9 - Despertar a la bestia

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ALEGRA

¡Ah no! No me dejará así otra vez, no sé por qué le he dado el poder hasta ahora pero ya no más.

Me tomo un minuto para recuperarme y subo las escaleras tras él. Entro en su habitación y se escucha el agua de la ducha correr, me siento en su cama y espero unos veinte minutos a que salga.

Sonríe de lado al verme, ni siquiera recuerdo lo que iba a decir, solo trae una toalla envuelta alrededor de su cintura. Su cabello mojado y desordenado se ve más oscuro y hace que sus ojos resalten aún más.

Entiendo que estoy jodida cuando lo tengo semidesnudo frente a mí y en lugar de pensar cosas obscenas pienso que es hermoso.

Me pongo de pie, aun mostrando seguridad aunque me desconcentró bastante su belleza.

— ¿Una ducha fría? Te llevó veinte minutos bajo el agua calmar la calentura, y en un minuto te puedo poner igual otra vez — paso mi dedo por sus abdominales, aún están húmedos y fríos, su piel se eriza ante mi contacto.

Lucas sonríe de lado y aparta mi mano suavemente.
— Lo sé, Alegra. Sé bien el poder que tienes sobre mí.

Entra en su vestidor y sale solo llevando boxers, me está provocando porque pudo perfectamente vestirse ahí dentro.

— ¿Te paseas semidesnudo frente a mí? Puedo hacer lo mismo — desato el lazo que tiene mi vestido en la cintura y cuando estoy a punto de abrirlo toma mi muñeca para que no lo haga.

— Estás jugando con fuego Alegra...

Lo miro a los ojos pero suelto mi vestido.
— Me quiero quemar.

Ata con mucha calma el lazo de mi vestido otra vez, y luego camina hacia su mochila.

— No me paseo semidesnudo frente a ti, tu entraste en mi habitación mientras me bañaba, necesito ropa — se sienta en la cama, levanta su mochila y saca unos shorts de dentro.

— ¿En el vestidor no había suficiente?

— Esa ropa está allí desde que tenía diecisiete años, ya no me sirve.

Suspiro y asiento sentándome a su lado, recuesto mi cabeza en su hombro desnudo y sus músculos se tensionan.

— ¿Sabes? Te haces el valiente y el chico rudo, pero se te nota el miedo desde lejos. No quieres besarme, no quieres tener sexo conmigo, porque tienes miedo de enamorarte de mí.

No me responde nada, el que calla otorga dicen, pero con Lucas nunca se sabe.

Me acerco a su oído, y luego de dejar una pequeña mordida en el lóbulo de su oreja susurro en voz muy baja:
— Cobarde.

Su respuesta es rápida, en un solo movimiento me sujeta por ambas muñecas y me empuja sobre la cama sin soltarme.

Está tan cerca que solo puedo mirar su boca.

Mierda, bésame de una puta vez.

Relame sus labios y se acerca un poco más, me está torturando de nuevo, pero esta vez no lo dejaré escapar. Elevo mi cabeza solo un poquito, y sin darle tiempo a retroceder junto nuestros labios por unos breves segundos.

Listo, desperté a la bestia.

Dejo mi cabeza caer hacia la cama otra vez, pero él acompaña mi movimiento buscando más, abro ligeramente mis labios cerrando mis ojos, siento la presión de sus manos en mis muñecas aflojarse y me jala para que vuelva a sentarme en la cama.

Con mucha agilidad toma mi pierna contraria y la jala sobre él dejándome sentada sobre sus piernas frente a frente. Traigo un vestido, él aún está en boxers, así que me acerco para sentirlo y… mierda, no puedo evitar que un suave gemido se escape de mis labios.

Aroma a felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora