Capítulo 39

2.1K 56 0
                                    

Megan me recibió con un fogoso abrazo acompañado de una leve nalgada y risas incontrolables. Había olvidado que su cabello rubio siempre estaba oliendo a su perfume Channel favorito, y que sus ojos verdes se convertían en platillos cuando se emocionaba o agitaba demasiado, como ahora. Sin embargo, por entre su incontrolable emoción, me di cuenta cuando lanzó una mirada rápida hacia el coche inmóvil que se hallaba tras de mí, y supe que ella sabía quién estaba dentro de él.

Ella me tomó de las manos con mirada confidencial.

-¿Cómo estás? –me preguntó, con los ojos bien abiertos mirándome. Era obvio a qué se refería.

-Bien –respondí, fingiendo una actitud normal. Volvió a darle una mirada al auto, y sus ojos volvieron a mí.

-¿Cuánto tiempo va a estar trayéndote a la escuela? –preguntó, resignada.

-Pues… Sobre eso… -hice una mueca, y ella palideció, convirtiendo su expresión en una línea tensa. Rápidamente se dio cuenta de su error y sonrió al auto, saludando en dirección a las ventanas ahumadas y jalándome del brazo mientras caminaba con fingida alegría, balanceando nuestras manos tomadas de un lado a otro. El coche negro se alejó con normalidad, sin siquiera dejar rastros de aceite o algo parecido tras sí.

Megan volteó bruscamente haciéndome retroceder, y suspiró.

-Dímelo –pidió. Desvié la mirada. Medité por unos instantes, hasta que al fin volví mi mirada hacia su rostro expectante, decidiendo empezar por la parte más sutil del asunto, con mera delicadeza y sumo cuidado al escoger mis palabras.

-Mierda, Megan, ¡no sabes! Estos días han sido insoportables. Me he ido de casa. Dejé a mi madre sola en esto del divorcio y, como sabes, ella ya se ha enterado de que Justin y yo tenemos algo. Obvio no se sabe la historia completa de que es un asesino y todo el rollo, ¿me sigues? Bien. Tuve la tentación de emborracharme con la docena de licores que Justin tiene en su casa, pero supongo que los escondió en la alacena secreta que debe de tener, porque ya no los encuentro. Estoy desesperada y creo que me ha gustado beber. Eso es malo, lo sé. Pero simplemente no puedo con el hecho de que –tomé aire -, mi madre me haya echado de casa y de que me haya dicho que me desconoce como hija. O sea, no tengo madre, ¿puedes creerlo? Justin ha sido muy compasivo conmigo, claro, pero se ha abstenido de tener sexo debido a mi asma –tomé más aire -, así que todas las noches nos limitamos a lanzarnos miraditas de flirteo aún cuando nos morimos por follarnos contra la pared. Mierda, quiero morir.

Me observó con la boca abierta, y en su rostro se denotaba una expresión parecida a una posible muerte cerebral.

Vale, lo admito. La sutileza se me había esfumado por completo, pero le había dicho todo con cuidado, ¿no?

-Déjame rebobinar –musitó, colocando una mano frente a mí, mientras suspiraba -. Te fuiste de tu casa. Vives en casa de Justin. No sexo. Bien. Tu madre…

-Me desconoce como hija –la interrumpí, y ella asintió frenéticamente.

-Eso –carraspeó -. Y Cyrus anda suelto por ahí, ¿no?

-Sí –asentí tristemente. Megan suspiró, balanceando nuestras manos por unos leves instantes, y luego me empujó hacia ella para darme un abrazo fuerte, el cual desde hacía tiempo necesitaba. Suspiré, pensando en todas las posibilidades.

-¿Por qué no me lo dijiste? –preguntó con voz mesurada.

-Porque… -suspiré -. Bueno, se lo había prometido a Justin –me alejé de ella para mirarla a la cara -, y tenía miedo.

-¿Qué miedo podrías tener de mí? –achicó los ojos.

-De que te involucrara en todo esto.

Lost | Adaptada | Justin Bieber y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora