31. El dilema [Parte 1]

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—Creo que haré lo mismo...— dije sin mucho ánimo.

—Te ves cansado, ve a dormir si no puedes, puedes llamarme para relevarte si gustas.

—Sí, gracias Dorio.

—Nos vemos.— dijo para luego seguir a los demás.

Ahora solo éramos tres personas sentadas frente a la fogata, Wakat, Karud y yo. No tenía muchas ganas de hablar, pero el hecho de que Karud estuviese con nosotros era algo que me picaba la curiosidad.

—Me extraña mucho su presencia aquí, señor Karud.— le dije algo extrañado.

—Sí, este... Me necesitan por si llega a pasarle algo a la carroza, y yo puedo ayudar a repararla.— dijo mientras se mantenía cruzado de brazos por el frío.

—Es porque la diseñó usted, ¿verdad?

—Sí, chico... por eso y porque nadie más se ofreció.— dijo sin cortar la mirada del fuego.

Era muy extraño eso que decía, quizá se debía al arduo trabajo que hicieron los últimos días, pero no estaba muy seguro. Luego de un rato de silencio, no pude evitar mirar a la carroza y luego hablé de nuevo.

—¿No cree que será muy incómodo para la princesa el dormir sin una cama?

—Quizá, pero... no te preocupes. Diseñé la carroza para que sus dos asientos interiores pudieran transformarse en dos camas.— dijo mientras mostró una leve sonrisa por su trabajo.

—¡¿En serio?!— exclamé muy sorprendido.— Eso es... sorprendente.

—Gracias chico, es algo que tuve en mente por muchos años, solo que nunca hubo una excusa para construirlo.

Era muy sorprendente ese hecho, tanto ingenio como para hacer algo tan curioso, quería verlo con mis propios ojos; pero entonces una idea llegó a mi cabeza, un pensamiento que me inquietó. Dentro de la carroza había dos camas... pero tres personas; Impa, Zelda y Apaya. Eso quería decir que, o bien hay dos personas dentro de una cama o hay alguien sin una; Impa no podía ser pues era ya muy mayor, pero Zelda... ella era importante para toda la causa. Lo único en lo que quería creer era que Apaya estuviese durmiendo junto con una de ellas, tenía que mantener ese pensamiento, tenía que ser eso, no podía soportar pensar en lo otro.

Tenía tantas preocupaciones que ni siquiera podía concentrarme. Por primera vez, estaba sintiendo una autentica cobardía, una que ni siquiera un Guardián pudo provocarme.

De pronto me levanté de mi asiento, intenté ocultar mi rostro de los demás, me fui caminando recto por el camino y después me dirigí hacia un pequeño muelle que estaba a mi derecha, junto al rio Hylia, a pocos metros del rancho.

Me hinqué sobre el borde del muelle y mojé mi cara con el agua tomándola con mis manos. Me lavé mi rostro, tenía que calmar el calor sobre él, lo sentía sucio y quería refrescarme.

Luego de un rato intentando lavarme frenéticamente, me senté y apoyé mi cuerpo contra uno de los troncos que sobresalían. Me sentía cansado, toda la situación con Apaya me tenía inquieto, tenía que hacer algo y tenía que ser ahora, pero nada me llegaba a la mente. No podía verla así de nuevo, mi corazón no lo aguantaba, pero también sabía que ella no lo estaba pasando muy bien.

Me mantuve así un rato más hasta que comencé a sentir mis ojos pesados, tenía sueño, pero no quería dormir, no debía; mi amada me necesitaba y debía hacer algo.

De pronto, escuché algo, parecía ser un grito solo que muy a lo lejos. Voltee a todos lados intentando ver de dónde venía, no veía nada fuera de lugar y parecía que no provenía de la caravana y menos del rancho; los gritos parecían venir de más lejos.

Nuevos Recuerdos [#1] - Link x Apaya - TLOZ Breath Of The Wild +18Where stories live. Discover now