Capítulo 11- El huevo roto no se puede volver a armar

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Para evitar que Marinette fuese afectada por el Akuma el día del concierto, Chloé organizó una pequeña fiesta en la piscina del hotel. Invitando a los que sabían de la condición de la joven diseñadora, y de paso, también a Manon, ya que Nadja Chamack iba a cubrir el evento, y necesitaban que alguien cuidase a la pequeña.

Algo, que a pesar de la abstinencia de la rubia, tuvo que ceder para que no se repitiera lo de la última vez. Especialmente con Rossi rondando por ahí.

-Sabrina, tráeme más limonada –ordenó la rubia recostada en su silla de playa, a lo que la chica de lentes obedeció de inmediato, mientras que Marc y Kagami le miraban con reproche.

-Aunque no lo parezca –Marinette se dirigió a ambos pelinegros-, Chloé trata mejor a Sabrina, en comparación de lo que era antes.

-Es cierto –le apoyó Adrien, pero debido a su cercanía, la azabache dio un respingo, alejándose automáticamente de él.

-¿Todavía no te da la respuesta? –preguntó divertido Marc a un deprimido Adrien, que le respondió con un puchero negativo.

-Marinette aún está indecisa con sus sentimientos, y digamos, que no es un buen momento para decidir en un interés amoroso –comentó seria la japonesa, mientras Adrien veía de mala gana como Luka tocaba otra canción para la franco-china, la que ahora jugaba con Manon.

Unos minutos pasaron entre charlas y juegos, cuando llegó el mayordomo para hablar con la hija de su jefe. Algo que no pasó desapercibido para Kagami, la que salió de la piscina, dejando en el juego a Adrien y Marinette.

Y cuando la japonesa se acercó lo suficiente para preguntar qué ocurría, casi queda sorda por el chillido de la rubia.

-Tsurugi, mueve tu presencia hasta aquí, ¡Tienes que ver esto! –Chloé le indicó la Tablet del mayordomo, y la esgrimista apresuró el paso, quedando con la boca abierta.

-¡Está en todos los canales de televisión! Y por desgracia, no fui yo –la rubia hizo un puchero-, pero ¿Quién pudo hacerlo?

-La única que se beneficia con esto, es Mayura –sentenció Kagami-, Chat Noir y Howl Girl no pudieron grabarla, y tampoco nosotros, a pesar de haberla vigilado por las noches durante las patrullas –el celular de Chloé vibra, interrumpiendo el análisis de la chica.

-¡Vaya! Por lo visto a Rossi no le dejan de llover verdades a la cara –la rubia le mostró su celular, el que se emitía por la página de la escuela el video de la grabación entre el señor Agreste y Lila-, lo compartió la computadora parlante del director Damocles.

-Si me permite opinar, mademoiselle Chloé, creo que la que más corre peligro es mademoiselle Dupain-Cheng –comentó el mayordomo, a lo que ambas chicas dirigieron sus miradas a la aludida, la que por alguna razón era el centro de atención tanto de Luka como de Adrien, mientras que Marc, Markov y Manon se reían.

-Se lo diremos, pero aún no –dijo finalmente la hija del alcalde-, no quiero arruinarle la fiesta, por así decirlo.

-Pero, ¿Qué sucederá si aparece un sentimonstruo? –inquirió Kagami, a lo que Chloé bufó divertida.

-Alimentarlo con Rossi, aunque al pobre podría darle indigestión –respondió desinteresada la rubia.

Mientras que en las afueras del colegio Françoise Dupont, todo era un caos para Lila Rossi.

El oficial Roger había llegado en su patrulla, dispuesto a llevarse a la que sería una cómplice criminal de Hawk Moth. Y era acompañado por el matrimonio de los Rossi, los que estaban rojos de ira.

-Aquí Nadja Chamack, con la noticia de último momento acerca de Lila Rossi, la autoproclamada aliada leal del mayor villano de París, Hawk Moth... -la reportera daba la información en vivo, mientras que unos policías con uniformes de fuerzas especiales, debían sacar a la chica, la que no dejaba de recibir insultos y basura sobre su cabeza demacrada luego que Fang le cortara en zigzageo su cabello.

Jeanne D'ArcWhere stories live. Discover now