Elizabeth siente su pecho arder cuando se topa con la mirada de los Shelby, ciertamente ellos no le causaban temor, Thomas hace que su cuerpo tiemble cuando este la sostiene con fuerza para evitar que salga corriendo y su dedo sobre los labios de ella como señal de silencio. Ella está comenzando a odiar esto. Elizabeth mira a Arthur con el cual anteriormente había compartido algunos chistes malos en el Garrison, este tenia la cara llena de angustia y con los ojos perdidos casi con un leve destello de locura.

—¿Donde esta ella?— Beth le exigió a Tommy. —¿Se la llevaron? ¿A donde? ¿Esta con vida? —Dice la joven pelirroja desesperada sintiendo como las lagrimas comienzan a caer por su rostro.


Encogiéndose de hombros, Thomas observó como lágrimas silenciosas corrían por sus pálidas mejillas. —Ella se entregó— le informó en un tono neutro mientras escucha de fondo como Arthur golpea la pared con fuerza y suelta gruñidos haciendo que esta se encoja bajo las manos de Thomas. —La llevarán de vuelta con tu padre.


—No—, susurró Beth, sacudiendo la cabeza en negación no queriendo creer lo que el hombre le dice.


Haciéndose a un lado para salir corriendo en busca de su madre, no había esperado que Thomas Shelby la agarrara por la cintura y le impidiera continuar, agarrándola con fuerza y pegándola a su cuerpo. Ella estaba cegada por sus emociones y sin importarle su fuerte agarre lucho contra él queriendo que la suelte, por lo que Thomas decide inclinarse hacia atrás para mantener sus pies fuera del suelo mientras la joven continua luchando contra él.


—¡Suéltame!— ella gritó, sin dejar de sacudirse en sus brazos.


Thomas tropieza torpemente cuando decide llevar una mano a los labios de esta deseando que se calle antes que los encuentren, como resultado su trasero aterrizó sobre el suelo cuando la chica cayó torpemente sobre él. Él deslizó una mano desde su estómago hasta su boca, presionando su palma sobre sus labios para evitar que gritara mas fuerte.


—Baja la voz—, exigió en un siseo. —¿Quieres que escuchen y vuelvan a llevarte?


—Maldita niña, ¿quieres que te encuentren y todo lo que ha hecho tu madre para salvar tu desgraciada vida, no valga nada? —Dice Arthur por fin metiéndose en la conversación de los dos, su cara demostraba cuan enojado estaba el mayor de los Shelby.



Beth gritó algo incomprensible contra su mano mientras Thomas hacía todo lo posible para evitar que continuara luchando. Solo esperaba que los hombres no volviera a encontrarlos. Tenía las faldas recogidas hasta las rodillas, la parte de arriba de su vestido estaba desordenado y su cabello rojizo se había escapado de las telas que esta siempre usa para cubrirlo. Thomas no tenía dudas de que una de sus tiras se le había caído del hombro y sus mejillas estaban teñidas de rojo por correr y luchar. No era el momento pero noto que lucia hermosa.


—Tu madre no quiere que la encuentres—, siseó Tommy en su oído, su aliento cálido y cosquilleante contra su piel suave. —Ella quiere que te quedes... haz algo tuyo... me pidió que me asegure de que nadie te encuentre.


Tommy podía sentir que la chica comenzaba a aflojarse en su agarre, claramente perdiendo energía en una pelea que nunca podría ganar. No dijo nada mientras se preguntaba si tenía alguna intención de cumplir la promesa que había hecho. ¿Por qué lo haría él? Había conocido a esta chica una vez y ella no había hecho nada más que ofenderse por él. Él era un Shelby. No andaba ayudando a las princesitas elegantes, miro momentáneamente a su hermano y supo que así el decidiera no ayudar, Arthur lo haría.


—Eso está mejor—, murmuró Tommy cuando finalmente dejó de luchar.


Él apartó su mano de ella y la alejo de su cuerpo, levantándose del suelo y pasándose una mano por el pelo. Observó mientras Elizabeth permanecía torpemente inclinada, sus manos apoyaban su peso mientras continuaba sollozando. Tommy simplemente se inclino y la miró, preguntándose por qué demonios tenía tanto miedo de regresar a casa. Apenas podía simpatizar con ella. Había visto los moretones en su piel una vez, pero ahora conocía su herencia. No estaba acostumbrado a compadecerse de las niñas ricas. Quizás los envidiaba, pero nunca los compadeció.


Peaky Blinders [Thomas Shelby]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ