Miel

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Apuesto que no hay nada más delicioso que ella... ¿O caso lo hay?

El líquido oro espeso caía de manera lenta sobre el pan tostado en manos de su novia, quien ignoraba aquella mirada profunda que el azabache mantenía.

Ojalá ese liquido transparente fuera echado sobre ti, así te devoraría sin pensarlo.

El clima se sentía muy agradable, el viento tan suave chocando en su rostro que no midió que una salida tan inocente terminaría por hacer volar sus pensamientos.

Tengo mil maneras de utilizar ese dulce mangar en ti...

La joven de cabello atardecer le dio un pequeño mordisco a su pan y sin quererlo un poco de miel le manchó su hermoso rostro.

Cuando estuvo a punto de tomar su pañuelo para limpiarse, las manos del su novio la detuvieron y antes de siquiera pudiera preguntarle, el joven llevó su rostro para besarle el labio superior.

—Que dulce eres —susurró apenando a la chica que titubeó ante otro beso dado en ese lugar —Todo en ti sabe delicioso...

—Ki... Kirito-kun ¿Qué haces? —terminó por botar al suelo su pan que cayó sobre la manta de cuadros en donde se encontraban.

—Probando la miel —se excuso y le beso de nuevo, esta vez en los labios, un beso demandante y con intenciones de hacerlo tan intimo como pudiera.

—Los demás... están mirándonos... —balbuceó sonrojada al ser el centro de atención de ese concurrido parque.

—Esta noche... —llevó uno de sus dedos hacia el frasco de miel —quiero probar cuan dulce eres —tomó el poco liquido oro en su dedo para manchar la mejilla rojiza de la joven. Que apenas emitió un quejido de disgusto al sentir la lengua del joven en esa parte de su cuerpo.

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No se que escribo, pero esto era lo que mi musa penso y decidio.

Pequeños MomentosWhere stories live. Discover now