Yoongi asintió pero no emitió sonido alguno, por lo que Namjoon alzó la mirada de las hojas, conectando sus miradas una vez más. Un escalofrío le recorrió la espalda y sintió sus ojos temblar por las emociones que Yoongi le causaba. No podía negar que se había decepcionado de que Yoongi no se hubiera emocionado al verlo.

—Sí, pero con una condición —negoció Yoongi, cruzando sus brazos sobre su pecho.

—¿Condición? Yoongi en dos horas es el juicio, no tenemos tiempo.

—Entonces no responderé nada.

Un silencio abrumador llenó aquel cuarto, el foco que los alumbraba empezaba a parpadear constantemente, Namjoon entrecerró los ojos y frunció el ceño. Después de unos minutos, suspiró rendido y asintió.

—Bien, ¿Cuál es tu condición?

—Solo una pregunta —Namjoon asintió, contento de que la condición no fuese algo más... grave, por decirlo así—. ¿Por qué quieres sacarme?

Namjoon frunció el ceño y ladeó la cabeza, confundido por la pregunta. Para él era más que obvia la respuesta, lo quería sacar porque era injusto que alguien inocente estuviera en la cárcel. Alguien que amaba leyes, no podía dejar a un inocente sufrir una sentencia no merecida. Carraspeó y relajó sus facciones, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

—No mereces esto, Yoongi. Quiero decir, he dejado que te quedes un tiempo aquí por el vandalismo y la venta de droga que hiciste, pero creo que es el tiempo suficiente.

Yoongi ríe y gira la cabeza, viendo hacia su derecha, Namjoon no entiende porqué se ríe pero se mantiene callado.

—Namjoon, vendí demasiada droga, y sabes muy bien que la sentencia por tráfico de drogas es de, mínimo, doce años —giró de nueva cuenta su cabeza y recargó sus codos en la mesa—. Dime esa otra razón que escondes incluso para ti mismo.

—No... no hay tal razón, Yoongi, no sé a qué te refieres —tartamudeó Namjoon, pasando saliva varias veces.

Yoongi se quedó callado unos largos segundos, logrando poner más nervioso a Namjoon si eso era posible, sabía que había otra intención, algo fuera de toda aquella palabrería de que el peligris amaba las leyes. Yoongi lo había secuestrado, le había dicho palabras poco amables e incluso le decía a J-Hope que no le diera mucha comida, ¿Por qué quería ayudarlo? No lo entendía y tal vez no lo entendería hasta que Namjoon le dijera la razón real.

—Ya puedes empezar con tus preguntas.

Namjoon soltó un suspiro de alivio, bajó su mirada a las hojas y tomó una bocanada de aire antes de empezar a hablar. Quería con todas sus fuerzas besar a Yoongi, que él lo acariciara, que su curiosidad por la cuarta frase apareciera una vez más, que follaran una vez más.

—Bien, la primera pregunta... ¿Cuanta droga vendiste? —Yoongi sonrió y recargó todo su peso en la silla, cruzando de nueva cuenta sus brazos sobre su pecho.

—Dos kilos de cocaína, si no mal recuerdo —contestó sinceramente. Namjoon frunció el ceño.

—¿Fue lo único que vendiste? —Yoongi asintió—. ¿No marihuana, éxtasis, heroína? —Yoongi negó y Namjoon suspiró, escribió la respuesta en la hoja—. Bien... las supuestas chicas que secuestraste, ¿Qué pasó con ellas?.

—Están en el club de las afueras de Seúl, donde te lleve, no las secuestre yo pero yo fui la última persona con quién se les vio, por lo que soy el primer sospechoso. Las chicas iban para que les vendiera droga y al día siguiente desaparecían. Por suerte, algunas regresaban con J-Hope, las demás, no las volví a ver.

kidnapper | yoonnamOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz