22. Lluvia, lluvia vete ya...

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—Disculpa —un muchacho chocó conmigo mientras caminaba/corría por el pasillo.

Ay vale... —se detuvo un momento para verme, entre abrí mi boca por la sorpresa puesto que estaba algo "impactada". Fue aquel mismo muchacho que vi en el ministerio de magia, antes de entrar a la chimenea, el nos entregaba una carta en ese entonces— Hey, yo te conozco —sin pensarlo, le señale de buena manera aquel irrefutable hecho.

—N-no... —levantó los brazos en señal de inocencia.

—Si... —insistí— En el ministerio ¿recuerdas? Le entregaste una carta a... —pero me vi interrumpida por el sonar de unos tacones y una voz extraña para mis oídos.

—Lion —el joven abrió sus ojos a más no poder, aquel sonido de tacones resonaba detrás de mi (Tak tok tak tok, el llamado "punta talón"), no fue necesario darme vuelta para saber quien era, puesto que la mujer llegó a mi campo visual bastante rápido— ¿Algún inconveniente? —la señora se giró para verme, por poco me golpea con su modesto bolso del tamaño de un cojín bastante grande (lo cual era conveniente porque así disimulaba su estómago) y podría jurar que casi vi borroso por un momento.

—No —respondimos ambos al mismo tiempo, en otras circunstancias hubiese gritado "embrujado" (al haber dicho al mismo tiempo aquella palabra) pero la situación ya era bastante extraña.

—¿Nos hemos visto antes? —contestó la señora que una vez nos fue a visitar al hotel (digo a "nosotros" pero en realidad sólo habló con la mujer de mi padre), negué un poco con la cabeza— ¿Segura? ¿cuál es tu nombre?

—¡Spellman! —La mujer frunció las cejas por el grito que surgió detrás de ella. A máxima velocidad venía corriendo nada más y nada menos que... no lo sé, la verdad no tenia ni idea de quien me llamaba. En realidad me pareció tan confuso que giré sobre mis talones para asegurarme de que no le gritaba a nadie más— Si, es contigo —contestó el muchacho llegando a mi lado.

—Es hora de irnos, Lion. Un placer señorita... —dejo las palabras en el aire, dando a entender que debía terminar esa oración por ella.

—Camila, Camila Spellman —costó un poco decirlo si, pero estaba lo más erguida que podía. Aquella señora irradiaba un aura bastante extraña, parecía poder controlar a las personas solo con su presencia, sin lugar a dudas, si la señora fuera profesora, el aula de clases siempre estaría en silencio—. También fue un placer.

—Si... eso pensé —la señora sonrió de medio lado y me dedicó un extraño movimiento de ojos, en otras palabras no me "fulmino", no, ella en realidad me denigró con la mirada para luego continuar con su camino tirando del la oreja de aquel muchacho (¡maltrato infantil!)

Me sacudí un poco tratando de alejar esas malas vibras y quemar por completo aquel escalofrío que me recorrió toda la espalda. Sin mas, quise continuar con mi día— ¿Y tú qué?

—¿Yo? —se señaló el muchacho, asentí levemente, entonces el sacudió un poco su cabeza y volvió a sonreír— ¡Ah, si! La profesora de vuelo adelantó la práctica ¡dice que lloverá más tarde! —entonces mire por el arco de la pared (que debería ser una ventana, pero no tiene vidrio) e inmediatamente cerré los ojos por el fuerte sol.

Pero si hay solazo yuca allá afuera.

El joven me miró confundido, aun así sacudió su cabeza y volvió a sonreír— ¿Te refieres al sol? Si, hay mucho sol. Yo creo que la profesora está un poco zafada ¡pero da igual!, dice que no hará la práctica otro día.

—Bien ¿a que hora?

—Hace dos minutos —lo miré sorprendida y con algo de furia ¡detesto que dejen todo para ultimo minuto!

Una latina en Hogwarts (ULEH #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora