03. ahoga niños

4.1K 299 132
                                    

¡Eres solo una niña! | 03
“ahoga niños”

      Una voz la llamó muy por lo bajo, y algo en el interior de la pequeña supo que era hora de despertar. Con algo de pereza y negación, ella levantó su mano y frotó uno de sus ojos intentando ahuyentar el poco sueño que quedaba.

—¿Karla?, Despierta, Mija.

Camila sonrió suave al oír la voz de su madre, ya a sabiendas de porqué la despertaba. Su pequeño cuerpo de estiró aún sobre la cama, tronando algunos de sus huesos en el proceso. Su madre hizo una mueca al oír aquél sonido, disgustada. Ella aún pensaba que eso no era sano para su hija, no obstante no dijo nada para regañarla.

Una vez los ojitos marrones de la menor fueron abiertos, ella se sentó en la cama y observó a su progenitora durante unos segundos... Esperando algo, que no siquiera ella sabía qué era.

—¿Cómo dormiste?—preguntó Sinuhe una vez notó ya despierta a su niña—. Es hora de ir a la escuela, tu papi te llevará.

—¿Papá volvió del trabajo?—preguntó, sus cejas elevándose en sorpresa, y es que eso era, una sorpresa. Era raro que Alejandro volviera temprano del trabajo, y si lo hacía, era aún más raro que al día siguiente la llevara a su escuela. Era una sorpresa grata, una buena.

En el rostro de Sinuhe se dibujó una gran sonrisa, sintiéndose bien por la notable alegría en el rostro de su primogénita.

—Síp, y él quiere llevarte hoy.

Sin dudar ni esperar una palabra más, la menor se levantó de la cama y corrió hacia el armario, tomando de el su mejor ropa junto con su pequeño delantal blanco. ¡Hoy sin duda sería un gran día! Porque, iniciando con que su papá la llevaría, ella hoy tendría que visitar un hogar de ancianos con su escuela. Ella amaba a la gente mayor, se les hacían interesantes y adorables.

Con algo de torpeza ella logró colocarse sus zapatos, yendo nuevamente hacia su madre en un pedido silencioso para que le atara las agujetas, cosa que su madre hizo al captar lo que ella necesitaba. Instinto materno, dirían.

Al ir hacia la cocina, Camila pudo notar que su padre verdaderamente se encontraba allí, viendo algo en la televisión mientras bebía con suma tranquilidad un café. Camila sonrió casi por instinto al sentir toda esa felicidad acumularse dentro suyo, y no pidiendo evitarlo, ella corrió hacia su padre.

—¡Papá!

—¡Kaki!

[...]

Karla movía sus pequeños pies a el ritmo de la música proveniente de la radio, moviendo también su cabeza de lado a lado. Un ritmo pegajoso se oía.

—Mamá me dijo que hoy saldrás—Inició Alejandro, observándola momentáneamente gracias a que, por obvias razones, él debía mantener su mirada en el camino—. ¿A dónde irás, Kaki?

Ante la mención de su apodo, Camila volvió a colocar sus pies en la tierra, y dandole una mirada de disculpa a su padre ella pidió en silencio que él vuelva a repetir la pregunta.

—¿A dónde irás hoy, cielo?—Volvió a preguntar mientras retenía una pequeña risa en su garganta, dando ya por hecho que su hija vivía más en la luna que en el planeta tierra.

—¡Oh!—Soltó una risita nasal antes de asentir—. A un hogar para abuelos.

Alejandro se quedó esperando más información, la cual no obtuvo en todo el recorrido a la institución. Pensó que su hija se había ido de nuevo, ella volvió a encerrarse en su mente, o en la luna como diría Sinú. Decidió no hablar tampoco, pensando que de esa forma Karla parecía más cómoda.

Luego de al menos 5 minutos en un profundo y cómodo silencio llegaron hasta la escuela: niños y niñas corrían de lado a lado, algunos con sus padres al ser más pequeños, otros ya siendo pre-adolescentes y yendo en sus bicicletas a la escuela (o simplemente caminando). Alejandro sintió un poco de tristeza, pensando que a su niña no le faltaba mucho para llegar a esa pesada etapa.

—¿Kaki?

—¿Sí?

—Nunca crezcas.

Camila sonrió, divertida ante la bobada que su padre había dicho.

—¡Eso es imposible, tontito!—Se rió antes de acercarse y darle un rápido beso en la mejilla, acto seguido bajando del coche y cerrando la puerta, alejándose y entrando hasta la escuela—¡Adiós, papá!—Gritó cuando volteó momentáneamente hasta el coche.

«Lo sé» pensó el adulto, esbozando una pequeña sonrisa al verla alejarse.

[...]

Suspirando alegremente, Camila bajó del coche de su padre dirigiéndose directamente hacia su hogar. Sus pies jugaban a no pisar las rayas que separaban las baldosas, sino, cómo consecuencia, ella debía quedarse congelada durante unos 2 segundos y continuar jugando.

Alejandro reía cada que su hija se paraba, lo cual sucedía cada 7 segundos aproximadamente, cada tanto intentando imitar lo que ella hacía. Pero bueno, a diferencia de las lindas miradas que Camila recibía al hacer eso, él recibía risas y miradas raras de parte de sus vecinos.

Una vez ambos estuvieron adentro, Alejandro fue directo hasta el patio trasero a sabiendas de que su esposa estaba allí realizando un par de cortes en sus flores. Camila, por su parte, se quedó en la sala de estar viendo Tom y Jerry.

Interrumpiendo su pequeña maratón de dibujos animados, el teléfono fijo sonó.

—¡Mamá!—Llamó a su madre para que ésta atendiera, nada—. ¡Papá!—nada tampoco.

Dudando, ella se acercó hasta el teléfono y lo cogió, llevándolo con suavidad hasta su oído. Una respiración se oyó y Camila se asustó, ¿Quién llama y solo respira? Eso en las películas no era una señal buena, casi siempre era un asesino o un fantasma maligno en busca de su alma.

—“¿Hola?”—una voz un tanto rasposa se oyó al otro lado de la línea—“llama Lauren, me dieron éste número para contactar para el trabajo de niñera”.

¿Niñera? Se cuestionó Camila en su interior, ella nunca había oído de ese empleo antes. Y entonces, para no quedar como una niña poco inteligente, ella hizo lo que papá le explicó una vez: “Compara palabras si es que no entiendes, por ejemplo: audio-visual”.  Sonrió para sus adentros, sintiéndose como toda una cerebrito al recordar aquello.

«Niñera», se repitió Karla en sus adentros antes de separar ambas palabras: la palabra “niñ” le recordaba a niño, mientras que “era” le recordaba a bañera. ¿Niños y bañeras? ¿Era acaso una persona que bañaba a niños a domicilio?

Camila estuvo a punto de hablar cuando oyó de nuevo aquella respiración tan inquietante, y de pronto su imaginación salió a flote negativamente. ¡Niños y bañeras, aquella persona quería ahogarla!

—N-nosotros no queremos un ahoga niños, l-lo siento.

Y sin más, colgó.

• • •

Honestamente éste es el capítulo más sin sentido que he hecho, pero quería escribir así queeee... Solo disfruten. xd

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Aug 23, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

¡Eres solo una niña! ; CamrenWhere stories live. Discover now