NATHANIEL:
No estás aquí.

¡Santísimo Newton de los chats! ¿Y este otro pesado cómo había conseguido mi número? No, no demostraría que me afectaba. Ya Nathaniel me había robado demasiado de mi paciencia y no era justo.

ADDISON:
Vaya, lo notaste.

NATHANIEL:
Noté que tienes una hora y treinta y dos minutos
sin estar aquí cuando te pago para que estés aquí.

ADDISON:
Yo noté que soy una neurocirujana y tengo una hora
y treinta y dos minutos estando donde debería estar.

NATHANIEL:
¿En el manicomio?

ADDISON:
EN. EL. HOSPITAL.

NATHANIEL:
INI. ILI. HISPITILI.

NATHANIEL:
NO. SOY. ADIVINO

ADDISON:
¿Te crees muy listo, eh?

NATHANIEL:
No me creo listo. Lo soy.

¡Agh! Habían tantas cosas del tal Nathaniel que odiaba. Odiaba que tuviese una magistral historia clínica que yo no podía saber. Odiaba su sarcasmo. Odiaba su ego. Odiaba que hubiésemos tenido aquel encontrón en el bar. Odiaba que fuese la única persona, que sin siquiera conocer, me sacara de mis casillas.

ADDISON:
No te voy a seguir este jueguecito.

NATHANIEL:
No es un juego. Se supone que deberías cuidarme 24/7.
Ese fue el trato.

Pero sobre todo... odiaba no entender por qué lo odiaba tanto. Nunca nadie me había robado la paciencia de tal forma sin siquiera ser parte de mi vida.

Exploté de la rabia escribiendo/tecleando en el teléfono:

ADDISON:
No, Tess dijo que ELLA estaría pendiente las 24/7,
no que yo debería estarlo. Soy tu doctora, no tu niñera.
Y nunca accedí a cuidarte las 24/7. Así que ya deja de ser tan pesado.

Noté en la pantalla del chat que Nathaniel inmediatamente empezó a escribir. Lo imaginé también explotando de la rabia escribiendo/tecleando porque en la pantalla del chat se vio:

NATHANIEL:
Escribiendo...
Online.
Escribiendo...
Online.
Escribiendo...
Online.

Escribiendo...

Online.
Escribiendo...

Y luego finalmente:

NATHANIEL:
Yo soy el pesado???

Típico.

ADDISSON:
Lo eres.

NATHANIEL:
Ya, de acuerdo, lo soy.
Pero tú deberías estar cuidándome las 24/7.
Para eso te pago, listilla >:(

Guardé el teléfono. No tenía tiempo para esto. Debía enfocarme en buscar casos que atender hoy o intentar, por lo menos, durante la mañana, darle seguimiento a los pacientes que tenía asignados antes de que toda esta locura sucediera. Una en especial, con un caso crónico de aneurisma, me tenía sumamente preocupada. Ya luego en la tarde iría a casa de Nathaniel e intentaría hacer que las cosas funcionaran con él, pero por ahora quería cerciorarme de que todos mis pacientes estuviesen bien.

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