4. Conejo

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D. Gray-man no me pertenece.
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Aquella criatura que se encontraba frente a él era abominable, de pelaje naranja, con dientes enormes y filosos, unos ojos tan negros como el carbón que lo inspeccionaban con detenimiento. Su nariz no dejaba de moverse, olfateando el ambiente en búsqueda del aroma a miedo.

Pero él no tenía miedo por supuesto. No Kanda Yu. Lo que sentía por esa criatura era desprecio; era el mismo sentimiento que tenía por el aparente dueño de esa abominación.

- ¿No te parece adorable, Yu? - preguntó Lavi enseñando el pequeño conejo que había encontrado al espadachín.

Kanda torció los labios.

- Aleja eso de mi, conejo estúpido. ¡Y más te vale que dejes de llamarme por mi nombre de pila! - amenazó el pelinegro con su espada desenvainada.

Lavi únicamente retrocedió temeroso, eso sí, sin dejar de acariciar a su nueva adquisición. Kanda se siguió de largo con dirección a su habitación, dejando al joven Bookman sólo.

- Rayos... y yo que pensé que le gustaría - dijo para si - Ahora, ¿A quien podría dárselo?

Lavi había encontrado al pequeño conejo durante su última misión. Lo había dejado sin hogar por accidente al incendiar su madriguera con su sello de fuego, aunque por suerte, la pequeña criatura no tenía ninguna herida. Así pues, decidió llevarlo consigo para buscarle un nuevo hogar con alguno de sus compañeros.

Su primera opción había sido Yu, pensando en que le haría buena compañía y quizá lograría ablandarlo sólo un poco, pero pareciera que al exorcista no le gustaba la idea. Ahora debía pensar en alguien más que pudiera cuidarlo.

Un foco se encendió sobre su cabeza y pronto salió corriendo por los pasillos de la Orden gritando un nombre en particular. Buscó en su habitación, en la oficina del director la cual se encontraba vacía (cosa no tan extraña conociendo a Komui y su manía de evitar el trabajo), seguido del comedor pero no podía encontrar a la linda exorcista de cabello oscuro.

- Vamos Lenalee, ¿Dónde estas?... ¡Lenalee! - mientras caminaba con el conejo dentro de su uniforme, siguió gritando el nombre de la chica.

Finalmente fue a la sección Científica, esperando encontrarla sirviendo café a los muchachos.

- ¡Allen! - saludó a su amigo en cuanto lo vio - Necesito tu ayuda.

- ¿Qué ocurre Lavi? - preguntó en cuanto hubo dejado unos papeles a Reever.

- ¿No has visto a Lenalee? Quería ver si me podía ayudar con algo.

El peliblanco lo pensó unos segundos.

- Estuvo aquí hace unos minutos. Le ayude a entregar el café.

- ¿Y no sabes donde se encuentra ahora?

- Creo que fue a entregarle su café a Komui, así que quizá este en su oficina.

- No, no, no - el pelirrojo ya estaba algo desesperado - Acabó de ir ahí, el director no está y ella tampoco.

- ¿Por qué tienes tanta urgencia de encontrarla?

Lavi sonrió con picardía a la vez que sacaba al conejo de entre sus ropas con cuidado, como si fuera un mago.

- Quiero ver si quiere quedarse a Yoshi.

- ¿Yoshi?

- Si, lo encontré cuando fui en busca de inocencia a Francia y le estoy buscando un hogar.

Historias de un conejoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang