Mina: Y-yo... - la voz no le salía, no quería decirle, no quería que la coreana supiera que eligió darle la oportunidad a su mejor amiga en vez de luchar por ser feliz con ella.
Pero Chaeyoung no estaba tan lejos de ese sentimiento de culpabilidad, tenía que decirlo, tenía que ser afrontar la situación.
Sin querer, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y esta vez no hizo nada para ocultarlas.
Chaeyoung: No pude, Mina... perdóname - murmuró bajando la cabeza.
Mina: ¿No pudiste? ¿Qué no pudiste? - preguntó confundida, ¿qué estaba pasando?
Chaeyoung: No pude terminar con Rosé... m-me dió culpa - admitió y el cuerpo de la castaña se puso rígido.
No sentí nada, fue como si el alma de su cuerpo salió huyendo y sin querer una rabia irracional la invadió.
Celos.
Mina: Yo amo a Tzuyu. - dijo con la voz firme sin pensarlo y la coreana la miró de inmediato - lo que pasó entre nosotras fue un gran error, me arrepiento de que hayas sido la primera en mi vida - cada palabra que pronunciaba iban con tanta frialdad rasgando el corazón de la pequeña - ¿creíste que yo iba a dejar a mi novia por un polvo con una chica que ni siquiera estaba en sus cinco sentidos? ¡Eres una drogadicta! - exclamó y se detuvo un momento para ver como su contraria la miraba con dolor, con sus mejillas empapadas de lágrimas, ya no había vuelta atrás - yo no cambiaría a Tzuyu por una persona como tú, Chaeyoung y lo que dije, fue una mentira, no te amo y jamás te amaré, grábatelo en la cabeza - escupió sus palabras.
Chaeyoung: Y yo sintiéndome mal por no poder alejarme de Rosé cuando de la persona que debía alejarme era de ti, ¿cómo fui tan ciega? - rió irónicamente entre lágrimas.
Mina: ¿Qué se siente haber sido un juego para mí? - preguntó con una sonrisa extraña.
«¡Cállate, maldita sea!» gritó el subconsciente de la japonesa.
Mina: Eso fuiste, Chaeyoung, un juego - siguió rompiendo el corazón de la menor - admitió que me confundiste, pero vamos, sólo sirves para dar sexo y ya porque en el amor eres una mierda, alguien tenía que decírtelo - «Mina, cállate» repetías su subconsciente, pero la japonesa no iba a detenerse - me das asco, Son Chaeyoung, no podía seguir con esta farsa... eres un desastre, por eso te quedas sola, por eso tu mejor amigo murió de una maldita bal... - no pudo terminar de hablar ya que la mano de la coreana se estampó contra su mejilla dándole vuelta la cara.
«Bien hecho, Myoui, la cagaste.» se dijo a sí misma.
Chaeyoung: ¡TE PUEDO PERMITIR QUE ME TRATES COMO LA MIERDA PERO JAMÁS VUELVAS A HABLAR DE MI MEJOR AMIGO! - le gritó entre lágrimas.
Mina aún acariciando su mejilla se levantó de su cama y salió sin más de la habitación. Una vez afuera, se apoyó contra la puerta y se desmoronó por completo. Comenzó a llorar con fuerza y desesperación mientras escuchaba los gritos desgarradores de Chaeyoung en el interior del cuarto.
¿Por qué tuvo que decir eso? ¿Por qué no pudo ser sincera? ¿Por qué tuvo que dejar que los celos la controlaran?
«¡Porque eres una inútil!» gritó su subconsciente.
Unos brazos la rodearon con fuerza y Mina se acurrucó en el pecho de esa persona sin siquiera hacer el esfuerzo de ver de quién se trataba.
Momo: Minari, ¿qué pasa? - preguntó preocupada al ver el estado de su amiga.
Mina: Soy una idiota, Momo, abrázame... - suplicó con la voz totalmente rota y se aferró con fuerza al cuerpo de su amiga.
Momo: ¿Pero que sucedió? - preguntó acariciando la espalda de la menor.
Mina: La perdí... - susurró.
La alta escuchó sollozos al interior de la habitación y entendió todo.
Momo: Oh, cariño... - susurró y abrazó más el delgado cuerpo de la japonesa.
Luego de unos minutos, Momo la llevó a la habitación de Dahyun y entre ambas intentaron animar a una destrozada Mina.
Mina: Perdóname, Chaeyoungie... - susurró entre sollozos antes de caer dormida en la cama de Momo.
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