🍫 Besos de chocolate 🍫

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  — BamBam, sí sabes que me gustas ¿verdad?

El cuerpo de BamBam se quedó como piedra: quieto, rígido y sin habla. Eso sí, rojísimo y con la piel ardiéndole por dentro.

  — Y sé que también te gusto. ¿O me equivoco?

BamBam quería responder a ello, explicarle a Mark que en un principio sí pero que en un mísero momento que dejó su corazón al descubierto fue robado por aquel niño de mirada inocente y sonrisa de angelito.

Sin embargo, las palabras no salían y su cuerpo seguía sin moverse, aún viendo como Mark se aproximaba a él con claras intenciones de besarlo.

Y lo hizo.

Los labios de Mark se posaron sobre los de BamBam, instintivamente éste correspondió el beso en un momento de debilidad frente al mayor.

Pero la imagen de YuGyeom no tardó en aparecer en su mente, con esa sonrisa que derretía inmediatamente el corazón de BamBam y sus adorables mejillas sonrojadas.

Alejó a Mark de un empujón, sorprendiéndolo. BamBam se levantó de la silla al mismo tiempo que agarraba su mochila.

  — No puedo. Lo siento, hyung.

  — ¿Por qué no? ¿Hay alguien más acaso?

BamBam no pudo negarlo, su corazón le prohibió negar lo que sentía por YuGyeom. Pero tampoco pudo confirmalo en voz alta, sabía que podría traerle problemas.

Dejaría que Mark interpretara su silencio.

  — Me seguiste el beso, quiere decir que ese "alguien" no te tiene por completo.

A BamBam le dolió escuchar eso, ya que quizá era cierto y sabía que había traicionado la confianza que YuGyeom tenía depositada ciegamente en él.

  — Ese "alguien" tendrá que pelear conmigo por ti, Bam-ah. — dijo Mark con una sonrisa ladeada a la par que se levantaba también. Le dio un beso en la mejilla y se marchó del lugar, dejando a BamBam con un remolino en la cabeza.

Se dejó caer de vuelta a la silla, tocándose los labios con sus dedos temblorosos.

Su teléfono vibró en la mesa, captando su atención. Al mirar la pantalla se sorprendió por todas las llamadas perdidas que tenía de la señora Kim; tuvo su teléfono en vibrador en la mesa desde que llegaron a la sala, por lo que no escuchó.

  — Noona, le pido una disculpa. No había visto mi teléfono. ¿Sucedió algo? — dijo BamBam luego de que la señora Kim respondiera a su llamada.

  — Kunpi-ah, que alivio. — suspiró la mayor. — Verás, tengo un asunto de emergencia en el hospital por lo que no podré ir a recoger a YuGyeom a la escuela. ¿Crees que podrías hacerme el favor de llevarlo a casa?

  — ¡Por supuesto! Ahora mismo voy por él. No se preocupe, Noona.

  — Sabía que podía contar contigo. Muchas gracias, Kunpi-ah. Tómate la libertad de almorzar en casa, mi madre hace una comida deliciosa.

  — Se lo agradezco. Bueno, iré por él. Hasta luego, noona.

La mayor se despidió y colgó.

BamBam miró la hora en su reloj.

  — ¡Mierda, es tardísimo! — dijo BamBam entre dientes. Ya habían pasado diez minutos desde la hora de salida de YuGyeom, los cuales se convertirían en veinte para cuando él llegara. — Espero no esté asustado.

🍫

BamBam y YuGyeom llegaron a casa del menor después de caminar juntos y de la mano hasta ahí.

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