6

1.7K 61 2
                                    

Cuando la noche llegó, me dormí con aquel pensamiento en mente... conseguir el nombre de aquel extraño que dulcemente me atormentaba todas las noches... 

El cielo pintaba sus tres colores típicos del atardecer; me encontraba sentada en uno de los columpios del parque, deleitandome con el hermoso regalo que el cielo pintaba para mi... la belleza de un atardecer.Y entonces sentí que alguien me daba impulso, un leve impulso; no había necesidad de girarme para saber quién era, son oler su exquisito perfume bastaba para concluir que era él.

-¿Cómo apareciste?-pregunté tratando de controlar mis ganas de volverme hacía el.

Alcanzé a escuchar cómo soltó una delicada risita.

-¿Acaso eso importa? Siempre lo hago.

Su aterciopelada voz pareció una perfecta melodía entonada en mis oidos.

-¿Quién eres?

-Estoy más cerca de tí de lo que tú crees...

-¡Maldición! Quieres darme una respuesta concreta?!

-Oye, ¿qué dijo chris acerca de las maldiciones?-su voz seguía siendo tan suave a pesar de que la mía se había elevado un poco-Porqué no lo cambias por algo más... sencillo.

-Si no me vas a decir quién eres, ¿podrías al menos darme un nombre?

-Sí que eres insistente ¿no?

Otra de sus sonrisas estalló delicadamente en mis oidos, mientras seguía dándole un leve impulso a la silla metálica que me columpiaba.

Sentí cómo se acercó a mi oído, y entoces susurró.

-Me llamo Drew...

Me giré rapidamente, esperando que por la nula distancia alcanzara a mirarle...

Y el horrible pitido del timbre empezó a sonar en mi cabeza, alguien llamaba a mi puerta.

Me levanté a regañadientes y bajé con desgana por las escaleras tomando mi cabeza con una de mis manos para intentar aplacar mi desordenado cabello.

-¿Chris?-dije al ver unos rizos alumbrados por el encandilante sol que me obligó a cerrar los ojos

¿Estabas dormida?-masculló introduciendose a mi casa-¡Son las nueve de la mañana!-agregó escandalizado y en tono de burla.

-Es domingo Chris-me encogí de hombros mientras cerraba la blanca puerta de la entrada.

-Bueno, y ¿estás lista?

¿Lista para qué?

-¡Para buscar a

tu chico!-musitó como si fuese obvio.

-¿Ahora? ¿Ya? ¡Pero hay mucho tiempo aún!

-Nunca subestimes el tiempo _____; así que vamos, anda a cambiarte, no querrás salir ne pijama ¿cierto?-enarcó una ceja.

Puse los ojos en blanco y me volví hacia las escaleras, Chris iba detrás mío.Busqué entre mi desordenado armario una falda de mezclilla con un poco de volumen que llegaba a media rodilla; y una blusa de manga corta, de esas que parecen que llevas un chaleco encima, en tono violeta.

Me giré a ver a Chris quien se encontraba sentado en la cama.

-Te volteas, ¿por favor?

El se paró y fue a vacilar con las cosas que tenía en mi escritorio.

 No me incomodaba cambiarme en una habitación en donde Chris estuviera; es mi mejor amigo, me ha visto en sólo dos prendas... pero a pesar de eso; el respeto el algo que nunca deja de lado.

Me cambié rápido y me pusé unos zapatos sencillos; nunca me ha gustado usar sandalias, mis pies son una de las partes de mi cuerpo que no me gustaba mostrar; sólo mis padres y chris los conocían.

-Ya-musité indicándole a chris que había terminado.

-Linda ropa-musitó como aprovación de mi vestuario.

Le dí una sincera sonrisa y cepillandome mi cabello, lo sujeté en alto. Ambos bajamos hasta la sala. chris abrió la puerta indicándome que saliera.

-Las damas primero-dijo como todo buen caballero.

-¡Ni siquiera he desayunado!-protesté

-Desayunaremos afuera. ¡Vamos!

Me tomó de la mano y me llevó hacia el exterior. Me indicó que subiera al auto y como una niña pequeña obedeciendo a su padre, lo hice.

-¿Y a dónde quieres ir a desayunar?-preguntó regalandome una radiante sonrisa.

-Si en realidad me conocieras, no hicieras esa pregunta.

-Bueno, pensé que querías variar-se encogió de hombros.

-Ambos sabemos que queremos ir a McDonald's, así que conduce.-sonreí.

Tanto a chris como a mí, nos gustaba comer en McDonal's; era uno de los tantos gustos que compartiamos. Llegamos. El establecimiento no estaba muy lejos de casa, por lo tanto no hicimos mucho tiempo. La acción de ése día la había sentido como un Dejá vu del día anterior.

Una vez sentados en la mesa con nuestra charola llena de comida enfrente, comenzamos a hablar; a chris se le notaba emocionado.

-¿Y...?-musitó clavando sus verdes ojos en mí.

-Y... ¿qué?-dije haciendome la desentendida.

-Vamos _____, sabes a que me refiero. ¿Para que salimos hoy?

-No creo que lo encontremos aquí-dije con un aire de burla y sonreí.

-Dime que conseguiste su nombre.

-Esto parece una investigación policiaca-volví a reír. Sin embargo, chris se dio cuenta de mis intenciones por evadir el tema.

-_____-masculló con aire de amenaza y enarcó una de sus delgadas cejas.

Suspiré resiganada.

-Drew... me dijo que se llamaba Drew...

Una sonrisa se dibujó en los labios de chris dejándome ver sus perfectos y blancos dientes. Pero mi rostro se teñía de un mátiz de tristeza, uno tan leve, que sólo chris sería capaz de conocer.

-¿Qué pasa?-preguntó preocupado.

¿Te imaginas cuántos Drew

puede haber en el mundo?-traté de sonreír pero las comisuras de mis labios no se elevaron de una manera deseada.

-Bueno, alguna seña en particular a de tener-trató de animarme.

Y entonces recordé, aquel sueño donde le había observado su cuello.

Simplemente no quiero extrañarte esta noche (Justin Bieber)Where stories live. Discover now