Dix

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El pie de Jungkook golpeaba el piso frenéticamente. Tal vez debería dejar de morderse el labio como lo estaba haciendo, podría herirse a sí mismo. Pronto sus manos sudaban tanto que el móvil comenzaba a resbalarse por su palma.

-¿Hola?

Tragó duro. La voz de Seokjin al otro lado de la línea terminó de cortar su respiración. Naturalmente, esperaba que hablar con el mayor le permitiera sentir la calma habitual. Naturalmente, sólo se sumió en nervios.

-¿Hola? ¿Kookie, estás ahí?

-Hyung...- Murmuró contra el micrófono.

-¿Qué ocurre? ¿Están bien?- El beta se oía preocupado. ¿Cómo no estarlo? Pero, ¿no debería haberlo pensado cuando los dejaron solos? Pensar en que no todo saldría bien, o tal vez nada. Sí, no deberían haberlo cargado con tal responsabilidad. Él no acostumbraba cuidar a nadie, siempre era al revés. Por supuesto que sería un desastre cuidando a un omega -¿Kookie... hay algún problema?

Esperen, no es como que lo hubieran dejado. En el fondo sabe que no les había dado opción.

-Sí...

¿Y alguien más? Sólo de pensar en que otro se ocupara del castaño con sonrisa cuadrada un gruñido gutural nacía en su pecho.

-¿Sí están bien o sí hay un problema?

-Este... Las dos- Volvió a murmurar. Se lamentó que su voz se cortara en la última palabra.

-¿Qué ocurrió?

Él esperaba esa pregunta. Lo hacía desde el momento que había decidido llamar a su hyung. Pero tal vez esperar y estar preparado no sean la misma cosa. ¿Qué ocurrió? Bueno, sí, podía procesarla. Responder... otro tema.

-Lo que pasa es que...- Volvió a tragar con la garganta seca -Bueno... En realidad.

-¿Si..?

-Hyung... yo, bueno, no yo... nosotros... Ay...

.

~ Flashback ~

Cuando Jungkook apoyó a su hyung sobre las sábanas ligeramente sudadas no pensó mucho. O tal vez pensó demasiado. No estaba seguro. Es que su mente divagaba con tantas cosas a la vez ("no debería", "siempre quise", "me odiará", "me necesita", "lo necesito") que terminó por dejar de oírse a sí mismo, casi como si hubiera activado el mute de su propio cerebro. Sólo eran él y su lobo. Gruñidos ansiosos y dolores en el pecho y entrepierna.

Los ojos de Taehyung lo observaban con clara expectación, y ¿quién era él para negarle algo? El castaño parecía estar tan o más caliente, a decir por su respiración entrecortada y sus mejillas sonrojadas. Podía prescindir de cualquier cosa en el mundo, pensó en ese momento, podría vivir sin una gota de agua, mientras pudiera observar aquellos penetrantes ojos ambarinos. ¿Le había dicho alguna vez que tenía la mirada más astuta que hubiera cruzado jamás? Claro que no. ¿Por qué no le dijo nunca lo mucho que le gustaba cada uno de sus gestos? Tal vez no hubieran llegado a esta situación sin hacerle sentir que lo estaba usando egoísta e injustamente.

Volvió a callarla. Ésa había sido su mente hablando otra vez. Gruñó enfadado, porque no soportaba los pensamientos y porque los estaba corriendo a un lado para no sentirse como el ser despreciable que era.

-Kookie...- Lo llamó. La forma en que pronunciaba su nombre hacía que todo alrededor se volviera ligero, líquido. Dejaba las letras flotando en el aire demostrando que las había saboreado en la punta de su lengua -¿Puedes parar, por favor?

Y ahí estaba el corazón de Jungkook crujiendo y volviéndose cientos de fragmentos filosos.

-Lo siento...- Retiró la mano que, sin saberlo, había llevado hasta la mejilla del mayor. Iba a moverse, dejarlo en paz, porque en un segundo de lucidez su hyung le había pedido que parara y que no continuara con lo que fuera que estaba haciendo. ¿Por qué no, si él no debería estar cerca para empezar?

Capricho de omega KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora