Poción de Amor [BillDip]

⌲Capítulo 8

Su faceta directa y atrevida había sido cambiada por una tímida y vergonzosa, su sonrojo realmente no cambió , solo tenía la diferencia de que este si lo había provocado el rubio, y no una estúpida pócima.

Bill Cipher estaba dispuesto a conocer lo más profundo del pequeño.Después de todo el menor parecía estar lleno de sorpresas.

Ver aquel humano que guardaba tantas inseguridades y miedos, sentimientos confusos,una gran inteligencia , pero lo que más le cautivaba al mayor era su increíble personalidad, tan curioso e inocente, radiaba tanta pureza... Todos esos elementos era lo que el Cipher quería conocer, pero sin necesidad de que él otro llevase unas gafas en forma de corazón.

Bill abrazó al menor sin pensarlo dos veces, tomándolo por sorpresa. El castaño no podía estar más avergonzado e incómodo , nunca había experimentado ese tipo de contacto con alguien que no fuese su familia, en especial si ese alguien había intentado dañarlo en el pasado. Por lo cual no correspondió el abrazo, tratando de apartar sutilmente a Bill poniendo un poco de presión en el pecho del mayor con sus manitos.

El no quería ser tratado como un juguete ni un peón.

A pesar de que Bill no le haya dicho en cara sus planes, sus recuerdos de cuando estuvo hechizado siguen ahí, lo que significa que también recuerda la vez que Bill se portó como un idiota interesado por los diarios. Primera prueba.

Luego estaba el punto de que Bill había intentado dañarlo a él y a su familia. No le veía sentido que de repente el demonio haya cambiado tan rápido. En definitiva no se lo creía, además de que sabía que la autora no iba a usar la pócima como excusa para hacer el BillDip Canon en el Fic , nop.

Y por último punto estaba sus inseguridades. Si bien es algo que todos poseemos, las inseguridades en Dipper eran abundantes, y más por el trato de sus compañeros cuando era niño.Si tenía miedo sobre dejar su corazón en manos de alguien en quién conozca porque podría salir lastimado. ¿Por qué diablos tendría que dejar su corazón en manos de un demonio que ve a todos como sus fichas en su tablero?

Dipper tenía razones para alejar a Bill de su vida, y ambos lo sabían.

—Dipper...—llamó Bill en un tono que sonó tan lejano para el contrario. El rubio había soltado al pequeño del abrazo al notar la ligera incomodidad de este —¿Y si nos damos una oportunidad? ...

—¿Porque debería?, Ni siquiera sé si esto no es más que un juego para ti —respondió algo distante Dipper, sus ojos se volvieron opacos y su cara se quedó sin expresión alguna —Y siendo honesto no tengo idea de lo que sientes por mí. — terminó su frase con dificultad, sentía como empezaba a sofocarse.

Bill se heló algo con las últimas palabras del otro. Ni el sabía con exactitud lo que sentía por Dipper, si bien empezó a sentir cierto tipo de cariño, o por así decirlo '' atracción '' hacía el, tampoco lo consideraba amor.

Habían sido muy pocos días para convivir, además de que apenas el castaño volvió a su estado normal. No había razones para enamorarse, tal vez mañana ni siquiera recordarán que tuvieron esta conversación, tal vez esto sólo sería algo pasajero, o tal vez estar juntos podría ser lo mejor que les hubiera pasado.

La oportunidad que pedía Bill era el momento exacto para que ambos descubrieran sus sentimientos.

—Ni yo lo sé... —aclaro con sinceridad el de ojos ámbar, respondiendo a la anterior oración del otro. —¿Te parece si lo descubrimos juntos? —le dedico una mirada llena de cariño.

Dipper sentía aquellas "mariposas" en su estómago sin parar, sin contar como la sangre circulaba con rapidez por toda su cara. No le gustaba lo fácil que el demonio lograba avergonzarlo. Sin embargo,el que causará un sonrojo en él no cambiaba el hecho de que el castaño tenía miedo, miedo de que si aceptaba darle una oportunidad a Bill, el rubio se defraudase de él, viendo lo patético que era, y por otra él se terminase enamorando, terminando con el corazón roto. Nunca nadie se había interesado en su ser , eso lo recordaba desde niño, y ese vacío y desamor con el que vivió no hacían más que atormentarlo con sus inseguridades.