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-¿Por qué…-vacilé

-por qué no quisiste que Chris y yo compartiéramos la cabaña?

-Ya lo dije, no me parece correcto que un hombre y una mujer duerman juntos si no son nada

-respondió mientras su mirada recorría la habitación como si buscase algo.

-Claro, pero si es correcto que Andrea y tu hermano lo hagan, ¿no?

-Ellos se gustan; además, tú misma lo dijiste. Alguien tenía que compartir así la cabaña-dijo y se dio la vuelta para seguir desempacando

-¿Eso era todo?-volvió a preguntar. Una vocecita dentro de mi cabeza gritó “¡No!” ya que insistía en soltar aunque sea una pregunta más de las tantas que el sólo nombre de Justin me formulaba. Di un suspiro de resignación.

-Sí-y mentí controlando todos los impulsos dentro de mí. Salí de su cabaña. Era casi imposible tener una charla sin que él sacara su actitud hostil y por consecuente, yo la mía. Me quedé un momento allí de pie, justo afuera de la choza de madera que antes había pisado. Miré hacía la copa de los grandes árboles, donde el intenso follaje que aun permanecía verde a pesar de ser otoño, no permitía el paso completo del sol.

-_____-me llamó Andrea, y me volví a mirarla

-¿Sabes algo de cocina?-preguntó.

-Lo esencial-debía admitirlo, no era una experta culinaria, para nada; pero algo había heredado del talento de mi madre en ese arte.

-¿Y Lola? ¿Ella sabe?-Mmm… si te gustan los Hot-dogs…

-me encogí de hombros sonriendo.Lola tenía sus talentos; era muy creativa y todo lo que plasmaba en un papel le salía perfecto; pero en el arte culinario, era tan falta de habilidad como yo. Me sorprendí, nunca me había detenido a pensar que sabía más de Lola de lo que parecía.

-Tenemos que hacer el desayuno…

-¡Ja!-exclamé

-Eso será divertido-dije burlándome de la situación que en segundos protagonizaríamos

-¿Por qué ellos no lo hacen?

-Ellos lo harán mañana.

-Claro, y nos mandan a la guerra a nosotras primero ¿no?-farfullé.Andrea sacudió la cabeza y sonrió.

-Vamos por Lola-me sugirió.La seguí hasta la cabaña. Chris aun estaba con Lola, y de lo entretenido que estaba, ni cuenta se dio que Andrea y yo habíamos entrado. Andrea se aclaró la garganta y ambos nos miraron.-Lola, tenemos que hacer el desayuno-le avisó.

-¿Tenemos?-repitió Lola.

-Si. _____, tu y yo. Lola soltó una risotada.

-¿Es enserio?-preguntó incrédula, deteniendo de pronto la carcajada. Ambas asentimos sin pronunciar palabra.

-Será mejor que empecemos ya -repuso Andrea con desgano. Lola suspiró y yo reí de nuevo, creando una imagen en mi cabeza de tres inexpertas en la cocina.Me di cuenta de que la cabaña que Lola y yo compartíamos era la única que tenía cocina, una pequeña; pero muy útil al parecer.

Christian se había ido a desempacar lo último que le quedaba de su maleta; mientras que, nosotras intentábamos imitar alguna de las recetas que había en un libro polvoso que por milagro habíamos encontrado en el almacén. Era la primera noche fuera de casa, durmiendo en una casa, durmiendo en una cama que no era la mía. Se sentía tan extraño, tan poco ordinario, que de alguna forma me hacía extrañar mi hogar. Habían programado una caminata para el día siguiente, después del desayuno que los chicos preparon y que, cabe mencionar; resultó ser mejor que el que nosotras habíamos hecho el día anterior.

Ryan decidió quedarse, lo cual me sorprendió puesto que era el más entusiasta del grupo. Por si fuera poco, Justin nos guiaría. Tenía entendido que las cabañas las habían comprado dos días después de que se mudaron, por lo tanto ya conocían el lugar.El sol era tenue, un aire gélido vagaba por el bosque; ¡vaya día para querer ir a explorar el lugar! Empezamos a recorrer sin fin de maleza. Todos se maravillaban con el recorrido; mientras que para mí, era todo verde.Noté cómo Justin, quien iba hasta delante, caminaba tan grácilmente entre los árboles. Andrea se encontraba a su lado, muy junto; y ambos reían. Sin duda, Justin tenía la sonrisa más bella que había visto, pero en ese momento deseé fervientemente que aquella hermosa sonrisa, fuera para mí. Sentí algo dentro de pronto, no era el vacío; esta vez era una sensación diferente; una inquietud me invadió por completo al ver a Justin y Andrea tan juntos, riendo el uno con el otro; un desasosiego que punzaba en mi cabeza y que de algún modo, me hizo anhelar con una intensa devoción ser yo, en lugar de Andrea.Quise regresar, encaminar mis pies hacía atrás y no ver aquella escena que provocaba todas esas emociones en mí; pero era inútil, a donde sea que caminara por cuenta mía, sabía que me iba a perder.Miré a Chris y a Lola, ambos iban juntos también; pero eso no provocaba alguna de las emociones que provocaba Justin.Cerré los ojos por un lacónico segundo y el viento acarició mi cara trayendo consigo un recuerdo. Drew. Uno de los sueños en los que él había aparecido, me pintaba la escenografía de un bosque… anhelé en ese instante que Drew fuese real, que estuviera allí, conmigo.Era una reacción ilógica ¿no? Es decir, Andrea estaba con Ryan, y Justin era un odioso. ¿Por qué sentía eso?Volvimos a las cabañas a las tres de la tarde, Ryan nos había preparado una deliciosa comida; en ese momento sentí vergüenza de mí. Una noche más, la segunda fuera de casa; no es que llevara la cuenta en un calendario; pero era imposible pasar desapercibido el sentimiento que me hacía echar de menos mi hogar… El canto de los grillos, y el soplo del viento contra los árboles; propios de una noche iluminada, colocaron una pregunta en mi cabeza; una pregunta de la que se fue desplazando otra y otra, hasta convertirse en un montón de incógnitas sin respuesta. ¿Dónde estaba Drew?

¿Por qué ya no soñaba con él?

¿Por qué sentí todo aquello al ver a Justin y Andrea juntos?

¿Qué diablos me estaba pasando? La noche dispersó mis dudas y me albergó en un profundo sueño. Donde él, no apareció.

Simplemente no quiero extrañarte esta noche (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora