Treinta y cuatro.

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—¿Te quedas en casa?

—Así es, a no ser que tengas problema con eso. —dice de manera divertida— Hablé con tus papás y están de acuerdo.

—¡Por supuesto! —exclamo— Ven, vamos a acomodar tus cosas en mi habitación. —lo cojo de la mano y casi lo arrastro a mi cuarto, ignorando a mis padres por completo.


Valentín y yo entramos a mi habitación. Sube la maleta sobre la cama y la abre para sacar la ropa mientras yo le hago un poco de espacio en el armario para sus cosas.


—¿Durante cuánto tiempo te quedas? —pregunto mientras él empieza a guardar las cosas.

—Hasta la final de FMS.

—¿En serio? —exclamo emocionada, con mis ojos brillantes— ¡Eso son más de dos semanas! —estoy dando, literalmente, saltitos de emoción y él se ríe.

—Lo sé. —asiente— Pensé que podíamos marcharnos juntos el 27 temprano. —propone en voz baja.

—No me perdería por nada del mundo la final. —sonrío, abrazándolo y acariciando su nariz con la mía. En cuanto digo eso, sonríe con alivio— Espera, ¿el 27?

—Sí, ¿qué pasó?

—¿Significa eso que vas a pasar Navidad conmigo? —sonrío un poco y él se encoge de hombros.

—Sé que es un día especial para tu familia y a mí no me importa en absoluto, podemos pasarla acá con ellos.


Mi sonrisa se ensancha con ternura. Valentín es la persona más tierna, considerada y altruista que he conocido alguna vez en mi vida.


—Eres el mejor. —lo abrazo otra vez.

—A cambio, pensé que podríamos pasar Año Nuevo con mi hermano y mi viejo en Argentina.


Asiento efusivamente, llenando su cara de besos. La verdad es que no me importan las Navidades, para mí es una fecha común como cualquier otra y sé que para él también lo son. Lo que sí me importa y me hace muy feliz es saber que vamos a estar juntos durante todas las vacaciones de invierno.


—Quiero celebrar que estás aquí y que no vamos a tener que volver a separarnos en bastante tiempo. —digo con emoción.

—Tus viejos están en el salón, Andro. ¿Cómo querés festejar? —levanta las cejas y pongo los ojos en blanco, dándole un suave golpe en el hombro.

—No celebrarlo como tú te imaginas.

—Qué pena. —hace un puchero adorable con el labio— Yo quería festejar de ese modo. —dice con voz de bebé, haciendo que me resulte imposible resistirme a besar su puchero, así que lo hago.

—Yo había pensado en salir a cenar juntos. —propongo mientras acaricio su nuca.

—Dale. —asiente.

—Pero después podemos celebrarlo a tu manera también. —susurro algo tímida.


Valentín me mira y sonríe, acariciando mi mejilla.


—Me encanta que todavía te pones tímida por todo. —se ríe un poco mientras besa mis labios de manera tierna y suave— ¿Algún día vas a dejar de tener vergüenza?

Andrómeda ~ WosWhere stories live. Discover now