XXXVII: Guardián de los Secretos

Start from the beginning
                                    

—No tengo nada que reclamar. No tengo nada que decir. Me alegra que volvamos a estar juntos, ¿a ti no?

—Oh, ¿te parece que somos una bonita familia reunida? Porque, si es así, tienes un concepto muy retorcido de lo que es una familia.

—No creo ser capaz de tener una familia que no sea retorcida, Hizashi.

Hizashi bufa y después se larga a reír tan fuerte que debería despertar hasta a los muertos.

Y ríe por no llorar ante semejante declaración tan cierta.

Aquel día se esfuma con velocidad, consumido por una noche calurosa que parece poder derretir las pieles. La mañana siguiente, Hizashi y Tsunagu observan, al margen, como Shinso y Kendo separan el dosel de la cama, revelando la figura inmóvil de Katsuki sobre ella. Las colchas y las sábanas son de terciopelo color uva, pero son una ironía irrisoria, porque el cuerpo de Katsuki está todavía destrozado.

Parado ante el pie de la cama, Endeavor contempla la escena.

—El equipo de Magias dijo que no había ningún problema con el sello de la montaña. Lo que permitió a Bakugou salir, fue otra cosa, y quiero saber qué. ¿Por qué no has podido dar con una respuesta, Shinso? —inquiere el caballero de fuego, viendo con los ojos entornados a la Sombra.

Shinso le regresa una mirada calma.

—Me encantaría poder darle una respuesta, caballero, pero me temo que, de momento, no he podido dar validez a ninguna de mis teorías. Si el sello hubiese sido deshecho directamente, los Magias lo habrían detectado. Pero el sello sigue ahí, intacto, lo que significa que, lo que sea que le permitió a Bakugou salir, fue algo que sencillamente invalidó el sello durante un momento, el tiempo suficiente para que él escapara. El problema con eso es que se habría necesitado de una magia terriblemente poderosa para lograr algo así, porque el sello tiene magia muy antigua. Se habría requerido de algo igual de antiguo para combatirlo. Y... —sus ojos viajan brevemente hacia los dos Señores que están de pie detrás de Endeavor—, no hay muchos que puedan vivir tanto.

Endeavor frunce el ceño.

—¿Me dices que nuestros únicos sospechosos son aquellos que puedan haber vivido tanto como el sello?

—La magia antigua se combate con magia antigua —aclara el Jefe del Equipo de Investigaciones—, un Sangre Vieja también podría haberlo hecho, pero me temo que no logro pensar en alguno que tenga el poder, el conocimiento y las motivaciones suficientes como para hacer algo así.

—¿Y quién se te ocurre?

Shinso vuelve a mirar a los Señores. Endeavor entorna los ojos y observa por encima de su hombro. Tsunagu se tensa. Hizashi le devuelve la vista, muy relajado, lo que irrita aún más al caballero.

—¿Así que sospechas de otro Señor?

—No quiero señalar culpables. Pero es mi trabajo agotar las posibilidades.

—No fuimos nosotros —Tsunagu es rápido en defenderse, pero eso le gana una llamarada alebrestada por parte de Endeavor, lo que le hace encogerse en su sitio. Hizashi no reacciona.

—Hablarás cuando se te diga que hables —gruñe el caballero—. ¿Quizá a ambos les entró el remordimiento por lo ocurrido hace 400 años y decidieron redimirse liberando a Bakugou?

—Gran Señor —responde Hizashi con la misma impasividad que ha estado manteniendo desde hace un rato. Como si ya nada le pudiera preocupar demasiado—, eso sería asumir que existe forma alguna para que nosotros nos redimamos. Le he traído a Katsuki. Lo he hecho. He cumplido. Yo siempre he cumplido con lo que se ha pedido de mí.

Mi Señor de los DragonesWhere stories live. Discover now