10ª parte

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Breena soltó una exclamación de disgusto y se llevó las manos a la cabeza. Esto no podía estar pasando. Brandon MacIvor era su antepasado. Muchos varones MacIvor llevaban su nombre en honor suyo, su hermano mayor también se llamaba Brandon. Eso borraba del todo la opción de pedir asilo a su familia.

Breena lo miró directamente a los ojos y sintió miedo de lo que tenía que decirle. Él era como si fuera su abuelo, o su hermano, o su padre, y había sido testigo de sus escarceos amorosos con Dow. Sentía vergüenza de que Brandon pensara que era una fresca, que siempre estaba dispuesta para su amigo con que solo la tocara, lo cual era cierto. Pero eran dos adultos, y era lo que los dos deseaban. No había nada malo en quererse como lo habían hecho.

Bueno, ella quería a Dow, y seguramente Brandon era poseedor de la verdad de que Dow sólo la utilizaba para satisfacerse. ¡Y sabía que estaba embarazada! ¿Qué pensaría él de la mujer que podría haber heredado su título? ¡No podía ser más vergonzoso! Enamorada y embarazada de un hombre que no la quería.

Breena se levantó inesperadamente y, nerviosa, caminó hacia la pared más alejada, deseando desaparecer, deseando tener un lugar al que escapar.

– ¿Breena? –le preguntaron Dow y Brandon a la vez, a sus espaldas.

Breena los encaró, en sus labios una mueca que pretendía ser una sonrisa.

– Per ardua surgo –comenzó Breena en latín, recordando de pronto el lema que siempre repetía su abuela una y otra vez, susurrando para que sólo ellos dos escucharan sus palabras. Pretendía que nadie más supiera que eran de la familia para darle la oportunidad de aceptarla o rechazarla sin sentirse obligado y sin sentirse aún más avergonzada–. “Resurjo en la adversidad”, es el lema de mi familia. Mi abuela es la actual lady Wallace.

Dow la miró boquiabierta. Brandon le dio un puñetazo a Dow en un brazo y lo miró con un fruncimiento de cejas.

– Te dije que era como mi hermana –le gritó con una sonrisa de satisfacción. De improviso, la estrechó entre sus brazos y le besó el pelo. La sintió temblar en sus brazos, no sabía si de la emoción o de miedo. Ella comenzó a llorar mientras se abrazaba a él. Brandon le acarició la espalda.

– Todo va a salir bien, cariño –le susurró–. Dow te quiere. Y siempre nos tendrás a mi madre y a mí.

Breena se apartó ligeramente de él y le acarició la barbilla con una mano temblorosa. Se miraron a los ojos. Él tenía razón, era casi como si mirara a los ojos de su hermano. Como si hubiera recuperado una parte de su familia muerta.

– La verdad es que ahora veo el parecido con mi hermano Brandon.

Brandon frunció el ceño, recordando la historia de la familia.

– Si tú estás aquí, entonces tu abuela es la última MacIvor. Después de varios siglos mi clan dejará de existir –dedujo preocupado.

Breena sonrió.

– Cuando mi hermano Brandon murió, tenía novia y estaba embarazada, aunque aún no lo sabía. Me la encontré meses después y he estado ayudándola todos estos años. Su hijo es el heredero de todo lo que poseo. Así que mi abuela tendrá su heredero, después de todo.

Brandon sonrió, la burla de sus ojos empezó a molestar a Dow. Soltó a Breena y se plantó ante él, encarándolo. Eran de la misma estatura, así que su cara casi se pegó a la de Dow mientras lo miraba con seriedad.

– Te estoy vigilando –le dijo con gravedad, para susurrarle al oído–. Tienes hasta Navidad para aclararte las ideas, porque si ella sigue soltera, se vendrá conmigo para casa.

El Caballero Negro (Versión para adolescentes hormonadas)Where stories live. Discover now