Parte 1

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Cuando su madre le anunció al pequeño de cuatro años que dejaban el pueblo y a su papá; el niño salió disparando hacia el boliche donde, seguramente encontraría a su padre bebiendo y jugando al mus, junto a sus compañeros trabajadores ferroviarios. Se presume que nunca lo encontró, pues al regresar llorando a la vieja casa de la calle Roca, su madre terminó de arroparlo junto a sus tres hermanas, armó las valijas, subió al tren y huyó hacia "la gran ciudad", que a decir verdad, sólo era grande en relación al pequeño y descolorido pueblo que acababan de dejar.

Durante las aproximadamente siete horas que duró el viaje, la angustia y el llanto dominaron al pequeño, que no podía entender, por qué se iban sin su papá. Finalmente, el sueño hizo lo suyo, y despertaron asombrados en la ¡Súper Estación de "dos andenes"!. Sin embargo, la magia de la gran ciudad, con sus luces de neón, sus altos edificios, sus plazas con hamacas y toboganes, muy pronto sólo fue un recuerdo en las retinas del pequeño y sus hermanas, que fueron a parar a la humilde casa de una tía, muy lejos del glamour urbano. Este episodio hubiese pasado sin demasiada pena, si no fuese porque (a ojos del pequeño, al que llamaremos Carlitos), su tía era una bruja malvada, que sólo exacerbaba aún más la angustia que el pequeño sentía. Así las cosas, castigos físicos incluidos, fueron transcurriendo los meses, tal vez un año, hasta que la cosa no dio para más y fue decisión mudarse a casa de otra tía, más alejada geográficamente, pero más amigable en cuanto a la relación con Carlitos. Lo inscribieron en la escuela más cercana, a la que asistiría unos meses más tarde. El impecable guardapolvo blanco, mantuvo ese estado, sólo durante el primer día de clases, porque Carlitos "educado" a los golpes, no contaba en su estructura psíquica, con otros elementos que no fueran los golpes, para resolver sus diferencias, y antes de la última campanada, ya se había "agarrado a piñas" con otro pibe más alto que él y que, a toda costa, pretendía ponerse primero en la fila.

Así pasaron los primeros años, donde su madre, que ya no contaba con el respaldo económico de su ex esposo, debió enviar a la hija mayor con sus abuelos y a la menor con una tía residente en otra ciudad. Pese a quedarse sólo con Carlitos y Diabel (los dos del medio), fue necesario emplearse en casa de familia como trabajadora doméstica para poder subsistir. No obstante ello, merced a la aguda crisis económica que se vivía por aquel entonces, decidió "internar" a los dos pequeños como pupilos, en un Hogar para Niños. Sin embargo, en el momento en que su madre se retiraba de la Institución, Carlitos (que no podía soportar un nuevo abandono), gritando y llorando desconsoladamente, se arrojó a sus pies y aferrándose de su pollera le suplicó que no lo dejara en ese lugar. Era tal su angustia, que fue necesaria la intervención de dos celadoras para desprenderlo de las piernas de su madre. En este sitio, Carlitos dejó de ser Carlitos y pasó a ser un número (pongámosle el 18). El 18 nunca se adaptó a las normas establecidas e hizo las mil y una fechorías en su intento por lograr que lo echaran.

Antes de esa internación, no queremos dejar pasar un triste y penoso episodio del que Carlitos fue víctima por parte de una de sus tías (la hermana menor de su madre), situación que lo marcó para toda su vida, pero sobre la cual decidimos no ahondar en detalles, debido que ésta es una crónica ATP. Únicamente diremos que la tía contaba por aquel entonces con aproximadamente 22/23 años, y Carlitos apenas rondaba los 8/9 años.

No más de un año duró su estancia en el Hogar del Niño, pues finalmente el número 18 se escapó, y aunque se dejó atrapar pues no sabía a dónde ir, su permanencia en el Hogar se hizo insostenible. Razón por la cual, "el incorregible" regresó a su casa (la de su tía), a su escuela y a los castigos cotidianos. Decir "su escuela" es un eufemismo, pues debido a su conducta, había sido expulsado de tantas..., que ninguna era "su" escuela, ninguna le pertenecía.

Continuará...

CONSTRUCCIÓN DE UN NIÑO MALWhere stories live. Discover now