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-¿Necesitas algo más?- le pregunta Jeongin a su madre.- ¿Quieres algo más de comer?

-Cariño, es un malgasto que yo coma más si voy a acabar vomitándolo.- responde la mujer con una sonrisa cansada.- Deberías cenar tú.

-Yo ya he cenado con los chicos.- informa sonriendo.- Chan hyung ha pedido pizza.

La señora Yang se encuentra tumbada en su cama, rodeada de todas las máquinas que necesita para vivir. Su respirador hace un ruido seco cada vez que coge aire, poniendo de punta los vellos de su hijo por lo artificial de este. Por mucho que pase, nunca se acostumbrará a ese sonido. Su tez pálida parece haber recobrado algo de color estos días, a pesar de que sigue estando demasiado delgada para el gusto de Jeongin.

-Mañana llamaré al médico para que venga a hacerte una revisión.- le informa suspirando.-Vomitas demasiado. Has perdido mucho peso estos días. Igual deberían volver a ponerte el suero.

-Quizás sí.- murmura la mujer, mirando el plato vacío de sopa que hay en su mesita de noche, sabiendo que su cuerpo no tardará en expulsarlo.- Me siento muy delgada, el suero ayudará. Aunque es muy caro.

-No te preocupes por el dinero, mamá.- responde su hijo, acercándose a recoger el plato que esta mira con tristeza. Sabe de sobra que su madre quiere ganar peso, pero que la enfermedad está destrozando su estómago y no es capaz de retener el alimento.- En la tienda me pagan bien, no es un problema.

Sonríe una última vez antes de darle un beso en la frente a la mujer, para después irse para dejarla dormir tranquila. Necesita el tiempo de descanso.

Después de dejar el plato en el fregadero, sin ganas de limpiarlo ahora, se dirige a su habitación, donde le esperan sus libros de clase para una noche de estudio. Al día siguiente tiene un parcial importante y no puede permitirse el lujo de suspender.

Se sienta en su cama con un suspiro cansado. Su teléfono se ilumina con una notificación, revelando la hora. Son las dos de la mañana y Hyunjin le desea dulces sueños. Sonríe con cansancio a la pantalla, pensando en lo lindo que es su hyung.

Le agradece la intención, pero él no va a poder soñar nada esa noche, no se piensa permitir el lujo de cerrar los ojos hasta las siete de la mañana.

Puede que a esa hora eche una cabezada de media hora antes de tener que darle las pastillas a su madre.

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-Ryujin, vamos a cenar.- anuncia Hyunjin, golpeando la puerta de la habitación de su hermana pequeña. Solo obtiene silencio como respuesta.- Voy a entrar.- anuncia, algo preocupado porque la niña no le abra la puerta con entusiasmo al instante.

La habitación se encuentra sumida en la penumbra. La única luz proviene de la lámpara que su hermana tiene anclada en la pared, que está encendida, alumbrado la figura de esta. La pequeña se encuentra sentada al estilo indio, mirando un papel que sostiene entre sus manos.

-¿Qué miras, enana?- pregunta su hermano, algo preocupado por el aura triste que parece rodear a la chica.

Se acerca a ella con pasos vacilantes. Poco a poco el objeto entre las manos de su hermana empieza a cobrar nitidez. Es una fotografía en la que salen ellos dos, más jóvenes, sonriendo entre los brazos de sus padres. No tenía ni idea de que su hermana tuviese algo así.

-Mañana hace dos años.- murmura Ryujin, levantando la vista y dejando que su hermano vea su rostro lleno de lágrimas. No hace falta que especifique que es lo que hace dos años mañana, él lo sabe de sobras.- Los echo de menos, mucho. ¿Sabías que en clase soy la niña idiota sin padres?

-Ryujin, yo... No sé que hacer.- responde Hyunjin. El chico se sienta al borde de la cama, sintiendo como las lágrimas lo atacan a él también.- Yo también los echo de menos. Intento hacerlo lo mejor que puedo, pero yo no soy ellos. No soy como mamá y papá. No sé si te estoy criando bien. No quiero que tu vida sea una mierda por mi culpa.

~The Perfect Moment~ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora