bien -insistí.
-¿Puedo al menos llevarte a algún lado? -masculló, riendo con ironía, como diciendo "estás loca".
-N... no. Gracias -lo corté.
-Bueno, uhm. Lo siento entonces -masculló, dándose la vuelta patinando sobre sus pies y caminando hacia su coche. Miré el lado de la carretera hacia donde se encontraba su pequeño auto, y advertí el gigante dolor que se esparcía en mis heridas de mi abdomen.
De acuerdo. Tal vez estaba sobreactuando. En realidad, me estaría comportando como una inmadura si lo evadiera luego de lo del beso. Porque se supone que no había significado nada... ¿verdad? Entonces estaba bien, ¿cierto?

-Uh... puedes llevarme, si quieres -grité, y él se detuvo. Me miró fijamente durante un minuto, y uno de los contornos de su boca se curvó en casi una sonrisa. La expresión de su rostro decía: Uhm, ok, chica loca. Pero no lo dijo.
El interior del auto no parecía como los que se suelen ver en los autos nuevos. Me deslicé en el asiento de pasajeros, porque no me sentía lo suficientemente segura como para poder mirarlo directamente al rostro, y miré a mi costado. El pobre Volvo ya estaba hecho un lío. Había una pila de cosas a mi derecha, constando básicamente de una sudadera gris que siempre usaba para patinar en las tardes, una azul que se ponía para la escuela, un montoncito de papeles y libros extraños, y algunas puntas de lápices regadas por el asiento. Las aparté con la mano. Un ambientador en forma de pino colgaba del espejo de enfrente, pero no lograba funcionar dentro del coche, ya que prevalecía un intenso olor a acre.

Mientras mi ex - mejor amigo se dirigía hacia mi calle, que de seguro habría de sabérsela de memoria, sonaba una canción de Blues en la radio del tablero de color negro. Él seguía el compás de la canción dando golpecitos al volante con sus dedos. Pensé acerca de cómo me había salvado de Jake. Quería agradecérselo, pero ¿y si él hacía más preguntas al respecto? ¿Qué le diría? "Oh, él estaba enojado porque estoy saliendo con aquel chico que te dije."
No podía. Y mucho menos con lo que había pasado entre nosotros, de lo que, obviamente saldría el tema.
Finalmente, pensé en una pregunta segura.

Lost | Adaptada | Justin Bieber y TúМесто, где живут истории. Откройте их для себя