Por segunda vez ella no se negó. No lo podía creer. Me obligaba a mí mismo a detenerme. Pero era como beber de una copa de oro. Inigualable. Sin comparación. No me pasa por la mente el nombre de ninguna mujer que me haya hecho sentir así durante un beso. Ninguna, hasta ahora.

Un fuerte golpe nos hizo volver en sí. Una de las puertas traseras de los locales se abrió de repente. Una figura se recortó entre la neblina. Un tipo gordo cargando unas cuantas bolsas negras. Se detuvo al vernos, al principio no supo que pasaba.

—¿Qué hacen ustedes aquí? —reprochó. Luego nos reconoció. —señorita Granger... ¡¿ACASO ESTE MISERABLE MORTIFAGO LE ESTA MOLESTANDO?!

Los insultos se habían vuelto parte de mi vida, y ya casi no me molestaba. Pero ahora, que este idiota pretenda que le quiero causar daño, es simplemente insoportable. Razones tiene, pero no deja de ser doloroso. Ella avanzó unos cuantos pasos delante de él, y lo encaró como la leona que fue... que sigue siendo.

—¡por supuesto que no! —su tono era seguro, autoritario. Justo como la recordaba. Nada parecido a como estaba anoche. Tenía los puños apretados a los costados.

El tipo no se movió ni un poco, aunque se veía un poco la sorpresa en su cara. Nos miró alternadamente a ella y a mí un par de veces asimilando algo antes de responder.

—entonces... ¡CONSIGANSE UN CUARTO! —mis pies se movieron antes de que la sangre se me subiera al rostro, pero el volvió por donde salió y dio un gran portazo.

Su respuesta nos dejó inmóviles a ambos. En una parte de mi mente algo estaba trabajando queriendo entender como alguien puede irse viéndome a mí con ella, aquí, a solas. ¿acaso suponía que estábamos juntos y así sin más se fue? ¿podrían los demás hacer lo mismo?

Ella estaba de espaldas a mí, así se quedó hasta que me acerqué a su cuello y le susurré.

—conozco un lugar—una pequeña sonrisa pícara hiso resaltar sus pecas.

Aun de espaldas, le abracé y cuando sentí el tibio toque de sus manos, desaparecimos.

Pero eso fue entonces. Muy distinto al ahora. Me sacó de la miseria y tomó mi lugar en esta. La mansión parecía completamente nueva. Nada había cambiado, pero por alguna razón, todo lucia distinto. Más brillante, con más color.

¿Qué si hablamos de hacerlo público? ¡Por supuesto que sí! más veces de las que puedo recordar. Al principio lo entendía. Se había separado de Weasley. Sabía que para ella era más difícil salir a la calle y mostrarme a su lado. Pero la imaginaba más valiente. Y si yo puse de lado mis prejuicios y mis torcidos ideales, no entiendo porque ella no puede. Si es que supuestamente me ama.

Recuerdo que le dije a ________ qué Hermione estaba embarazada. Una pequeña mentira para que mi plan funcionara. Pero no soy así de descuidado e irresponsable como para embarasarla estando en ese estado. Y para ser honesto, desde ese día, a ratos fantaseo con eso, tener niños. Con risos despeinados, corriendo por toda la casa.

Espero que ese día llegue. En serio lo espero. No creo soportar la idea de quedarme solo de nuevo. Y si Hermione no mejora y muere... bueno... creo que voluntariamente me entregaría a los dementores de azkaban.

Pero ella es mi luz. Incluso ahora que hemos peleado. Incluso ahora que yo fui el que empezó a discutir, es ella la que aparece por la puerta y entra sin hacer ruido. Cree que no la puedo ver entre la penumbra. Pero la obscuridad ha sido mi hogar por muchos años. y la conozco bien.

Se acerca a mi silla, rodeando el escritorio y yo pretendo hacerme el dormido. Siento su liviano peso sobre mis piernas y sus manos peinar mi cabello. Me da un beso en la sien y se mantiene muy cerca.

—lo siento—le escucho decir. Ella tiene la capacidad de hacer esto. Venir y ser simplemente ella y derrumbar mis barreras.

Abro los ojos despacio para distinguir cada uno de sus rasgos. Sé que ha estado llorando al igual que yo. Ninguno de los dos ha dormido bien y pareciera que la mañana se aparecerá en cualquier momento. Se da cuenta que estoy despierto.

—no. yo lo siento—mi voz suena ronca y fría.

—tú no tienes porque —me dice dándome otro pequeño beso en la frente. No sabía cómo contestarle, ni de qué echarme culpa con tal de que ella se sintiera mejor.

—no debí gritarte— bueno. Esa es una razón.

—lo sé. Pero, creo que lo tenía un poco merecido—

—para nada—por las noches, sujetaba su cabello en una trenza. Lo que agradecía, pues podía mirarla mejor. —no te mereces ese trato.

Ella sonrió tranquilamente. Como solía sonreír en nuestros inicios cuando le daba un presente. Adoraba las flores. Las rosas salpicadas.

—y tú no te mereces el mío—nadie dijo nada por un rato. Ella se recargó en mi pecho y cuando pensé que se había quedado dormida, continúo hablando —creo que ya es tiempo... —levantó la cara para mirarme —de que todos sepan. Creo que es hora.

A través de la poca luz no podía descifrar si estaba segura de lo que decía. Pero en su voz no se escuchaba la duda.

—¿estás segura? —no pude evitar sonar emocionado.

—muy segura—afirmó. —lo que no sé muy bien es cómo.

Me tomó dos segundos idear un plan.

—ya se me ocurrirá algo—

La cargué en mis brazos y la llevé a la habitación para que ambos descansáramos. Aunque la verdad después de su decisión, no pude evitar tomarla y hacerla mía. Aun recordando nuestra primera vez juntos. Pero bueno, esa es otra historia.


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chicos hola ¿como están?

me da gusto cada palabra que me escriben.

debo decir que esta semana posiblemente publique otro capitulo y despues voy a irme de vacaciones. entonces no actualizaré como en tres semanas aprox. si puedo antes pues trataré.

muchisimas gracias por el apoyo. ya casi llegamos a los 2k vistos.

Escrito Con Magia {Harry Potter Y Tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora