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Elizabeth tuvo que apretar el brazo de Olenna cuando sintió que se iba a desvanecer, estaba toda la familia Genovese, todos vestidos de negro, nuevamente el sol de Londres se había ocultado detrás de oscuras y sombrías nubes haciendo que la triste...

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Elizabeth tuvo que apretar el brazo de Olenna cuando sintió que se iba a desvanecer, estaba toda la familia Genovese, todos vestidos de negro, nuevamente el sol de Londres se había ocultado detrás de oscuras y sombrías nubes haciendo que la tristeza sea mas palpable entre todos. Los hombres leales a su padre, ahora a su hermano estaban todos dispersos alrededor de la familia con las armas cargadas y listas para ser usadas.


Su madre había sido enterrada a un lado de su padre, sus lapidas de mármol talladas apenas con sus nombres y sus fechas, pero detrás de estas se levantaban dos estatuas entrelazadas que simulaban un abrazo entre amantes. El estomago se le revolvió y sintió ganas de vomitar, su madre no debería descansar a un lado de su padre, su madre merecía descansar lejos de su padre. En paz.


Elizabeth apretó la mano que tenia sobre la rosa con fuerza hasta que sintió como las espinas se enterraban en su piel atreves del guante, respiro profundo y dejo salir las lagrimas en silencio mientras veía como todos su familiares dejaban sus rosas rojas sobre la tierra donde su padre se estará pudriendo hasta quedar en polvo. Elizabeth ignoro el leve jalón que le dio Olenna y ella camino hasta la tumba de su madre arrodillándose a un lado de la lapida dejando la rosa sobre esta.


— Prometo buscar mi libertad. Descansa, mi señora madre. — Elizabeth no es consiente de cuanto tiempo paso arrodillada llorando a un lado de la lapida de su madre. Fue cuando comenzó la lluvia que "La bestia" puso la mano sobre su hombro haciendo que la pequeña Beth se sobre saltara y lo mirara con los ojos llenos de miedo.


— Tranquila señorita Genovese, pero ya todos los invitados se han marchado y su hermano solicita su presencia en la casa.


Elizabeth quito la mano de Dmitriy de su hombro y asintió mientras se quitaba las lagrimas de su rostro y acomodaba su velo negro esperando que oculte lo suficiente.


-No vuelva a tocarme, Dmitriy -, Enderezando su espalda comienza a caminar a la puerta de su casa mientras es seguida por Dmitriy con una distancia prudente haciendo que Elizabeth se sienta levemente mas segura.


Elizabeth camina hasta el despacho que anteriormente era de su señor padre. Mantiene la postura recta y digna al entrar. Frunce el ceño al ver a Derian sentado en la silla de cuero italiano con un vaso de cristal moviéndolo entre los dedos. A su lado derecho estaba parado Dante con su respectiva postura elegante y amenazante pero las ojeras alrededor de sus ojos lo delataban para los ojos de Beth, el ruso estaba parado a su lado izquierdo con una mano apoyada sobre la silla con su mirada llena de burla y oscuridad haciendo que Elizabeth se sintiera atrapada en su propia ropa.



— Hola, cariño ¿Cómo sigues, mi señora?


Marcello la miro desde la silla en la que estaba sentado al frente de su hermano con una copa de vino, estaba sentado con las piernas cruzadas mientras tomaba un vino, siendo el único con una postura relaja en toda la habitacion.


Peaky Blinders [Thomas Shelby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora