20. Últimos recuerdos

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Hey, si estás leyendo esto es que seguramente ya me han ejecutado, estoy hasta nervioso, no sé si esto lo llegará a leer alguien o si simplemente lo tirarán ala basura, pero de alguna forma tengo que hacer tiempo si no quiero el gurda me mate antes de tiempo.

Simplemente vengo a pasar el rato, entonces, ¿porqué no hablamos un poco? pero como  tú no puedes hablar (o escribir en este caso) lo haré yo.

Me llamo Terry, y era de la manda Akha, tengo catorce años, nací el 17 de Mayo, así que soy Tauro y me gusta la carne. Aparento más edad y en algunas ocasiones (la mayoría a decir verdad) puedo llegar a ser insufrible, pero es mi carácter y me gusta ser un toca huevos.

De lo único que me arrepiento en esta vida es haber matado o intentado matar, y más hacer de eso mi dieta, al fin y al cavo el sabor es como el cerdo pero más fuerte, no pierdes nada si nunca lo haces.

Mis padres nos crearon a mí y a mis hermanos solo para seguir una tradición que hace siglos que no se hacía por razones obvias, y nosotros, como buenas mentes influenciables, nos dejamos llevar a pesar de que algunos se quedaron a medio camino. Mi hermana mayor y yo fuimos los únicos supervivientes del ataque de los cazadores en plena noche. Ella encontró una familia que la quería, y estoy orgulloso de que la tenga, a mí las únicas personas que me han querido las he matado.

Todo aquel tiempo solo me hizo convertirme casi en un animal salvaje, tanto que incluso me pasaba meses sin tener mi forma humana. Y es que sinceramente me arrepiente de tod

-Terry,- Me llamó David fuera de la celda.- son las tres y media, hora de la comida.

Me abrió la puerta y salí por ella no sin antes coger lo que había escrito por ahora ya que me había interrumpido.

-¿Con que no ibas a escribir eh?- Sonrió.

-Era eso o seguir enviando aviones de papel a las entradas de aeropuerto que tiene nuestro señor guarda en su cabeza.

Llegamos a la superficie, se me había olvidado incluso que estábamos en el punto de viviendas de su manada, y más concretamente en un sótano secreto.

-No te has cortado un pelo a la hora de pedir.

En frente mío tenía aquel delicioso plato de comida, el solo olerlo ya me daba hambre.

-¿Puedo comer ya o te tengo que comer a tí?- Su colo de ojos cambió a rojo y frunció el ceño.- Era broma.

Me acerqué a la comida y llevé un trozo a mi boca. Estaba jugosa y poco hecha.

-Mmm... Es ración de cachorro, pero una ración de cachorro riquísima.- Dije disfrutando del bocado.

Mientras comía intentaba evadirme de todo y no pensar en que solo me quedaban unas horas de vida. Era muy angustioso pensar en ello, hubiera sido mejor no decirme nada y simplemente matarme de golpe.

Estuve tranquilamente una media hora solo para comer, quería saborearlo bien.

-¿Ya has acabado?

-Para lástima para mí, sí.

-Si quieres puedes ducharte, dentro de una hora y media empezará la ejecución.- Mi corazón dio un bote, estaba a punto de llegar mi hora, literalmente.

Ambos volvimos abajo y me fui a donde usualmente me duchaba. Me deshice de mi ropa y me metí bajo el agua caliente. No era muy de duchas puesto a que había vivido años como un animal, pero aquella vez la disfruté bastante. Las cicatrices que me había dejado mi hermana eran mas visibles y rojizas gracias alas gotas que me caían encima, eso me hacía tener un aspecto mas duro, lástima que nadie llegase a verlo nunca. Varios minutos después me salí y de nuevo me vestí.

Querida Alfa [COMPLETO] {1}Where stories live. Discover now