Capítulo 7

234 27 1
                                    


03/10/2019

Hola, hola, mis queridas lectoras y amigas :) ante todo muchas gracias por la lectura, los votos y los comentarios, se los agradezco de corazón. El día de hoy pienso publicar la totalidad de la historia porque en dos días me mudo, ay, no saben! jajaja, estoy algo nerviosa porque no solo me mudo de casa sino de ciudad, me emociona mucho, y no les mentiré, me da mucho miedo, pero bueno, a esperar que todo salga bien. Muchas gracias de verdad por el apoyo y nada, solo espero que disfruten el resto de la historia. Un gran abrazo, nos estamos leyendo. 

— ¿Tengo una cita con la doctora Kakyuu?

— Permítame su identificación, por favor.

Me pidió la amable recepcionista del lugar. Y después de verificar en su sistema que en efecto tenía una cita programada con esa doctora...

— En efecto, tiene una cita con la doctora Fireball a las 10:00 am. Tome asiento, por favor, en un momento lo llaman del consultorio dos.

— Gracias.

La semana pasada, y después de mi viaje con la señora Serena recorriendo gran parte de Roma, estuve en una elegantísima clínica practicándome los exámenes de rutina que todos sus novios deben practicarse si es que quieren estar con ella, sí, así es, la señora Serena accedió a mi absurda petición. ¿Por qué? ¿Por qué le pedí algo como eso? No lo sé, aun no sé decir muy bien por qué lo hice, ¿será curiosidad? ¿será que siento curiosidad por saber cómo sería hacer el amor con una mujer como ella? ¿o es acaso porque me empezado a interesar en ella? No lo sé. Lo cierto es que la señora Serena es una mujer muy, muy bella... es atractiva, elegante, dulce y comprensiva, aun con lo que le afectó cuando Seiya le dijo que se había enamorado y que por eso se iba de su casa y debía dar por terminado el contrato que tenía con ella, se mostró tranquila y más que eso, amable. No puedo negar que me alegra que Seiya se haya ido, aunque no nos llevábamos mal, me alegra que se haya ido de la mansión porque es una oportunidad para mí, una oportunidad para poder estar con ella. Ya han pasado varios días desde que me practiqué los exámenes y nada, aún no ha pasado nada. Bueno, está deprimida, es comprensible porque no ha querido estar con nadie, ni con el pesado de Diamante ha querido estar; y eso lo ha tenido a él de muy mal humor, ¡ja! Cuanto me alegra....

— Serena, ¿tienes un momento? Hay algo de lo que necesito hablar contigo.

— ¿Serena? —Le preguntó con inquietud mientras dejaba a un lado la revista que estaba leyendo y se sentaba mejor en el sofá— ¿Es grave? Tú nunca me dices así, Seiya. Ven, siéntate y dime qué ocurre.

Sé que no debí, que cuando iba pasando por el pasillo y los vi platicando, pues debí seguir mi camino, pero no pude, aun y cuando ya había tenido la experiencia de que quedarse expiando era contraproducente para mí, lo hice, me quedé a escuchar su conversación y que bueno que lo hice, pude ver otra de las facetas de la señora Serena y eso me gustó. Por lo que vi no es esa mujer fría y dura que muchas veces aparenta ser, es todo lo contrario, es una mujer dulce y frágil, como muchas otras, como las mujeres que a mí tanto me gustan...

— Sin rodeos, Seiya. ¿Qué es lo que quieres decirme que estás tan serio? Tú no eres así, ya me estoy asustando.

— Tengo que terminar mi contrato contigo, bombón, hoy mismo me voy de la mansión.

— ¿Qué? — Preguntó visiblemente preocupada— ¿Qué pasa? ¿Hay problemas con tus hermanos o...?

— Perdóname. — Le tomó ambas manos y mirándola a los ojos le dijo...— Este tiempo contigo fue, fue maravilloso, eres la mujer con la que cualquier hombre soñaría estar, pero, bombón... Me he enamorado. Kakyuu y yo queremos...

Un Harem para SerenaWhere stories live. Discover now