10 5 0
                                    

Sept. 2025

Salíamos en sus pocos tiempos libres en donde todo fluía demasiado bien debido a que teníamos siempre algo nuevo que contar a causa del limitado espacio que teníamos para dedicarnos.

Entonces empecé a retomar las salidas con los chicos pero lo hacíamos solo los fines de semana debido a que cada quién estaba iniciando su calendario en las universidades que habían elegido y pronto serían acomodados en residencias estudiantiles por cercanía, los únicos que estábamos disponibles para matar el tiempo en conjunto éramos Tay y yo debido a que O.A había pasado una solicitud para hacer un intercambio por la carrera que había elegido de la que se negaba a decirnos cualquier cosa hasta tener una respuesta concreta, dejándonos no solo con la incógnita de que era lo que iba a estudiar sino también a que país pensaba irse. Cuando lo comento tuve sentimientos encontrados porque por un lado estaba feliz al notar la emoción con la que nos relataba todo aquello, pero a su vez me sentía contrariada con el hecho de que se fuera a otro país cerrando un poco más las posibilidades de que cuando volviera a este país de visita pudiéramos encontrarnos. El resto de los chicos aún permanecerían en el mismo territorio aunque no fuera exactamente el lugar donde nos conocimos, pero si Tay se iba posiblemente no volverían a cruzarse nuestros caminos; entre la cantidad de tiempo libre con la que ahora contábamos y el hecho de que se fuera a otro país si todo salía bien, empecé a justificar el hecho de pasar la mayor parte de mis horas con su compañía, incluso concordamos en repetir la noche en que fuimos a ver solo el cielo junto con los chicos.

Era la primera noche que lo intentábamos, ya que su casa quedaba más cerca de dónde nos dirigíamos y yo era capaz de ubicarme mejor en el pueblo, quedamos en encontrarnos en la zona. No había reparado en ajustar bien el Celestron a la parrilla de la bicicleta y en el camino escuché un golpe avisando que el aparato se había caído haciendo que me detuviera en seco para correr a revisarlo, mientras abría la caja protectora, rogué porque que esta hubiese hecho su trabajo y el telescopio aún se encontrará en una sola pieza, por suerte este parecía intacto lo que si no corrió con la misma fue uno de los oculares al que ahora le hacía falta un pedazo del plástico que servía para encajarlo en el porta ocular del Celestron. Maldije por unos segundos y seguí haciéndolo mientras recogía todo de nuevo para acomodarlo en su lugar sin percatarme aún de la hora porque estaba un poco frustrada por el daño que había provocada mi descuido.

Cuando llegué al lugar lo primero que vi fue la cicla de Tay acostada a un lado justo en frente a unos pasos estaba O.A prestando toda su atención al cielo, en ningún momento reparo en mi llegada por lo que estaba dándome totalmente la espalda, aproveché para apoyar la bicicleta y bajar con cuidado la caja que contenía el Celestron para llevarla conmigo e ir hasta dónde estaba, aún tenía curiosidad por saber por qué parecía que me ignoraba, enseguida recordé que habíamos quedado a una hora y que yo había tenido que hacer una parada de emergencia en el camino entonces levanté la muñeca para mirar mi reloj: había llegado veinte minutos tarde, suspiré de manera pesada, molesta por ello yo jamás acostumbraba a llegar tarde, odiaba hacerlo, acordé a esto odiaba a la gente impuntual y ahora mismo yo estaba siendo una... La noche no había comenzado bien, en definitiva.

Me acerqué poniendo una mano en su hombro provocando que se sobresaltara, entonces me percate que todo este tiempo había estado usando audífonos y esa podría ser la razón por la que no se tomó la molestia de girar hacia mi dirección cuando llegue.

  — Lo siento —dije tan pronto me miró con los ojos abiertos del susto que le había provocado.

  — ¿Por qué? —atino a preguntar tan pronto me reconoció. —por el susto o por llegar tarde —cruzó los brazos mirándome con toda su atención puesta en mí.

  — Por los dos —respondí con rapidez aún atónita por sus palabras —. Hola, por cierto —me atreví a agregar.

  — Hola —devolvió acercándose a mí para dar un beso en mi mejilla de manera simple, otro acto que me sorprendió ya que era la primera vez en que me saludaba con esa familiaridad.

Cuando estábamos con los chicos todos saludábamos con un "hey" u "hola" acompañado con gesto simple de cabeza o con un movimiento de mano. En un principio, por el contrario, me parecía extraño ese saludo tan poco cercano debido a que en mi país saludábamos y nos despedíamos con un beso en la mejilla, incluso si la persona no era nos que un conocido; pero con el paso de los días aquí había aprendido a que no era la manera en que lo hacían y pause el hábito que tenía con rapidez.

  — Por un momento pensé que no vendrías y tampoco quería parecer una de esas personas intensas que llaman, igual tampoco hubieras contestado, así que solo esperé.

  — Lo siento —volví a repetir, un tanto confusa por su afirmación —tuve un pequeño inconveniente en el camino y solo quiero aclarar que jamás se me pasó por la cabeza faltar.

Mi comentario provoco su sonrisa de inmediato y yo misma me sentí feliz por su gesto.

  — Está bien —se rindió dejando que sus brazos se desatarán para dejarlos caer —, voy a dejarlo pasar porque en esta ocasión vienes sola. Por fin solo tu y yo.

¿Sola?, ¿tú y yo?

  — ¿Cómo? —. De nuevo la sensación de desorientación —¿con quién se supone que vendría?, si somos los únicos con un montón de tiempo libre —. Deje que la confusión se implantar en mi sutil sonrisa. Tay solo se encogió de hombros, restándole importancia a mi duda.

  — Y entonces ¿cuál fue el inconveniente? —, pareció recordar.

Cuando le explique la caída del telescopio de la cicla y el ocular roto que saque como prueba de lo que decía preguntó enseguida si iba a poder seguir utilizando el Celestron ahora sin un ocular menos, entonces empecé a explicar en tecnicismos que utilidad tenía el lente, agregando también su valor sentimental y porque me había dolido hasta el alma que se dañará.

  — Bueno —se encogió de hombros —por lo menos no fuiste tú quien cayó de la bicicleta —bromeó mientras me miraba acomodar el Celestron para que pudiéramos mirar el cielo despejado.

  — Bueno —imite su frase —hubiese preferido ser yo, seguramente tendría solo un raspón, pero para mí mala suerte soy lo suficientemente hábil para mantener el equilibrio en una cicla, pero no para ajustar de manera debida algo en la parrilla.

Soltó una carcajada ante mi ocurrencia, acercándose tan pronto deje a su disposición el telescopio.

  — ¿A dónde debería mirar? —preguntó antes de acomodarse en la mirilla.

Tras esa noche quedamos por lo menos día de por medio para hacer lo mismo, habían días en las que sin planear previamente nada terminábamos tomando el desayuno en conjunto, incluso había ido a almorzar con su casa en dos ocasiones en que sus padres me vieron por breves momento, siendo siempre amables.

Había logrado sacar algunas conclusiones por mipropia cuenta sobre la personalidad de Tay, como el hecho de que sabía más deastronomía de lo que me hizo creer en un principio, de lo que en si mostraba atodos, también tenía una fascinación con todo respecto al universo, la cienciay la filosofía. Entonces no pude evitar comparar a O.A con O.V, por un lado,teníamos una personalidad con todo lo antes descrito y por otro estaba lacreatividad, la imaginación, los sentimientos más humanos haciéndose escuchar,el asunto radicaba en mi fascinación por las dos áreas: el equilibrio de larazón y el arte del sentimiento. 

QUIZÁ EN OTRO UNIVERSO © [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora