Delfín

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Aunque estaban bastante acostumbrados a madrugar por sus sesiones de entrenamiento matutinas, aquel día era especial, aún brillaba la luna azul de Plejadë en el cielo cuando Libertas les despertó sin ser demasiado delicado, simplemente cogió el sistema de noticias que usaban para comunicarse o avisar de cualquier suceso.
-¡Arriba panda de imbéciles! Vuestras naves ya están listas para salir, así que más os vale que os deis prisa en prepararos. -Gritó a través de éste.
-Joder, no se podía quedar callado el pajarito. -Spica, que acostumbraba ya de por sí a levantarse de mal humor había superado su récord, Se recogió el pelo en su característica y larga coleta y salió de la habitación aún en pijama, no se había dado cuenta.
En el comedor se habían reunido todos, Libertas, se había tomado la molestia, si podía llamarse así de hacerles el desayuno, había sacado la leche y ya. Antares, al llegar suspiró y se puso a preparar los desayunos de todos y cada uno con ayuda de Kaus
-¿Qué haces? No tenéis tiempo para poneros a cocinar. -Les contestó Libertas con su cara de pocos amigos.
-Mira, tío, esto no es la banda de Altair ¿vale? Aquí me preocupo por que todos mis compañeros se alimenten bien y más si nos vamos a entrenar. Así que te esperas. -Le contestó sin mirarle preparando las bebidas del desayuno para los dieciséis que eran ahora en Milky Way. La sala se fue llenando poco a poco con todos los miembros de Fallen Stars, o al menos con lo que quedaba de ellos después de haber dormido poco más que un par de horas
-Spica... Llevas el pijama puesto. -Se rió Mali, a lo que su amiga respondió con un gruñido mientras se levantaba para ir a cambiarse de ropa.

Nada más acabar y estar todos preparados, se separaron en equipos para montar en las correspondientes naves.
-Recodad que no tenéis todo el tiempo del mundo, el límite serán dos semanas cómo os dije pero cualquiera que tenga el visto bueno de sus profesores antes de tiempo que vuelva, cuanto antes estéis preparados menos tiempo les damos a Cassiopea para preparar un ataque a algún clan ¿os ha quedado claro?
Todos asintieron en respuesta, por mucho que estuvieran acostumbrados a estar de misiones desde que Rigel les había acogido bajo su mando gran parte de ellos tendía a ponerse nerviosos antes de emprender alguna nueva. Cada grupo arrancó sus naves saliendo de una en una hacia sus respectivos clanes.
-Oye, Risha, Elnath y Cástor aún no te han enseñado nada sobre pilotaje ¿verdad? -Preguntó Tegmine nada más salir de la barrera de Milky Way
-Pues... La verdad es que no. Contestó ella desde su asiento.
-Es el momento perfecto entonces. -Sonrió ella. -Tares, déjale el sitio del copiloto a Risha, que le voy a enseñar un poco.
-Ten cuidado con ésta. -Se levantó de la silla para ponerse en una de las traseras dejando a la muchacha ocupar su sitio.
-Bueno, antes de nada, te enseñaré las palancas y botones, manejar el volante igual en otro momento. Primero ¿ves esa pantalla con un punto que parpadea? Es el mapa de navegación, tiene abajo unos botones, es para introducir las coordenadas del destino al que vamos, escribe primero latitud sur cuatro grados y veinticinco minutos, longitud oeste ciento cincuenta y un grados cincuenta y tres minutos, esa es la dirección del Clan del Delfín.
-¡Entendido! -Marcó en el teclado las coordenadas que le habían dado y acto seguido el punto brillante se convirtió en una flecha que señalaba el sudoeste.
-Perfecto, ahora vas a meterle el turbo a velocidad máxima, para ello tienes que pulsar estos tres botones para que se enciendan las luces, digamos que la nave tiene como cuatro limitadores de velocidad, pues hemos quitado tres con los botones, así podemos ir bastante rápido pero no a velocidad supersónica ¿Entiendes?
-¡Sí! -Sonrió con energía desactivando dichos limitadores haciendo así que la nave acelerarse bruscamente.
Un par de horas más tarde llegaron a la localización, aparentemente no era más un un punto aleatorio en medio del mar.
-Y ahora, hay que proteger la nave. El botón para activar los escudos antipresión está en esta zona de botones ¿ves que son todos azules? Pues es el que está en medio, así no habrá problema hasta que entremos en la protección del territorio del Clan del Delfín y su cámara de aire.
-Espera, has dicho... ¿Aire? -Antares parecía muy aliviado al oír eso.
-Sí ¿no lo sabías? Las ciudades del Clan están protegidas por una burbuja, es como encontrarte un pedazo de tierra firme bajo el mar. -Contestó ella.
-Menos mal... Odiaba la idea de pasarme dos semanas bajo el agua sin tener si quiera un respiro.
-No seas quejica, no es para tanto. -La nave se hundió en el océano, gracias a los escudos el manejo era bastante más fácil de lo que podían esperar ya que no estaban en una zona de corrientes. -Mirad ahí al fondo, eso es Daulaphinia, la capital del Clan del Delfín. -Señaló una ciudad rodeada por montañas submarinas.
-Hemos tardado muy poco. -Sonrió Alrisha acomodándose en el asiento.
-Aterrizaremos detrás del palacio, será lo más cómodo. -Comentó acelerando la nave hasta llegar al lugar en cuestión, sin embargo fueron repelidos por la barrera.
-Vaya, parece que no es sólo una cámara de aire. -Antares se levantó del asiento acercándose al cristal. -A Cástor le encantaría ver algo así. -¡Oh! Está saliendo alguien de palacio. -La muchacha en cuestión alzó la mano hacia la barrera y al instante, ésta absorbió la nave, como si tuviera vida propia, ella les esperaba sin inmutarse, al salir los tres de la nave se les acercó.
-Vosotros debéis ser Tegmine, Antares y Alrisha. Libertas me avisó de vuestra llegada. -La joven les miraba con sus ojos turquesa sin pupila, su cabello azul marino que a medida que se acercaba a sus talones se volvía de un aguamarina intenso caía por su espalda, gran parte de su rostro y brazos estaba surcado por escamas, llevaba las orejas tapadas pero se podían ver varios picos que sobresalían. Llevaba un vestido muy vaporoso hasta los tobillos de color azul oscuro con un chal de una tonalidad algo más clara e intensa.
-Asumo que sois la princesa Sualocin ¿Verdad? -Respondió Tegmine.
-Así es, aunque en verdad soy la reina, aunque en mi clan me llaman Sacerdotisa. -Sonrió suavemente. -Seguidme, os llevaré a las habitaciones, aunque seguramente estéis muy cansados no podemos permitirnos un descanso tan pronto, Libertas me ha contado la situación, no sabía que era tan grave así que en seguida comenzará la primera fase. -Les guió por un pasillo hasta pararse frente a una puerta. -Esta habitación y las dos de en frente serán las vuestras. Imagino que tendréis trajes submarinos y algo para respirar bajo el agua ¿no? Vosotros dos lo necesitaréis tener puesto ya mismo. -Señaló a Antares  y Tegmine. -Tú entrenamiento será un poco diferente pequeña Alrisha.
-S-sí. -Asintió algo emocionada.
-Os esperaré en el jardín para cuando acabéis. -Sin decir mucho más se dio la vuelta marchándose.
-No es muy... Agradable ¿eh? -suspiró Tegmine.
-Bueno, no nos conocemos de nada, igual sólo es tímida ¿no crees? -Contestó la menor de los tres que siempre veía lo bueno en todo el mundo.
-Eres muy inocente, enana, eso en una batalla te puede costar la victoria. -Suspiró Antares.
-Venga, Tares, a vestirse. -Apremió Tegmine. 
-Que sí, que sí. -Suspiró cerrando la puerta de su habitación para cambiarse saliendo poco después con el traje negro de neopreno listo para el entrenamiento mientras se iba hacia el jardín, intuía que tendría que salir de la ciudad y no le hacía gracia, quería irse de allí cuanto antes. Los tres se reunieron junto a la reina quien se encontraba acompañada por dos doncellas.
-Vendadles los ojos. -Ordenó. -Alrisha, voy a llevarles a su lugar de entrenamiento, puedes esperar aquí, volveré en seguida. -Detrás de ellos había una pequeña nave, parecía simplemente de paseo, no era como las de Fallen Stars que se encontraban perfectamente equipadas para cualquier cosa que pudiese pasar, los cinco subieron quedando la pequeña en el jardín del castillo sola. 

Fallen StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora