24. Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

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—Camila, eres una estupida —Javier me miraba con lagrimas cayendo por sus mejillas, mientras yo buscaba algo con mis ojos para evadir su mirada— ¿Crees que lo del compartimiento se conecta con todo esto? ¿Estás segura?

—Mas que nada, solo quiero tirarme por una ventana... —antes de poder seguir hablando el me interrumpió estrepitosamente (en todo el sentido de la palabra porque dio un aplauso tan fuerte que hizo retumbar la sala).

—¡Las gemelas deben saber de esto! Ellas saben mucho sobre estas cosas... P-pero llamalas tu.

—¿Por qué yo? ¡Todo mal!

—A mi me ponen...

Antes que terminara su oración, dos sombras se vieron a través de las blancas cortinas, al ser del mismo tamaño nos dimos la idea de quienes podrían ser, de igual forma nos asustamos cuanto el par de blanquecinas gemelas hicieron acto de presencia a unos metros de nosotros. Ambas iguales, con sus blancos cabellos, lo único que las podría distinguir (si eres muy detallista, lo cual la mayoría de las personas no hacen) seria el color de sus ojos. Eva los tiene completamente grises, por el contrario de Zoé, quien presenta un pequeño circulo de azul que los rodea.

—Presentimos que nos estarían buscando —el par habló simultáneamente, abriéndose paso por la diminuta habitación (si es que se podía llamar así, aun hoy en día las "paredes" de las "habitaciones" siguen siento modestas cortinas blancas, gracias a Dios no tienen mancha alguna).

—Por favor, siéntense, están en su casa —al sentarse, Eva frunció las cejas e hizo una pequeña mueca que duro pocos segundos.

Admitiré que en esos pocos segundos actuó completamente llena de vida, en esa mueca de asquito y molestia pude ver a una niña completamente normal en una situación medianamente cotidiana— ¿Todo bien?

—En este lugar hay rastros de magia negra —se levantó y se acercó a mi lugar, de todas las cosas que había pensado que podría hacerme al violar mi espacio personal hizo la mas normal posible, lentamente se acercó a mi, en respuesta comencé a aterrarme, de forma rápida tomó mi muñeca y colocó dos deditos en ella "tomando mi pulso"—. Tu tienes rastros de magia negra.

Fruncí el ceño  y antes de que pudiese decir alguna mentirilla piadosa, alguien mas entró.

—Eres una inútil. Debiste utilizar tu varita ¿crees que podrás seguir al estilo muggle?

—Oye, no le hables así...

—Cállate Albus, —Natalia se abrió paso hasta quedar frente a mi— me preocupé, haz que valga la pena y mantente con vida, eres una de las pocas personas agradables de aquí —la chica se cruzó de brazos y se recargó contra la pared (una pared que si era pared).

—Me siento agradablemente insultada...

—No la escuches, estuvo todo el camino hablando sobre como decirte que estaba feliz de que no murieras... sin duda alguna esta fue la mejor versión —la chica se acercó a el y le dió un golpe en la cabeza, acusándolo por una palabra que no escribiré en este momento.

Al paso del día Javier se quedó conmigo en todo momento, le pedí a James que alimentara a mi gato, si a el, porque últimamente Lucifer había estado pegado al muchacho. Albus se había quedado bastante tiempo, pero al final Scorpius vino a buscarlo por "asunto clasificado". Mucha gente había ido a visitarme, personas que conocía y personas que no, admito que me sentía popular y no me molestaba, me contaron que había ganado Ravenclaw, Hufflepuff había atrapado la snitch dorada, más sin embargo el tanto había entrado unos milisegundos antes... Hufflepuff estaba feliz, puesto que su buscadora había conseguido hacer su trabajo.

Al caer la noche comencé a sentirme sola, a pesar de todo no había podido ver a mi gato y tampoco me sentía segura estando ahí con una bruja loca buscándome. Cuando comencé a caer dormida un toque en mi hombro hizo que saltara en mi lugar y quedase completamente sentada en la cama, había sido tan rápido que no me di cuenta cuando ya tenia mi varita en mano para "atacar"— ¡Lumus!

Enfoqué mi vista en la luz y luego en lo que sea que me hubiese tocado, di un suspiro exasperado cuando me encontré con el gato— ¿Qué te pasa, animal? —volví a meterme debajo de las sabanas y me tapé por completa, Lucifer se abrió paso y entró conmigo, acurrucandose a mi lado para recibir amor.

—¿Si te alimentaron?

—Miau —sentí que mis penurias fueron borradas cuando comenzó a ronronear y a cerrar sus ojitos, a pesar de todo, el odioso me quería y yo a el. Como si hubiese leído mis pensamientos salió un momento, cuando volvió traía un pergamino en su boca, alumbré ahí y lo distinguí es un santiamén.

—¡¿Te robaste el mapa del merodearor?! —abrí mis ojos a mas no poder, ahí yacía el elemento sorpresa— ¿Por eso es que andabas detrás de James?... —el gato comenzó a lamer su pata, en respuesta recibió una mueca de asco por mi parte y un empujón— No hagas eso aquí... es antihigiénico.

Lucifer volvió a acostarse y yo mire atenta el mapa... el gato era muy listo, tal vez demasiado para ser un gato, lo cual generó en mi una pizca de miedo... he visto gatos del mundo mágico y si ¡son listos! Pero este gato es particularmente inteligente, lo observé un momento y se encontraba ronroneando parecía solo un gato malcriado. Al sentir mi mirada abrió sus ojos verdes y luego los achinó como si estuviese tratando de entender que pensaba.

—Tu... ¿Eres completamente un gato? –el susodicho abrió los ojos y dejo de mover su cola, se dio vuelta y se dispuso a ignorarme— Hum.


"Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas"


Tras aquellas palabras el mapa mostró sus caminos, las personas e inclusos los pequeños animales, automáticamente dirigí mi vista hasta la habitación de Gryffindor, donde las gemelas se hallaban juntas. Albus estaba en el baño y Javier en la sección prohibida...

—Espera ¿Que? —volví a leer bien el nombre y si, ahí estaba sin moverse, levante mi vista y mire al gato— Hey... tengo una nueva misión en cubierto para ti, mi fiel amigo.

Lucifer movió la cola y suspiró, ignorándome— ¡No te pongas así! necesito ir a la sección prohibida, creo que Javier esta ahí el gato siguió ignorando mis palabras, así que me levanté dispuesta a ir, cuando nos quite la cobija, Lucifer se levantó en sus cuatro patas y gruñó terriblemente, salió corriendo esquivando ágilmente cualquier objeto lo vi hasta que su sombra despareció por la puerta— ¿Entonces si jalas?

Miré el mapa y vi el pequeño nombre de Lucifer yendo por un pasadizo que llevaba hasta la biblioteca de la escuela, no puedo describir que vio o que sucedió pero por lo que la tinta dijo el nombre de Javier cambió a "papas" y luego desapareció, pestañeé varias veces tratando de entender lo que había pasado. Lucifer venia de regreso y me adentré en la camilla, entre nerviosa, ansiosa ¡definitivamente eso me había quitado el sueño!

—Miau —Lucifer saltó a la cama y dejó algo a mi lado... Un mechón de cabello, largo y negro como la noche. Lucifer lo olió y posteriormente gruño, se adentró en las sabanas esta vez sin hacer ningún otro sonido.

Al tomar el mechón mi brazo izquierdo sentí un leve puyazo e instintivamente lo solté, dejando caer los cabellos de lo que debería ser "papas". Sacudí la cama y apagué la luz, al cubrirnos completamente (de pies a cabeza) un leve frío comenzó a invadirme.

—Lucifer... creo que eso es del diablo ¿crees que deba buscar ayuda profesional? —al no recibir respuesta me giré y traté de cerrar mis ojos, no sin antes...


"Travesura realizada".















































Una latina en Hogwarts (ULEH #1)Where stories live. Discover now