OO | Prólogo: Kitty Eyes

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Caminaba tranquilamente por los largos pasillos de su gran universidad recibiendo miradas de parte de algunos omegas y a la vez uno que otro alfa. Algunos lo miraban con deseo, otros con amor y otros muchos con envidia u odio.

No era su culpa ser uno de los alfas más deseados en todo el campus, aún así, no le agradaba ese título que le habían colocado, el jamás a querido cortejar a algún tonto omega, ni siquiera se sentía atraído por los diversos aroma dulces que estos tenían, le empalagaban si podría decirse. No le agradaba el contacto físico y odiaba cuando algunas chicas o chicos se le pegaban como si de una garrapata se tratase.

Normalmente un Alfa tenía que ser alguien que mimara todo el tiempo a la o el que fuera a ser su novia o novio, siempre tendría que cuidarlo y tener un compromiso con esta persona, a el no le interesaba, su lobo y el estaban de acuerdo en el echo de no tener una pareja jamás.

Aborrecía infinitamente tener un novio o novia, no deseaba formar una familia cuando fuera mayor, la crianza de un cachorro era un tema que le causaban nauseas. ¿Cambiar pañales y soportar a un chiquillo de garritas afiladas corriendo por todo su hogar? No gracias.

Aquella era la opinión de Jeon JungKook referente a esa clase de temas.

Ni siquiera tenía en mente cambiar a la hora de conocer a su pareja predestinada, aparte de que pensaba que aquello no eran nada más que tonterías y formas en la que te engañaban para tener un cachorro que complacerá nada más a tus familiares y el deseo de un simple omega, una estupidez ¿no?

Muchos de sus amigos le han dicho que tener un tierno omega solo para ellos es algo asombroso, el echo de que puedas mimarlo o él te mime, tomarlo de la mano, darle pequeños besitos e inclusive las citas eran demasiado hermosas. El no le veía el gusto de tener a alguien que todo el tiempo este apegado a ti, no entendía porque todos se encaprichaban con alguien que tarde o temprano iba a irse.

JungKook tenía su secreto, jamás quería tener pareja ya que temía ser rechazado, engañado, dejado o que le rompan el corazón, todos los aspectos negativos de una relación lo atemorizaban y se convenció a si mismo de todas las barbaridades que piensa acerca de los omegas.

No le agradan los omegas, su olor es dulce y algunos son muy lindos y adorables, muchos otros tienen cachetitos que te dan ganas de besar y hasta morder, otros tienen cuellos tan apetecibles a la vez que cuerpos de infarto, y algunos más, eran muy amables. Aún así, se daba cuenta con todos los omegas que ha conocido, que todos y cada unos son unos fáciles y demasiado sumisos, aquello no le agradaba en nada.

El quería a alguien que lo amara no sólo porque es un apuesto y fuerte alfa, él, por más raro que suene, deseaba un omega que no se dejará intimidar, que no le atraiga solamente su forma física y que no se enamorara solamente de su lado bueno, para nada, él deseaba que su pareja predestinada fuera capaz de conocerlo, aceptarlo y amarlo, sea como el sea.

¿Sus plegarias algún día serían escuchadas? Posiblemente si y se pudo responder de forma positiva a esa pregunta cuando conoció a un hermoso chico omega de piel pálida y preciosos ojos felinos.

Gracias a todos los Dioses, aquel chico no se veía un sumiso, mucho menos un fácil, cuando lo vio pasar y se percató de como varios alfas se lo comían con la mirada, aquel con rasgos felinos solo los ignoraba y podría decirse que escucho como insultaba a algunos.

Su aroma a algodón de azúcar era simplemente algo inefable, tan dulce pero por alguna razón no le empalagaba como otros olores. Parecía un lindo copito de nieve gracias a su pálida tez, su cabello rubio combinaba con su piel, se veía tan puro e inocente a su parecer. Era bajito, piernas delgadas y cintura pequeña, perfecta para colocar sus grandes manos en ella. Sus pequeños labios de un color rosáceo se hacían notar a simple vista; eran tan apetecibles. Se encaprichó cuando notó la punta de su nariz levemente rosadita al igual que sus mejillas, dandole un toque aún más adorable.

Lo que realmente no pudo dejar de mirar, eran aquellos preciosos ojos felinos, se escondían debajo de unas gafas delgadas y redondas, se veían tan pequeñitos y eran alargados.

Era como ver un tierno gatito blanco.

Jeon JungKook jamás imaginó enamorarse tan perdidamente de alguien, mucho menos escribir cartas para este alguien.


"Querido chico de ojos felinos:
Estoy perdidamente enamorado de ti

-JK"

Kitty Eyes  ↬  KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora