16. Lucifer

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Al llegar a la estación indicada el tren abrió sus compuertas, dejando la tira de mi abrigo en total libertad. Al bajar seguimos un camino común y corriente... claro que disfrutaba de la vista, me gusta este país, el camino fue tranquilo, bueno, así fue hasta que llegamos al "Caldero chorreante" entonces comencé a dar saltitos de emoción, habían unos cuantos turistas afuera tomándose fotos.

—¿Y si me toman una foto? —miré a mi hermana, ella sonrió y se dispuso a sacar su cámara para tomarnos unas fotos en aquel lugar.

—Rápido —apresuró mi padre mientras entraba a aquel oscuro lugar. Bella tomó unas tres fotos y corrimos a dentro—. Vamos. Buenos días Renko.

—Buenos días señor... —Giré mi cabeza hacia una mesa que me pareció curiosa, toda una manada de pelirrojos se encontraba abarrotada ahí, sonreí al creer quienes eran, uno de ellos alzó la mirada y se encontró con la mia, mi sonrisa se borró al darme cuenta que era aquel muchacho que había visto en el ministerio, rápidamente ambos volvimos a nuestros asuntos y por mi parte no giré otra vez—... Si, ella es Camila —miré al señor que me estaban presentando, era un muchacho joven, no debería pasar los 30.

—Hola señor, un gusto —le tendí la mano y me contestó con un ligero "el gusto es mío". Mi padre me vio extrañado, debido a la fluidez con la que hablé.

—Bueno Renko, debemos proseguir, recuerdos a tu padre —entonces nos dirigimos a una puerta, mi padre sacó su varita del abrigo, era color blanca, un tipo de emoción comenzó a acumularse en mi interior, esto estaba pasando en serio, mi sueño desde hace años se estaba volviendo realidad.

Al estirar su varita hacia la pared de ladrillos, pude divisar que dicha vara tenía una lechuza tallada en uno de los costados del mango... curioso, muy curioso. Tocó en orden unas partes y entonces, la pared cayó y si hubiese sabido el giro que daría mi vida luego de pasar por ese espacio...jamas lo hubiera cruzado.

Al atravesar el espacio que nos separaba del callejón diagon y el caldero chorreante, pude sentir como una especie de calor recorría mi espalda y me brindaba un sobre salto. Habían personas, muchas a decir la verdad... pero no tantas como hubiese imaginado ¿no se supone que eran temporadas de clases?

—Pensé que habrían más personas —se me escapó decirlo en voz alta.

—Oh, no, no, nosotros hemos venido temprano, aún faltan días para que comiencen las clases y las personas irresponsables suelen dejar todo para lo último.

Tragué saliva, si me hubiese criado se habría enterado de cuántas veces terminé de copiarme la tarea en el salón de clases mientras pasaban la lista.

—Bien, aquí nos separamos... Bella irás con Camila. Mi amor irás con los niños y yo iré al banco —Giré un poco mi cabeza ¿se iría por su cuenta?—. Adiós.

Nadie replicó, a excepción de mi madrastra, quien lo miro mal y murmuró unas cosas en italiano.

Bella me tomó de la mano y se fue en dirección contraria (de la cual había partido mi madrastra)— ¿A dónde vamos?

—A cualquier lugar lejos de ella —iba a responderle algo pero no me dio el tiro, entonces apresuró el paso hacia una tienda donde vendían libros, al entrar me quedé viendo la pintura que estaba en el techo, parecía un resumen de la historia mágica, habían magos, duendes, gigantes...— Ustedes tienen mejores libros que los míos (los que utilizaba cuando estudiaba en ilvermony) ¿cómo harás para leerlos? Creo que fue muy egoísta por parte de papá enviar tu solicitud a Hogwarts cuando en Latinoamérica hay buenas escuelas de magia...

—¿Que el, qué?

—Si —corroboró—, quería esperar que estuviésemos a solas para decírtelo... dijo que quería recuperar tiempo.

Una latina en Hogwarts (ULEH #1)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon