Capítulo 24

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Regla número veinticuatro para el estudiante de primer año: "Tomar una decisión difícil conlleva tiempo"

Cuando Arthit se despertó y abrió los ojos lo primero que vio fue el techo de una habitación desconocida. Y el primer sonido que escuchó fue el sonido del agua cayendo como si alguien se estuviese bañando.

Arthit se levantó y se sentó en la cama. Se sentía mareado, y sus ojos seguían casi cerrados. La luz había atravesado las cortinas de la habitación, lo que significaba que la mañana había llegado. Y, aun así, el cerebro de Arthit parecía estar todavía apagado, sin estar listo para enfrentar el inicio de un nuevo día. Él sólo quería cerrar los ojos nuevamente y volver a dormir. Pero cuando Arthit dejó de pensar y comenzó a cerrar los ojos, la puerta del baño se abrió y fue Kongpob quien salió de ahí.

—P'Arthit, ¿ya despertaste?—Kongpob preguntó en cuanto vio a Arthit somnoliento y bostezando.

—Si, ¿qué hora es?

—Las ocho y media.

Arthit frunció las cejas, él generalmente los domingos no despertaba hasta después de mediodía, pero ese día lo había hecho a causa del sonido del agua. Una suerte.

—¿Las ocho y media? Es malditamente temprano, ¿a dónde vas a esta hora? —gruñó Arthit molesto.

—Hoy es el cumpleaños de mi sobrina—, explicó Kongpob.

Arthit comenzó lentamente a recuperar los sentidos y a recordar la secuencia de acontecimientos recién ocurridos el día anterior.

Todo cobró sentido. El día anterior había ido a comprar un regalo con Kongpob para su sobrina, y cuando volvió a su departamento se encontró con su piso inundado. Entonces pasó la noche en el departamento de Kongpob, descubrió que sus balcones estaban uno enfrente del otro, y fue cuando reunió el valor para hacerle al fin la pregunta a Kongpob que tanto había evitado. Y aunque fue unas horas después, Arthit escuchó la respuesta.

Una respuesta cuyas palabras hicieron temblar su corazón.

Después de escucharlo, a pesar de todos sus esfuerzos, no pudo cerrar los ojos y dormir hasta que dio la mañana. Entonces, cuando estuvo completamente despierto comenzó a recuperar la conciencia y junto con esta, el nerviosismo regresó.

Una sensación extraña en su corazón al saber que Kongpob estaba enamorado de él.

La confusa situación hizo que Arthit se sintiera extraño. Se sentó torpemente en la cama y no se atrevió a encontrar su mirada con la de Kongpob.

Kongpob, en cambio, creyó que Arthit se comportaba así porque aún quería seguir durmiendo.

—P'Arthit no tienes que levantarte. Te dejaré mi llave de repuesto, así que puedes seguir durmiendo.

Arthit se estremeció ante la amabilidad del novato, e inmediatamente se apresuró en rechazarlo.

—No, está bien. Tomaré un baño y regresaré a mi dormitorio. —Arthit se levantó rápidamente, tomó una toalla y entró en el baño. Ya estando ahí abrió la corriente de agua y enjuagó su cara un par de veces. El espejo le mostró el rostro de un hombre cansado y con signos evidentes de no haber dormido. Arthit se dio unas palmadas en la cara, tratando de avivar el color en sus mejillas.

Nada terrible podría pasar si lograba comportarse con naturalidad. Tomar un baño y volver a la habitación. Contratar un plomero, arreglar su departamento y todo volvería a la normalidad.

Arthit respiró profundamente y comenzó a bañarse. Cuando salió del baño, vestido con su misma ropa, Kongpob se levantó de la mesa y se acercó a él.

SOTUS- El malvado veterano y el estudiante de primer añoWhere stories live. Discover now