CAPITULO IV

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- Quiero que renuncie...

Al decir aquello el ni siquiera me miro simplemente observaba por la ventana.

- No entiendo señor...- dije tratando de sonar preocupada.

- Por favor se que la mandaron a usted por que me es difícil despedirla - lo dijo frío.

- Bien, enserio cree que me iré, usted lo dijo le es difícil despedirme pero eso es uno de los privilegio no, yo no me iré necesito este trabajo - mentí.

- ¿Por que? - pregunto volteando se para mirarme.

Chasquee la lengua esto era mas difícil de lo que creí, que seria lo que habría dicho Caliza ahora.

- Señor su esposa esta aquí subirá en unos momentos - me salvo en contestador y la voz de la joven secretaria.

Su rostro pareció cambiar de la seria a una preocupada y feliz al mismo tiempo.

- Hablaremos mas tarde puede retirarse - dijo.

Volví a mi cara seria y simplemente me voltee para irme de su oficina.

- Espere, señorita Rosa - llamo cuando mi mano estaba en el pestillo.

- Si que mas desea - pregunte sin voltear.

- Pido disculpas por mi comportamiento.

Hace unos momentos me trato fatal y ahora me pide disculpas no entiendo a este hombre.

- No se preocupe - dije y salí de ahí.

Cuando salí de la oficina empecé a recordar como era antes, era como él, tenia dinero pero me preocupaba mucho el bienestar de otros y lastimar no me gustaba lastimar a los demas.

- Esta bien señorita - dijo la secretaria.

- Si, solo algo cohibida - dije.

En ese instante se escucho el elevador y de el salio una mujer con vestido rojo pelo castaño ondulado con lentes negros cubriendo su rostro resaltado con un labial del mismo color del vestido.

- Ya llego - dijo la joven secretaria.

- Buenos días Angélica - dijo ella mientras se sacaba los lentes negros mostrando unos ojos color caramelo - y tu quien eres - dijo mirándome de arriba y abajo.

- Buenos días señora Wright soy Rosalia Moore Scott - me miro de mal gusto y simplemente me ignoro.

Arrojo su bolso fino y lentes negros a Angélica y entro a la oficina del Sr. Daniel.

- Esa mujer - dijo furiosa Angélica colgando en bolso y colocando los lentes en un lugar seguro - es una...

- Tranquiliza te - dije-  enserio es una mujer muy bonita.

Ella me miro y luego respondió

- Lo sera pero tiene muy mal carácter esa mujer destruye día a día al Sr. Daniel.

Yo mire la puerta y me pregunte como seria si yo igual me hubiera casado.

Perdida en mis pensamientos me fui a sentar nuevamente a los sillones sin darme cuenta que una mujer se sentó a mi lado.

- Si cariño espero a Emili tu sabes iremos de compras - dijo sonriente - si te quiero no veremos en la noche, besos.

Al darme cuenta de esa voz voltee la cabeza y era mi hermana guardaba su teléfono celular.

Volteo a verme y solo miró al frente nuevamente sin saludarme, me pare de mi lugar y corrí al baño en mi cabeza solo pasaban imágenes de los días que pasaba con mi hermana y como ella término casándose con mi prometido.

Me molestaba estos recuerdos, porque de todo lo que perdí tuve que conservar mis recuerdos.

Me mire al espejo - porque - y nuevamente ahí estaba la causa de mi nueva vida.

Salí del baño un poco mas calmada y volví a sentarme junto a mi hermana la cual no me conocía.

Mientras ella estaba ahí lo único que hacia era retocarse el maquillaje y hablar por teléfono en base a chats.

Y nuevamente una llamada... Pero este tono, la secretaria y mi hermana me miraron.

Salí del lugar y fui a contestar mi celular en otro sitio.

- Kali como vas - dijo Dean a través del teléfono.

- Hola Dean la verdad es complicado mi hermana esta aquí - dije.

- En serio - se notaba preocupado - por favor no te asustes solo conserva la calma entiendes.

- Eso es lo que hago a una cosa mas conocía la esposa del Sr. Wright y realmente parece sospechosa pero no es seguro - dije cambiando de tema.

- Bien solo sigue con tu trabajo hablamos tarde - dijo y colgó.

Volví al lugar cuando la puerta se abrió y salio la esposa de Sr. Wright.

- Claudia vámonos - dijo y mi hermana la siguió como una súbdita devota.

Me quede parada no sabia la razón pero sus tacones, su caminar y el tiempo todo parecía ir despacio.

Ella recogió sus lentes y bolso volviendo a caminar y sin dirigirme una palabra choco conmigo y entro al elevador seguida por Claudia.

En unos momentos todo volvió a la realidad y simplemente corrí hacia la oficina de Daniel.

Entre y encontré un hombre molesto tumbado en su sillón de invitados y una oficina desordenada.

- Esta bien - pregunte el se levanto y me miro.

- Siento el desorden - dijo mientras se secaba las lágrimas.

Mi primer día y es un completo desastre, me acerque a el y simplemente saque un pañuelo de mi bolsillo.

- Se que es mi primer día pero creo que usted la necesita mas que yo - dije entregándole mi pañuelo.

El al verlo simplemente lo acepto y sonrió levemente

- Sabe que al regalar un pañuelo su significado es que secara las lágrimas pero llorara aun mas después - dijo mientras el pañuelo aun seguía en sus manos.

- ¡Oh! No lo sabia pero aun así creo que puede quedarse lo

- Gracias.

Nos quedamos unos momentos así en silencio no uno incomodo claro si no uno en el cual solo queríamos estar en silencio. De pronto un sonido nos saco del silencio junto a la voz de Angélica.

- Sr. Wright el jefe de ventas esta esperando en la sala de reuniones - dijo.

- Debo ir - dijo levantándose de su lugar y caminando a la salida - y srt. Rosa, gracias.

Salio del lugar y unos momentos después también yo le habían comunicado a Angélica sobre lo ocurrido y mando una limpieza hacia la oficia.

- Es hora de irnos - dijo Daniel que se encontraba un poco mejor que esta mañana.

Nos despedimos de Angélica y subimos al elevador sin esperar lo que ocurriría.

- Los sentimos el elevador acaba de averiarse, favor de esperar - oímos por la radio

Daniel trato de hacer algo pero no funciono y lo peor no había cobertura en el ascensor.

- Bueno creo que tendremos que esperar srt. Moore - dijo ya resignado

- Si eso creo - dije suspirando.

Pasamos unos 5 minutos y ni uno de nosotros dijo palabra alguna.

- Que pasa - dije cuando note que el Sr. Daniel se desplomaba en el suelo.

- No es nada solo un mareo - dijo ya sentado en el suelo.

Me acerque a él preocupada y en ese instante...

ROSTRO Where stories live. Discover now