Capítulo 3

93 12 0
                                    

No sería justo seguir contandoles sobre mi niñez sin decirle cuáles fueron las primeras visiones y pensamientos que llegué a leer pero... ¿Realmente quieren saber eso? Bueno, puedo darles la seguridad que en mi mente está muy bien grabado el día de mi nacimiento, lo recuerdo muy claramente y sé que el doctor que me tuvo entre sus brazos al salir del vientre de mi madre probablemente está muerto porqué tengo memorias suyas en mi cerebro y una de ella era que le habían detectado cáncer. La enfermera que estaba de turno el día de mi nacimiento también me tuvo entre sus brazos y vi en una de sus memorias al esposo alcohólico que la golpeaba cuando llegaba tarde a casa pero ya eso es otra historia.

A medida que iba creciendo sentía la necesidad de contarles a todos lo que en mi mente pasaba, lo que podía hacer y la verdad es que esta especie de habilidad me hacía sentir como todo un super héroe pero la sociedad no aceptaba a los diferentes como algo normal. Lo diferente siempre será malo o peligroso para casi todo el mundo.
Los llamados "locos" son un claro ejemplo de ello ¿Qué es un loco para ti? Porqué para mi no es más que una persona que merecía nacer en un planeta diferente a este, un lugar donde pueda ser entendido y no juzgado, donde pueda ser él mismo y no ser un paciente a quien quieren librar de su supuesta locura.
La locura es más pura, mas sana y puede que sea el camino hacía la felicidad.

El doctor Speller llamó por teléfono al hospital psiquiátrico que no era más que una cárcel para los que pensábamos diferente al resto o eso creo, luego de eso habló con mi madre y la terminó convenciendo de que tenía principios de esquizofrenia ¿Y mi madre le creyó? ¿A un hombre de corbata, con cabellera blanca, lentes para la visión y un título universitario de psicología el cual afirmaba que era especializado en psiquiatría? Pues temo decirles que si, terminé siendo internado.

Psiquiátrico Estatal Juvenil Eleonor Brown
28 de Marzo del año 2000

Sin ambulancias ni camisas de fuerzas sino que por mis mismos pasos fue que entré a lo que sería el inicio de sanación de una supuesta esquizofrenia que en realidad no padecía. En la  gran estructura de dos plantas lo cual era el psiquiátrico estatal, lo primero que logró robar mi atención fue el gran cuadro de un señor de piel arrugada que se encontraba en la parte superior de la pared detrás de donde estaba una chica de cabello negro que parecía ser la recepcionista.

Recuerdo que antes de salir de casa mi madre lloraba demasiado por el hecho de que iba a estar internado y la dejaría sola, o al menos eso pude leer en su mente. Entre sus pensamientos estaba incrustado el de que mi enfermedad se debía a el abandono de mi padre, pero estaba equivocada.

-Todo esto es por tu salud, hijo mío -me dijo mi madre entre sollozos -Pronto estaremos juntos de nuevo aquí en casa.

-Pero mamá, no tengo ninguna enfermedad -le dije mientras intentaba calmarla tomando sus manos -estoy totalmente sano y lo sabes.

A veces el destino puede llegar a ser crueles con nosotros y no nos damos cuenta de ello o sencillamente lo dejamos pasar. Tal cual era el caso de mi madre y el mío que lo único que teníamos era el uno al otro. Pero ahora yo me iría a ese tonto internado y no volvería a casa en un largo tiempo.

-Ese no fue el resultado que dio el test que te hicieron en aquella consulta, hijo-.

-Pero mamá, el doctor nunca me hizo ningún test -le dije al mismo tiempo que pensaba en que a veces no le dan mucha importancia a la opinión de un niño-.

-Ve por la maleta -Respondió mi madre con voz autoritaria cuando secaba sus lágrimas -. Ya debemos irn...

Una dulce voz me sacó de mis pensamientos cuando estaba frente a la recepción con mi madre:

-¿Como te llamas, pequeño?

El aliento de aquella recepcionista era como de menta, sus ojos verdes como las hojas de un árbol y su cabello se veía reluciente.

-Christopher Branson ¿Y el tuyo? -le respondí.

-Bonito nombre, mi nombre es Jenny

La verdad es que ya sabía hasta su apellido pero no iba a mencionarlo porqué fue ese tipo de cosas lo que me llevó a donde estaba en ese instante.
Luego de que mi madre atacara a la recepcionista con preguntas de todo tipo, decidió irse a casa y volvió a llorar pero esta vez fue menos que antes de venir. La recepcionista le dijo mil veces que podía estar tranquila ya que nada malo me iba a suceder porqué en ese lugar todo era aprendizaje y nada más. Al parecer ese era el lema del psiquiátrico.

Al marcharse mi madre, la señorita Jenny me hizo seguirla por unos pasillo hasta llegar a una habitación la cual llevaba una etiqueta que tenia el número "303" en la puerta.
Era un pequeño cuarto con paredes blancas, había una pequeña mesa de noche y encima de ella estaba un cubo de Rubik, un cuaderno y dos lapiceros.

-Esta será tu nueva habitación -me dijo sonriendo Jenny y prosiguió: -No se parece a tu antigua habitación ¿Cierto?

-No se asemeja en nada, todo es totalmente diferente

-Te acostumbrarás -me dijo guiñandome un ojo - ¿Ves esa hoja que está en la pared? Es un horario que debes cumplir al pie de la letra sin falta alguna.

Una gran hoja de papel con varios colores estaba pegada en la pared que había señalado Jenny pero no se me apetecía leerlo en ese instante

-¿Sabes leer? No te ofendas pero la verdad es que... -Jenny en ese momento hizo una pausa para acercarse a mi odio y susurró: acá hay personas de diecisiete años que no lo saben y aún están aprendiendo.

No pude evitar reirme ante tal comentario porqué pensé en responderle "¿Y tu sabes leer mentes? No te ofendas pero el noventa y nueve por ciento del mundo no lo sabe"

Luego de eso Jenny me hizo conocer todo el lugar como si estuviese de paseo en un museo cuando realmenteme me encontraba en un sitio repleto de gente loca

¿Esto Es Parapsicología?Where stories live. Discover now