Princesa glacial

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Mientras en la base de Milky Way todo estaba tranquilo y los que estaban allí aprovechaban para descansar había parte del grupo que no tenía esa misma suerte. Se encontraban en medio de una ventisca, en el territorio del clan de los Osos, había una disputa entre las dos princesas, Alioth, la mayor y Polaris, la menor y actual gobernadora del clan, tenían que solucionarlo antes de que llegaran a una guerra entre los apoyos de cada una.

-¿Es que esta ventisca no va a acabar jamás? -Mali, la princesa del clan libra encabezaba la marcha, odiaba el frío con todas sus fuerzas. -Se me están helando hasta las coletas.
-Venga, Mali, ya queda poco para alcanzar la capital del clan, además no está tan mal ¿Recuerdas cuando tuvimos que pasar las pruebas de Regulus para ver si se unía a nosotros? Aquello fue mucho peor. -Se rió un joven castaño de pelo largo.
-Aquello fue horrible... -Habló un tercero casi en un susurro, no le gustaba demasiado hablar
-Pero si fue muy divertido, Kaus. -El único que no parecía afectado por la ventisca era un joven de aspecto delicado y cabello de varios tonos entre blanco, azul y lila, lo llevaba por encima de los hombros, parecía una damisela.
-Hermano, tienes un extraño sentido de la diversión. Pasar por una cuerda floja en el cráter de un volcán no fue para nada divertido. -Contestó su gemelo mirando en el mapa holográfico de su reloj cuánto faltaba por llegar.
-Por ahí se ve una luz. -La última integrante del grupo señaló, apenas se podía ver, pero sí que esa luz se filtraba entre la nieve.
-El clan de los osos tiene un enorme faro que usan en casos como éste para dirigir a los viajeros hacia la capital y evitar que se pierdan, sigamos la luz. -El joven castaño movió su rumbo hacia el faro. -Capricornius, la nieve es muy densa, necesitamos tu ayuda.
De la capucha del joven se asomó una pequeña cabra.
-Contad conmigo, podéis usar a los demás para que os ayuden.
Los seis miembros del grupo invocaron a sus respectivos dioses: Capricornius, Libra, Sagittarius, Gemini y Virgo. La cabra, tomó la delantera embistiendo la nieve con sus potentes cuernos mientras que los demás iban con sus dioses para así alcanzar la ciudad, sin embargo, una pared invisible les detuvo haciendo que los dioses desaparecieran de golpe, sus protegidos cayeron, por fortuna sobre la nieve.
-¿Qué ha sido eso? -Se quejó Mali poniéndose en pie, aquello no le gustaba un pelo.
-Parece una barrera de protección. -Algedi se acercó a ella cerrando los ojos, no podía verla pero sentía la energía.
Al otro lado de la pared dos hombres muy altos y toscos les observaban. Tenían el pelo blanco e iban vestidos con pieles, uno portaba un hacha mientras el otro apoyaba una mano sobre la empuñadura de su espada.
-¿Quiénes sois? -Preguntó el espadachín con gesto serio y solemne.
-Somos de Fallen Stars, venimos a ver a la Princesa Polaris. -Dijo Mali poniéndose al frente del grupo, era la mejor con la palabra, sin duda alguna, en el Clan Libra eran buenos diplomáticos y mediadores.
-¿Cómo podemos creer que no sois de Cassiopea? -El hombre del hacha parecía dudar.
-Si fuéramos de Cassiopea habríamos intentado encontrar una forma de en Wagemich sin ser vistos para atacar ¿No creéis?- La joven se mantenía sosegada, con una tranquilizadora sonrisa en los labios. -Pero si no nos creéis dejad que os enseñe a mi diosa ¿Será suficiente?
Ambos asintieron esperando la invocación. Mali se separó de la barrera e hizo brillar el broche con forma de balanza que llevaba bajo la capa que le servía de abrigo.
-Líbrida. -Susurro de forma apenas perceptible haciendo que una mujer de unos tres metros apareciera detrás de ella, tenía el cabello de un tono verdoso, llevaba una túnica griega de color blanco inmaculado y con una de las manos sujetaba una balanza.
-¡Es Libra, la diosa de la justicia! -Corearon los hombres, sabían que la guardiana de Libra no era miembro de Cassiopea. Mali hizo que desapareciera.
-Entonces podemos pasar ¿Verdad? -La muchacha se volvió a acercar a la barrera. Al instante se abrió un hueco en ésta permitiendo la entrada al pequeño grupo, librándose así de la dichosa ventisca.
-Por favor, si son tan amables, les conduciremos al castillo. Ya hemos informado a Lady Polaris de su visita. -Los dos hombres emprendieron el camino entre las heladas calles de Wagemich para llevar a todos hacia palacio. Una vez allí, los guardias que custodiaban la puerta les dejaron entrar.
-Nosotros tenemos que volver a custodiar la barrera, Lady Polaris les espera en la sala del trono que hay al final del pasillo subiendo las escaleras. -Los dos guardas les dejaron con una reverencia mientras que ellos seguían sus indicaciones. En la puerta de la sala del trono un guardia les mandó esperar mientras anunciaba a la princesa su llegada.
-Milady os espera. -Se apartó agachando la cabeza para dejarles entrar. En el trono había una muchacha sentada, parecía una niña y probablemente no fuera mucho mayor que la pequeña Sadalsuud. Su cabello blanco se volvía azulado según se aproximaba a sus caderas, en el lado derecho tenía una coleta adornada con detalles que parecían carámbanos de hielo. Su rostro era inexpresivo, pero sus ojos azules lo transmitían todo. A su lado se encontraba sentado un señor de barba blanca y poblada, escaso pelo en la cabellera que se mantenía en pie con un bastón de madera.
-Bienvenidos al Clan del Oso, soy Polaris, la princesa, él es Kochab, fiel consejero de la familia real del clan desde que se formó. Vosotros debéis ser, Lady Spica del Clan Virgo, Lady Zubenechamali del Clan Libra, Lord Póllux y Lord Cástor del Clan Géminis, Lord Algedi del Clan Capricornio y Lord Kaus del Clan Sagitario ¿me equivoco?
-Así es, Lady Polaris, es un honor estar aquí. -Contestó Mali.
-¿A qué se debe vuestra visita? -Preguntó el anciano.
-Hemos oído que a la muerte de la reina Yildun y el rey Megrez ha habido un enfrentamiento entre las dos princesas del clan.
-Así es. -Respondió la pequeña. -Yo soy la menor de las dos hermanas, pero mis padres me dieron a mí el trono porque además, puesto que al casarse ambos, el Clan de la Osa Menor y el Clan de la Osa Mayor se unieron en uno no querían dividirlo de nuevo.
-Entiendo... Asumo que Lady Alioth no acepta que vos seáis la reina del clan.
-Sí. Los seguidores de mi padre, antiguos miembros del Clan de la Osa Mayor no aprueban que yo, la menor de las hermanas quien además he heredado de mi madre los rasgos de la gente del Clan de la Osa Menor sea la gobernante, sin embargo, los seguidores de mi madre no aceptaban que Ali subiera al trono en mi lugar. -Explicó con pesar.
-Lady Polaris. -Algedi se puso al lado de su compañera. -¿Puedo preguntaros por qué siendo Lady Alioth la mayor de las dos sus difuntos padres decidieron que vos fuerais la heredera?
-Verá, Milord. -El anciano Kochab carraspeó. -Lady Alioth será la mayor de las dos hermanas, pero ni en un millón de años estaría preparada para reinar. Es egoísta y caprichosa, trata a las personas como simple ganado, a pesar de ser la elegida de la diosa Ursa Major no ha madurado, sólo piensa en su propio interés, alguien como ella no puede gobernar un clan y menos uno con las condiciones tan extremas como el Clan del Oso.
-Comprendo. -Contestó el joven.
-Yo quería que Ali me ayudara, fuera mi consejera, pero se marchó corriendo en cuanto supo que no iba a ser la reina.
-¿Sabéis dónde se encuentra? Igual podríamos hablar con ella. -Cástor parecía tener un plan.
-No, lo desconozco. -Negó con la cabeza. -Pero viene todos los días a amenazarme con que le de el trono antes de que me arrepienta, así que no creo que tarde mucho en venir hoy también. -Suspiró. -¿Puedo preguntaros por qué os involucrais tanto en esto?
-Cassiopea aprovecha estás situaciones para captar miembros, es posible que su hermana sea un objetivo...
En ese momento la puerta se abrió de golpe dejando que una muchacha rubia entrara en la sala, tenía los ojos rojos y su peinado era similar al de Polaris.
-Hermana... -Dijo la princesa con pesar.
-Laris. Vengo a darte la última oportunidad de rendirte y darme a mí el trono. -Se puso frente a ella empujando a Spica para que dejase espacio haciendo que la pelirroja aguantara las ganas de pegarle una bofetada.
-¡No! Ali, por favor, escúchame... Te lo pido. -Se levantó del trono queriendo acercarse a su hermana, no quería que aquello siguiera así, necesitaba solucionarlo.
-No tengo nada que escucharte, Laris. Era la última oportunidad.
Spica se puso delante de ella clavando sus ojos heterocromáticos en los rojizos de la joven.
-Vamos a ver. -Parecía furiosa. -¿Tú crees que esa es forma de comportarse para una reina? -Tenía los puños apretados y su ojos de color zafiro y esmeralda ardían de rabia. -Das asco. Tu padre eligió a tu hermana por algo.
-Pero bueno ¿Quién te crees que eres para hablarme así? Si no tienes más que aspecto de vagabunda. -Dijo Alioth mirando a la pelirroja por encima del hombro, le resultaba repulsivo.
-Ya veo, así que te da asco que sea una vagabunda ¿eh? -Dijo fingiendo ser lo que ella había dicho.
-Por supuesto, no quiero que alguien así se me acerque. -Se cruzó de brazos.
-Soy Spica, reina y elegida del Clan Virgo. -Contestó seriamente, iba a cantarle las cuarenta a esa niñata.- ¿De verdad crees que alguien que menosprecia a sus súbditos simplemente por no ser de clase media, alguien que usa el pacto con su diosa para simplemente mostrar su fuerza está preparada para reinar?
-¡Claro que sí, soy la mayor de las dos! -Se quejó apartándose el pelo del hombro con la mano.
-¡La edad no tiene nada que ver en esto, maldita niñata! -Spica, quién siempre estaba sosegada gritó, no aguantaba a alguien así, no podía con ella. -Puedes ser la mayor, la pequeña o lo que tú quieras, pero eso al reino le va a dar igual, lo único que quieren es alguien que cuide de ellos, vea que sus necesidades son importantes, alguien confiable, sabia, fuerte, amable ¿tú puedes garantizarle a tus ciudadanos un ápice de alguna de las cosas que he dicho? Lo dudo. Sólo te importa el poder.
-¿Qué sabes de mí? -Algo en ella le decía que tenía razón pero no quería aceptarlo.
-Lo suficiente. Si de verdad quieres el trono, demuestra a tu hermana que eres merecedor de él. Pero no vengas exigiendo. -Dicho aquello volvió con sus compañeros dando por acabada la conversación. Alioth, profundamente ofendida por el discurso de Spica se giró saliendo de la sala agitando su capa.
-Spica, creo que te has pasado. -Suspiró Algedi, su mejor amigo.
-Alguien tenía que ponerle los puntos sobre las íes a esa princesucha. No puedo permitir que alguien así esté al mano de uno de los grandes clanes de Plejadë. Sólo espero que consiga entender bien lo que tiene que hacer.
-No estoy muy segura de ello, mi hermana es muy terca y cree que siempre tiene razón. -Hizo una inclinación con la cabeza. -Pero gracias por tu gesto, lo agradezco enormemente.

Fuera del castillo, Alioth daba una patada a la nieve, no podía quitarse de la cabeza las palabras de Spica, no tenía razón, sabía que no la tenía, ella era la que sabía cómo eran las cosas y sabía que era la perfecta para gobernar los dos clanes. Mientras estaba enfurruñada por lo sucedido una figura bastante pequeña apareció, tenía una túnica morada con una "W" en la espalda, era un miembro de Cassiopea.
-¿Qué quieres? -Preguntó mirándole con superioridad.
-Tranquila, princesa Alioth, no soy tu enemigo. -Habló el joven. -Soy uno de los generales de Cassiopea, mi nombre no es relevante en estos momentos. Vengo a ayudarte.
-¿Ayudarme? -Ladeó la cabeza. -¿Cómo alguien como tú podría ayudarme?
-Bueno, se que no ves justo que tu hermana sea la heredera cuando tú eres la mayor, te has esforzado para ser la reina y desprecian tu esfuerzo así ¿me equivoco?
-No, para nada. Laris cree que ella debería reinar pero debería hacerlo yo, soy mejor que ella, soy más fuerte que ella. No es justo.
-¿Y si te ofreciera la posibilidad de demostrarle a tu hermana que eres capaz de gobernar mil veces mejor que ella?- Dejó escapar una suave risa.
-¿De verdad? -Aquella conversación empezaba a captar su atención.
-Claro que sí. Únete a nosotros, Cassiopea te dará todo lo que necesites, te haremos fuerte, podrás tener soldados a tu cargo y si juntas a eso todos los miembros del antiguo Clan de la Osa Mayor podrás aplastar a cualquier persona que se te oponga, incluso si es tu hermana Polaris, nadie se atrevería a ponerte un dedo encima ¿no suena bien? 
Alioth le miró con decisión en sus ojos color sangre.
-¡Acepto! Llévame a Cassiopea, le enseñaré a Laris de lo que soy capaz. 
-Así me gusta, princesa. -Le tendió la mano y, en el momento en el que ambos se tocaron desaparecieron.

Mientras Cassiopea ganaba un nuevo miembro, los miembros de Fallen Stars intentaban confortar a la princesa.
-Sé que esto no va a acabar bien, tengo miedo... -El azul de sus ojos se tornó triste, ella sólo quería estar bien con su hermana mayor, pero parecía que los dioses no estaban por la labor de dejar que aquello sucediera.
-L-Lady Polaris... -Kaus, quien debido a su timidez se había limitado a guardar silencio se acercó a la princesa, la cual había abandonado el trono y se encontraba sentada en los escalones, al lado de los chicos. -Igual ahora lo veis todo perdido.  Yo no sé que es tener hermanos porque no he tenido nunca una buena relación con mi familia, pero he acompañado a varios de mis amigos en misiones en sus clanes y se que todo va a ir bien, la familia siempre se sobrepone por encima de todo, de verdad que no tenéis por qué preocuparos, todo saldrá bien, estoy seguro de ello.
-Vaya, parece que nuestro tímido Kaus ha sido capaz de hablar contigo varias frases enteras. -Algedi se rió con suavidad, era como su hermano mayor y se sentía orgulloso cuando su protegido hablaba con alguna persona.
-Aprecio mucho que intentes animarme, Kaus. -Polaris mantenía aún su rostro impasible, pero sus ojos comenzaban a albergar esperanza gracias al muchacho.
-No me gusta ver a la gente triste... Y Lady Polaris es nuestra amiga, así que con más motivo. -Aquella muchacha le inspiraba confianza y se sentía cómodo hablando con ella.
-¿Amiga? -Ladeó la cabeza. -Yo nunca he tenido amigos, sólo he tenido a Ali...
-Pues ahora nos tienes a nosotros seis. -Sonrió Mali dándose una palmada en el pecho. -Y si vienes en algún momento a Milky Way podrás conocer a los demás y tener aún más amigos. 
-¿Ir a Milky Way? ¿Podría ir a Milky Way y pelear a vuestro lado como miembro de Fallen Stars?-Su voz dejaba ver que aquello le hacía ilusión.
-¿De verdad estáis segura de querer hacerlo? -Habló Cástor. -Es duro no poder volver a tu Clan siempre que lo deseas.
-¿No podría volver? -Musitó apenada.
-Milky Way es una base que se encuentra oculta, cuantas más veces salgamos y entremos más fácil tendrá Cassiopea encontrarnos. -Explicó Spica.
-Ya veo... Entonces igual debería quedarme en Waemich. -Bajó la cabeza apenada.
-Lady Polaris. Cassiopea se está haciendo muy fuerte, vos sabéis de estrategia en batalla, sabéis pelear y sois una experta en magia de hielo. Es muy probable que si vais con ellos seáis de gran utilidad a los miembros de Fallen Stars. -Kochab se acercó a su princesa. -Yo cuidaré del palacio en su ausencia.
-¿De verdad harías eso por mí, Kochab? -Se levantó de golpe emocionada.
-Por supuesto. -El anciano asintió sonriente, había visto crecer a aquella muchacha y quería verla feliz a toda costa. -Lo mejor es que ahora no salgáis hacia Milky Way, la ventisca aún sigue sin amainar y necesitaréis descansar, pediré que hagan algo de cenar para todos.
-Una fiesta con amigos...- Parecía feliz por ello, seguramente sería su primera fiesta. -Voy a llevaros a las habitaciones. -Sin ver si iban tras ella comenzó a caminar hacia uno de los pasillos. -Mirad, mi habitación es esa del fondo, y las tres que hay al lado están libres, tienen dos camas cada una. -Dijo abriendo una de las puertas. Dentro, para sorpresa de todos se encontraba Póllux saltando sobre la cama, era tan blandita que le encantaba.
-¡Hermano! -Cástor se enfadó al verle ahí, a veces era como un crío. ¿Cuándo has salido de la sala del trono? 
-Es que no me gustan las peleas familiares, no quería verlo así que me fui. -Sonrió con inocencia.
-Pero no puedes ir a habitaciones ajenas, Póllux... -Suspiró, su hermano le podía.
-No pasa nada, podéis quedaros esta habitación vosotros dos si queréis. -Contestó la anfitriona.
-Entonces yo dormiré con Spica. -Sonrió Mali cogiéndola del brazo
-Pues yo con Kaus. -Añadió Algedi.
-Perfecto. -Polaris dejó que se pusieran cómodos. Los criados llevaron a las habitaciones algo para que usaran para dormir y después se fueron para preparar la mesa.


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