• . ˚ * ━━ 𝐀𝐋𝐖𝐀𝐘𝐒
❝Por mucho tiempo que pasase,
ellos siempre volverían a encontrarse.❞
Cuando un nuevo clan llega al pequeño pueblo de Forks junto con sucesos extraños, Liam Black acepta aliarse con Renesmee Cullen para solucionarlo.
𝐑𝐄�...
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capítulo cuatro; « 𝙙𝙤𝙡𝙤𝙧 »
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Le dolía mucho la cabeza.
Beatrice Uley se dejó de caer de rodillas al suelo, sus manos apoyadas en el suelo de madera de su habitación para hacer que el impacto fuese menos doloroso. La joven sintió ue su cabeza iba a explotar cuando, en momentos extremos, una serie de imágenes sin sentido comenzaron a aparecer en su mente de la nada; una encima de la otra, ocasionando un grave descontrol psicológico en aquellos momentos. Varios pequeños rizos del pelo de Beatrice se habían salido de la coleta hecha con una goma de pelo negra, y caían sobre su frente, pegándose a su piel por el sudor que tanto esfuerzo físico y mental le estaba cobrando a su cuerpo.
Un lobo en el bosque, árboles, una playa, colmillos manchados de sangre... Y al final de tantas imágenes con tan poca nitidez, se encontraba un cuerpo irreconocible al final de la momentáneamente frustrada y dañina mente de Beatrice.
—¡Vamos, Bea! ¡Llegaremos tarde!
Los gritos de su hermano provenían de la primera planta de la casa de los Uley, provocando que el grave dolor de cabeza se dispara levemente.
—¡Beatrice! —gritó su madre con voz exasperada.
Se oyeron varios pasos provenientes del exterior de la habitación mientras la muchacha intentaba limpiarse las lágrimas que se habían resbalando por sus mejillas hasta caer al suelo y mojar antes su jersey de lana color canela.
—¡Bea, cielo, ¿pero qué te pasa?! —preguntó Leah Clearwater, agachándose junto a su hija.
—Me... duele... mucho... —balbuceó Beatrice entre sollozos.
Su madre la ayudó a levantarse hasta que ella estuvo medianamente estable. El dolor no se había ido del todo y las imágenes iban y venían como un torbellino, casi sacándola de la realidad.
Su padre Tom y su hermano Ethan entraron por la puerta de la habitación segundos más tarde, en los que se dedicaron a mirar a madre y a hija extrañados, ya que Beatrice abrazaba a su madre mientras seguía sollozando.
—¿Qué sucede? —cuestionó Tom delicadamente.
Entonces, para sorpresa de todos, los ojos marrones de Beatrice Uley se volvieron de color morado durante un par de segundos.
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La situación de su prima había estado abrumando a Liam casi tanto como a Ethan. Mientras ambos primos caminaban silenciosamente hacia el instituto de secundaria de Forks, Liam solo era capaz de pensar en lo que le podía estar pasando a Beatrice.
Pocos minutos atrás, la familia Uley al completo había llegado a la casa de los Black como si les fuera la vida en ello. Beatrice estaba terriblemente en mal estado: había llegado tambaleándose y, de no ser porque sus padres la estaban ayudando a sostenerse, se habría caído al suelo en cualquier momento.
