47. Agrandando la familia

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–¡Ya llegaron! –exclamo la joven con felicidad–. No tienen idea de lo feliz que me hace al fin poder verlos.

Los Cullen-Vulturi se sorprendieron al escucharla. Tácitamente, se asustaron al ver al compañero de la joven, un hombre alto, rubio, de ojos dorados y con miles de cicatrices que deformaban sus rasgos. Para los Cullen era una sorpresa ver a alguien así, pero los gemelos Vulturi intercambiaron una rápida mirada, confirmando que esas cicatrices eran mordeduras de vampiro, fruto de incontables peleas.

Con lentitud y seguridad, él se situó al lado de la joven pelinegra, haciendo evidente la gran diferencia de altura. Él miró a los gemelos para que ellos supieran que de alguna forma él sabía las sospechas que ellos tenían. Alec desvió la mirada, pero Jane lo observó con recelo, advirtiéndole silenciosamente que lo estaría vigilando.

–¿Eres feliz por vernos? –quiso saber Rosalie.

–Por supuesto —respondió feliz–. Hace años que quiero venir, pero aún no era el momento, aunque como dicen por ahí, "más vale tarde que nunca". Sé que ahora te sientes confundida, pero seremos grandes amigas e iremos de compras muchas veces –aseguró con felicidad.

–¿Quién eres? –Jane se atrevió a pronunciar la prgunta que rondaba en la mente de todos los presentes.

–Soy Alice –se presentó con una sonrisa entusiasta–. Él es Jasper –señaló a su compañero, no obstante, antes de que Jane pudiera continuar, Alice la interrumpió–. Desde que me convertí en vampira sabía que este momento llegaría, así que empecé a seguir la misma dieta que ustedes. Encontré a Jasper hace un par de años y él también esta siguiendo la dieta. Al principio le costó un poco, pero esta dando lo mejor de si para eliminar el deseo de sangre humana –concluyó orgullosa de su compañero, dedicándole una mirada cariñosa que él correspondió discretamente.

–¿Acaso Jasper es mudo y no puede hablar? —Jane se cruzó de brazos, mirándolo seriamente.

Alec le dio un leve empujón a su hermana, indicándole que conservara la calma. Tal vez la mujer fuera pequeña, pero su compañero parecía ser un sobreviviente de grandes batallas, además de que no sabían si ellos tenían dones.

—Puedo hablar perfectamente –respondió Jasper con voz grave–, es solo que prefiero dejar que sea Alice quien nos presente.

—Alice, Jasper –por primera vez, Carlisle tomó la palabra, asumiendo su rol de patriarca de la familia–, podrían explicarnos un poco mejor cómo es que entraron a nuestro hogar y nos tratan con tanta familaridad.

–Puedo ver el futuro y Jasper puede percibir y manipular las emociones ajenas –explicó ella, como si fuera lo más obvio del mundo–. A veces tengo visiones de ustedes, por eso supe que se irían a cazar y que aquí es donde viven. Le hablé mucho a Jasper sobre ustedes, por eso la familiaridad, los vi tantas veces que ya los conozco aunque ustedes no, lo cual no es un problema porque viviremos juntos —sonrió.

–¿Quién lo dice? –cuestionó Jane, cruzándose de brazos.

Los ojos de Alice se centraron en un punto fijo mientras una visión la asaltaba. Jasper la miró con preocupación, dado que aún no estaba acostumbrado a las visiones que ella tenía. Los dueños de la mansión también la vieron con curiosidad y preocupación. Finalmente, ella abrió los ojos y los miró con aprobación un segundo, antes de centrar su atención en Jane.

–Carlisle –le respondió feliz–. Esme esta a punto de sugerir que podemos quedarnos, Carlisle lo sometera a votación y todos aceptarán, excepto tú –hizo una pequeña mueca que desapareció en cuestión de segundos–. No importa, con el tiempo nos aceptarás –le restó importancia.

Segunda oportunidadOnde histórias criam vida. Descubra agora