"REENCONTRAR Y DESAPARECER"

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Miguel hablaba entre dormido, toda la noche no dejaba de moverse y susurrar por ayuda, la respiración se le dificultaba y sudaba a mares, solo llevábamos en esa isla una semana y la preocupación me estaba comiendo, me mantenía siempre cerca del moreno por cualquier cosa, Mimi se encargaba de las curaciones y del alimento de nosotros, resulto ser alguien agradable con quien me entendí fácilmente, haciendo de la estancia en aquel lugar un poco menos pesada.

La gente del lugar era muy amable, todos saludaban y se ayudaban entre ellos, la mayoría eran jóvenes y había muy pocos niños, ningún anciano a la vista, salvo quizás el jefe.

Tome una enorme calada de respiración, el tiempo había sido duro, ya habían pasado meses desde que arribamos del puerto de Veracruz con las esperanzas de encontrar a mi hermano, ahora me encontraba sin barco, sin tripulación, en una isla apartada del mundo, viviendo con un puño de personas y un esclavo enfermo de gravedad, me estaba quejando, bufando de mi suerte, sentía al niño berrinchudo surgir dentro de mí, mira al decaído niño y volví a suspirar, me sentí injusto y comprimí mis enojos.

Me sentía derrotado, en toda esta semana no deje de pensar que quizás todo había sido mi culpa, yo alenté la tripulación a seguirme a una búsqueda sin sentido, y que quizás el ataque haya también sido a causa mía, porque me preguntaba ¿Cómo no me había dado cuenta que era perseguido por un grupo de piratas? Quizás pensé que tenía todo controlado, quizás me confié demasiado, quizás el mar lo sentía demasiado chico para mí.

Miguel soltó un gruñido incomodo, trato de moverse y yo lo ayude a voltearse para estar mejor, Mimi entro esa tarde nuevamente con una sonrisa, un plato de pescado frito y dos vasos, uno con agua el otro con la medicina del morocho.

– ¿Qué tal? ¿Qué dice nuestro enfermito? – Miguel solo entre-abría los ojos

–A estado mejor– le conteste yo con una sonrisa –Pescado... otra vez– ella hizo una mueca

–Por lo menos di que no los usamos como sacrificio humano para los dioses de la isla– bromeo ella

–Ya, solo es un pequeño chascarrillo–

–Chascarrillo mis nalgas capitán– tape rápidamente su boca, solo ella sabía de mi verdadera posición, para los demás yo solo era un esclavo liberado, pues me encontraron estaba sin mi estupenda gabardina y sin botas

–Shh, ¿Quieres que me liquiden Mimi? – ella me quito las manos de mala gana

–Mira capitán, yo soy muy buena persona si me lo propongo, pero nadie aquí se traga su historia– me acuso

–Ya se, ya se, me arrancarían la piel de los pies– había contado que Miguel y yo éramos muy buenos amigos, y que caímos del barco en un ataque pirata – ¿Pero qué más quieren que les cuente? –

–otra cosa, cualquiera, escucha, todos se preguntan por qué Miguel tiene marcas de esposas y tú no, tu piel está más cuidada que la del chico moreno, y si de casualidad te llegan a ver usar palabras fifirufu o cualquier otra que usa toda esa gente estirada te clavaran la estaca por el culo. Así que miente mejor– la chica tenía razón, las personas que nos llegaban a ver me hacían demasiadas preguntas, en algunas tuve la torpeza de contradecirme, y lo peor es que Miguel estaba dormido la mayor parte del día por lo cual no podía ayudarme, era preferible para mí no salir de la cabaña.

– ¿Pero qué hago? ¿Qué digo? Ya conteste a todo, me quiero largar de aquí lo más rápido posible– bufe molesto, tenía cuidado de no tragar ni una espina del pescado mientras Mimi revolvía el brebaje de Miguel, este escuchaba entre la conciencia y el limbo.

–Algo diferente, algo muy difícil de digerir y por lo cual ya no sospechen de ti, perdona no poder ayudarte más, pero aquí yo solo soy la enfermera del niño– el brebaje se me hacía asqueroso, pero ella tenía razón, deje mi mente pensar mientras levantaba con cuidado a Miguel para que tomara el medicamente, a lo que le chico solo juntaba las cejas en señal de asco.

Naufragio De TempestadesWhere stories live. Discover now