13. El nuevo

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MIS VACACIONES estuvieron bastante bien. Pasé las dos semanas en una montaña que hacía frontera con Francia, y fue de lo más bonito que ví en la vida. Mike y Lily se pasaron los primeros tres días descansando, pues se habían quedado trabajando muy duro el último mes para pasarlo bien en Navidad.

Dijeron que no se habían podido permitir comprar un regalo decente, pero para mí el verdadero regalo eran esas vacaciones.

En la casa de alquiler en la que estábamos hospedados había Wi-Fi, por lo que pude hacer video llamada con las demás algunos días. O incluso yo y Mía solas.

Después de lo que pasó en el bosque no volvimos a tocar el tema. No sabía si ella sentía lo mismo por mí, y es que creo que ya me había aclarado tras estar dos semanas fuera.

Mía me gustaba.

A pesar de haberla conocido ese mismo año, no podía negar que con ella tenía una conexión especial que no tenía con las demás Alfa del grupo. En ese tiempo también traté de buscar alguna información sobre hombres lobo en internet, ya que me daba algo de pavor preguntarles a ellas directamente, y a pesar de que más del noventa y nueve porciento eran páginas de conspiraciones y mitos, pude encontrar una que parecía que la escribió un licántropo.

En ésta decía cosas como las que ya sabía, que era Alfa, y que era Omega, cuál era el papel de cada rango en la manda... Pero describí un nuevo dato que me tenía bastante desconcertada... Los Mate, son dos licantrompos con la mitad de un alma cada uno, y para estar completos tienen que estar juntos y estar sellados con "el lazo", que según leí, se sella con una especie de boda o cuando el Alfa le muerde en el cuello reclamándolo como "suyo".

Después de leer aquello estaba algo rara con el hecho de acudir al instituto. Además de que según un correo que nos mandó nuestra tutora vendría un chico nuevo. Me mantenía algo indiferente sobre ese tema, pero no podía negar que sentía algo de curiosidad por ver su cara.

-¡Dana!- María vino en mi dirección corriendo a darme un abrazo.

-Si solo han pasado dos semanas.- Reí al ver su reacción.

-Da igual, pero ahora que me he acostumbrado a no ser la única Omega...

-Sueltala ya o la vas a ahogar.- Dijo su hermana riendo.

Al ver a Mía de lejos no pude evitar que a mi mente viniera el recuerdo del bosque, así que mi corazón se aceleró.

-Hey Dana, cuánto tiempo, no nos vemos desde el año pasado.- No pude evitar soltar una pequeña sonrisa, mientras que las demás la miraban con una cara de "no por favor".- Vale vale, ya no vuelvo hacer el típico chiste de año nuevo.

-Vamos mejor al instituto, sino llegaremos tarde.- Dijo Susan abrochándose su abrigo.

Una vez sentadas en nuestros pupitres una cara nueva se asomó por la puerta, tenía el pelo algo largo de color marrón oscuro, con ojos color miel y el ceño ligeramente fruncido. Se sentó lo más lejano posible de todo el mundo, aunque no tardó en captar la atención de todo el salón, incluyendonos a nosotras dos.

Mía y yo nos lanzamos una mirada cómplice y fuimos a ver al chico nuevo.

-¿Como te llamas?

-Pareces más pequeño...

-¿Que haces aquí?

Esas eran las preguntas que le hacían al chico que ahora mismo estaba rodeado de toda la clase.

- Uno, lo sabrás cuando venga la señora. Dos, vete a tomar por culo. Tres, ¿y a tí que coño te importa?- Vale, saltaba a la vista que era muy mal hablado.

Querida Alfa [COMPLETO] {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora