Kim

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—Kim ¿Quieres venir a comer hamburguesas ésta noche? —sonrió Luke, que había sido acompañado por Bastien hasta el área de pediatría, donde estaba la jovencita.

—Sí, me encantaría —pronunció sorprendida.

—¡Genial! Ya dijo que sí —sonrió mirando a su padre.

Bastien también sonrió, y luego miró a Kim.

—Te enviaré mí dirección por mensaje ¿O prefieres qué pasemos por ti?

—No, no hace falta, con la dirección estará bien —sonrió.

—Perfecto entonces, te esperamos a las ocho —le dijo con una suave sonrisa, tomando a su hijo por los hombros, para irse ambos.

***

Luke corrió hacia la puerta al escuchar que alguien tocaba el timbre, y observó por la mirilla, al subirse a una silla, que se trataba de Kim.

Se bajó y abrió la puerta, sonriendo ampliamente.

—¡Hola, Kim! Pasa, mi papá ya está preparando las hamburguesas.

—Que rico, traje helado para el postre —sonrió mostrándole una bolsa.

—Ven, vamos a la cocina.

La jovencita acompañó al niño, mientras escuchaba lo que el pequeño rubio le contaba, y sonrió al entrar y ver a Bastien con un delantal rojo, y gorro de cocinero del mismo color.

—Hola.

—Hola Kim, que puntual —sonrió.

—Sí, soy puntual, pero aquella primera vez que nos conocimos, no fue mí culpa.

—Lo sé, no te preocupes —sonrió con diversión—. Guardaré el helado.

—Ven conmigo, Kim ¿Te gustan los juegos?

—¿Qué juegos? —preguntó curiosa, acompañándolo hasta la sala.

—De consola, con mi papá jugamos todos los días. Ven, siéntate aquí conmigo —le dijo tirando dos almohadones del sofá al suelo, para sentarse ambos.

Kim se sentó junto al niño, y tomó un joystick, mientras Luke le explicaba los botones para caminar, saltar o golpear. Y aunque no entendió casi nada, le dijo que le diera a iniciar.

Era un juego de peleas, y ella eligió un personaje femenino, con un kimono.

—Seré bueno sólo porque nunca jugaste —sonrió con malicia el pequeño rubio.

Y más allá de haber dicho aquello, Kim sólo duró unos segundos, antes de morir.

—Oh, no se vale, yo le apreté éste y no hizo nada.

—Ese es para saltar —rio el niño.

—Ah, ahora veo porque sólo saltaba cuando tú me atacabas —murmuró pensativa, moviendo su cola de un lado hacia el otro—. Ponlo otra vez.

—De acuerdo.

Luke volvió a darle iniciar, y tocando todos lo botones, logró defenderse, hasta ganarle la partida.

—¡Te gané! —exclamó emocionada—. Otra vez.

—Bueno —le dijo volviendo a darle iniciar.

Kim miró emocionada el juego, e hizo lo mismo, apretar los botones al mismo tiempo, riendo al ver que le iba sacando más a la barra de vida.

—¡¿Pero cómo hiciste eso?! —exclamó Luke desconcertado.

—No sé, sólo apreté los botones —rio.

Bastien llegó a la sala con una bandeja de hamburguesas, sonriendo al verlos jugar.

—¡Bastien! Kim hizo un poder extraño.

—Wou ¿En serio? ¿Qué personaje usaste? —sonrió colocando la bandeja sobre una mesita, sentándose en el sofá.

—Una chica con kimono —sonrió—. No conocía estos tipos de juegos, me gustan.

—Bienvenida al club entonces, a Luke le encantan. Si no lo controlo, se puede quedar horas viciando frente a la pantalla —sonrió divertido.

—Una vez estuve cuatro horas seguidas, cuando mí papá se quedó dormido —rio travieso el niño, dándole una hamburguesa a Kim—. Y cuando se despertó, se enojó.

—Sí, son muchas horas, y tú lo sabes —le dijo revolviéndole el cabello.

Kim le dio una mordida a su hamburguesa, y sonrió mirando a ambos. Al fin se sentía cómoda en aquella ciudad. Bastien era un buen amigo, y su hijo muy agradable.

...

KimWhere stories live. Discover now