|Capitulum XXlX|

8.4K 1.1K 1.3K
                                    

JUNGKOOK.

——Ya me quiero ir. Ya me quiero ir, ya me quiero ir, ya me quiero ir, ya me quie...

—Kim JungKook, guarde silencio por favor. —mis compañeros de clase se empiezan a reír, frunzó un poco el ceño cuando siento mis mejillas arder.

—Es que ya me quiero ir. —le hago saber al profesor, quien entre suspiros prefiere ignorarme. Tonto. Recibir casi diez horas de clase no es nada agradable para un niño de siete años—. Tengo cosas más importantes que hacer. —mi profesor está a punto de explotar en cólera, pero no miento, yo tengo cosas más importantes que hacer, como por ejemplo: jugar, comer, jugar otra vez, comer otra vez, ir a explorar más allá del castillo, observar a Tae mientras estudia, acosar a Tae, mirar a Tae; creo que las últimas tres cosas son lo mismo, pero no importa.

—Una hora más. —me dice el maestro, señala el reloj, yo solo niego aburrido, aún queda una hora de clases, ni siquiera estoy poniendo atención, no entiendo nada igual. SeokJin enseña mejor.

Extraño a SeokJin, él si me comprende.

También extraño a NamJoon, pero más a SeokJin.

—¡Ya me quiero ir!. —grito en medio del silencio de la clase, el profesor cierra su libro de golpe, está mirándome feo ahora, hago un puchero y me cruzo de brazos, a ver quién gana está batalla de miradas.

• • •

Kim JungKook: un punto.

Profesor: cero puntos.

Salto alegremente por el camino que lleva a mi casa, los señores guardias están cuidando de mi, van tres pasos atrás y además amablemente están cargando mi mochila.

Solo bastó con que empezará a llorar para que mi maestro me dejara ir una hora antes, no hace falta decir que casi llora él también cuando vio las expresiones mortíferas de los guardias.

—¡Oye, Soo! —le llamo a uno de los señores guardias.

—¿Dígame, príncipe?.

—¿Es cierto que mi hermano está por regresar?.

—Así es majestad, en dos o tres días su hermano y el príncipe SeokJin regresarán a Belion. —sonrio en grande, estoy feliz ahora. Podré ver a mi hermano y a Jinnie, además, también a mi sobrino.

—¡Que genial, que genial, sí! —doy saltos más grandes de la emoción, escuchó a los guardias reír—. Debo darles un presente, un bonito obsequio. —toco mi barbilla con mucha concentración, entrecierro los ojos analizando cual regalo sería perfecto.

¿Un pan?. Mgh, nop.

¿Uno de mis juguetes?. No, no, no, absolutamente no.

¿Ropa?. Jin Hyung usa pijamas siempre, podría ser... no, no creo.

—¡YA SÉ! —aplaudo cuando por fin logro dar con el regalo perfecto—. ¡Un girasol que jamás se marchite!. ¡Sí, sí! —solo tengo siete años, pero tengo más inteligencia que la persona que está leyendo esto.

¿Esperen un momento?.

¿Donde consigo un girasol que jamás se marchite?.

Entre en una crisis existencial.

• • •

—Oye papá, ¿Donde puedo conseguir un girasol que nunca se marchite?. —le pregunto a mi padre que está sentado a mi lado masticando su carne, eleva una ceja de manera cómica cuando piensa en su respuesta.

Príncipe Efernal, © |NamJin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora