•Soy cristiana, Stephen•

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Estabas sentada en el campus de la universidad en una banca con mesa, adelantando un trabajo. Pero de repente se te sienta al lado Stephen James, uno de los más deseados de toda la universidad, quien ultimadamente estaba "interesado" en ti desde que los presentaron. Se sentó de forma que quedó mirándote de frente, al sentir su mirada lo volteas a ver con una sonrisa amable.

— Hola, Stephen ¿Qué te trae por aquí?— Lo miras.

— Tú.— Sonríe encantadoramente.

Rodeas los ojos soltando una leve risa mientras niegas con la cabeza, sabías que solo quería conseguir un acostón como lo hace con todas, pero tú no estabas en lo absoluto interesada en él.

Lo habías conocido en la pequeña reunión que había hecho Soraya a su pequeña hija de dos años. Ella y Stephen se conocían desde hace años por lo que él había sido invitado, además de que Lily, su pequeña amaba a Stephen. Esa noche Stephen estuvo tratando de conquistarte con sus sutiles encantos y coqueteos, pero tú conocías muy bien su fama gracias a lo que veías y escuchabas en los pasillos. No eras de las que se quedaban con el concepto de una persona por lo que dijeran otras, pero es distinto cuando tu misma lo ves. Eras una chica "normal", no eras ni popular ni marginada, pero algo te hacía muy diferente de la mayoría de estudiantes, eres una chica que asiste a la iglesia, tiene una vida tranquila y libre de desenfrenos. Tenías esa gracia que llamaba la atención de muchos chicos, pero el único que no se rendía era Stephen.

— Stephen ¿Nunca vas a cansarte?— Le miras un poco divertida.

— No.— Sonrió.— Samantha, me gustas en serio.— Se puso serio esta vez.

— Stephen, mira, yo solo puedo ofrecerte mi amistad, no soy nada lo que buscas.— Pones una de tus manos sobre la de él con amabilidad.

— ¿Según tú qué busco?— Mira tus ojos fijamente.

— Una chica con la cual tener un par de citas para luego llevarla a tu cama y cuando te aburras botarla.— Alzas una ceja.— ¿No es acaso eso lo que siempre buscas? Oye, soy una chica cristiana, asisto a la iglesia, voy a salidas sanas, no bebo, no voy a clubes y me guardo para mi esposo.— Sonríes ampliamente tomando tu mochila.

— Eres todo lo que busco, Samantha.— Dijo serio y se puso de pie yéndose.

Te quedas perpleja por varios segundos pensando en eso último, lo que tú esperabas era que saliera corriendo, no que te dijera que eres lo que busca.

Te pones de pie dejando ello a un lado, seguro solo bromeaba o intentaba hacerse el interesado para ver si consigue que te rindas a él.

Al día siguiente encuentras una carta encima de tu pupitre, la tomas mirando al rededor viendo un par de estudiantes conversando. No podrían ser ellos. La abres empezando a leer el contenido.

"En serio que no me conoces, Samantha, sé que has escuchado y visto cosas mías, pero desde que llegaste algo de ti empezó por enloquecerme, llamas mi atención de una forma impresionante. No sé si es tu sincera sonrisa, tu gentileza o tu pureza, pero toda tu me encantas. Tienes esa gracia que te hace diferente a los demás y ayer supe por qué. <Un corazón alegre hermosea el rostro> Proverbios 15:13 ¿Te sorprende? Si, he leído la palabra de Dios, no mucho en realidad pero algo. No te desharás de mi, Samantha". - S.J

Abres la boca grandemente sorprendida por todo lo dicho, Stephen no es quien pensabas o bueno, no todo, hay algo más y Justo en ese instante dentro de ti empezó a crecer un interés y una curiosidad por conocerlo.

El día pasó realmente rápido, no viste a Stephen por lo cual te vas un poco desanimada, necesitabas con urgencia que te explicara qué fue todo eso.

One Shots de S.J #2 #WATTYS2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora