CAPÍTULO 3: LA LECCIÓN

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Han pasado tres meses desde la separación de Ana y Augusto; ellos, han continuado con sus vidas de la mejor manera posible. Desde aquella conversación se generó en el hombre, consideración por la esposa. Solo se han tratado para atender los asuntos de su hijo, quien pasa algunos días con el padre y otros con su madre; acordaron hacerlo así, para evitar el mayor daño posible a Alejandro, haciéndole entender que quienes se estaban separando eran ellos como pareja y no de él como su hijo. Sin embargo, las ideas resultan fáciles de practicar cuando están en nuestra mente mas no funciona de esa manera cuando de seres humanos se trata y menos cuando los involucrados son niños; quienes a causa de su fragilidad emocional y bajo portento físico son más vulnerables ante los conflictos.

Alejandro ha tenido un cambio en su conducta, ya no es el chico se siempre, hay tristeza en su semblante. Antonio siempre está a su lado tratando de animarlo, de vez en cuando le saca una sonrisa. Ahora está en clase presentando una prueba escrita; la maestra, sabe la situación de su alumno y le preocupa que su rendimiento esté disminuyendo, eso, es algo común en un estudiante cuando enfrenta una situación de divorcio. Alejandro terminó pronto y, salió al recreo, se ubicó en un lugar apartado con su juego de video portátil. Antonio y otros amiguitos salieron donde estaba él, hablaban de lo difícil del examen; dijo Laura:

-¡Esa prueba estuvo muy difícil vale, la maestra se puso mala!

Antonio: -¡Sí, más que examen parecía película de terror, cada número era como un duende del mal!

Todos rieron incluyendo a Alejandro. Se contaron algunos chistes decía pedrito:

-Había una vez un ratón llorando y vino un topo y le preguntó: "¿Qué tienes ratón?" le respondió el ratón: "lo que pasa es descubrí que mi mamá es una rata"

Todos rieron a carcajadas. Después, comenzaron a jugar, corrieron; se divirtieron. La maestra Miranda los observaba, y notó que Alejandro se divertía por lo que, cuando regresaron del receso les asignó tareas dinámicas para ayudar a su alumno necesitado. Culminó el día de clases, los chicos esperaban el transporte escolar; al llegar, los niños emocionados se subieron. El conductor, realizó el recorrido dejando a los estudiantes en sus paradas correspondientes; Alejandro es el último pasajero, sorpresivamente, ocurrió un desperfecto mecánico al autobús escolar que hizo que se accidentara a dos cuadras de casa de Alejandro. Raúl, el conductor tomó al niño de la mano y le dijo:

-Alejandro, vamos a tu casa hoy no tuvimos suerte (se reía)

Alejandro: -Raúl es verdad, pero mira estoy cerquita de mi casa. Vamos apúrate.

Se encontraban del otro lado de la carretera frente a la casa de Alejandro; conforme a su costumbre canina, Bernardo olfateó a Alejandro, salió de casa ladrando y saltando solo que, esta vez, intentó cruzar la calle para abrazar y lamer a su querido amo. Dentro de casa, Ana notó que Bernardo salió; señal inequívoca de que su niño había llegado. Un auto venía por la carretera cuando el perrito cruzaba, fue una acción muy rápida, El conductor frenó. Se oyó un grito de Alejandro:

-¡Bernardo no! ¡Mamá!

El carro impactó al perro lanzándolo varios metros hacia adelante; los quejidos de Bernardo enternecían el corazón más duro, el perro estaba muy golpeado; Alejandro se acercó a él y; le decía:

-¡No te mueras Bernardo yo sé que te regaño cuando me lames mechas veces la cara, pero te prometo que no me vuelvo a poner bravo contigo, no te mueras; mamá, mamá!

El conductor bajó del carro, al oír al niño le daba pesar por lo ocurrido con el canino. Ana con agitación salió de casa, se acercaba al lugar del suceso, podía ver un grupo de personas que estaban mirando lo ocurrido; pensaba que a su bebé le había sucedido un accidente por lo que, con los ojos húmedos se abría paso entre los curiosos; cuando observó a Alejandro con sangre en sus manos y su cara gritó:

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