Capítulo 1: Comienzo tormentoso

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¡Hola!

Espero que les guste esta nueva idea que esta retorcida cabeza mia ha creado, espero que les guste uvu.

Cualquier duda, pueden dejarla en los comentarios. 

Love U. 

-.-.-.-.-.-.-.--.-.-.-.-.-

En memoria de Cameron Boyce...


Llovía.

Eran muchas las gotas de lluvia las que caían en las feas y descuidadas calles de la Isla de los Perdidos. Lejos de ser relajantes, cada una de esas gotas producía un sonido al chocar con el pavimento o el metal de los techos. Eran tan frecuente y arrítmico que ninguno de los presentes estaba del todo tranquilo en esa situación. Yuya que estaba en su baño había maldecido de manera sonora al menos 5 veces en los últimos 15 minutos ante la incapacidad de concentrarse, estaba tinturándose el pelo, como cada mes. La lluvia sin duda arruinaría los colores negro y blanco que su madre le obligaba a ponerse. Por ello era casi seguro que estaría atrapado en casa esperando a que su pelo estuviera bien en conceptos de Cruella de Vil y su cabello estuviera abro para soportar algo de agua cayendo sobre su cabeza.

Yugo era otro caso. Resoplaba ante la pobre señal de televisión que tenían. Intermitente y de sonido molesto, pero a la vez lo único que estaba dispuesto a soportar mientras se acababa la llovizna. La televisión de Villanos no era de buena calidad, había muchos perezosos trabajando allí. Así que los programas eran aburridos y podrían fácilmente ser dejados allí en la tele mientras se cocinaba y no había diferencia alguna. La televisión de Auradoon era mucho mejor, pero la señal era tan mala que aquella lluvia la había estropeado. Así que ahora estaba allí, mirando a la nada, imaginándose cuantas cosas podría robar si tan solo no estuviese ese clima tan deprimente.

El otro que estaba más o menos en la nebulosa y perdiendo el tiempo, era Yuri, quien se las arreglaba para hacer algo de comer para ellos cuatro. Ninguno lo ayudaba, no tanto porque fueran viles y seres maleducados (claro que lo eran), sino porque Yuri solía ser algo más cruel con todos ellos y les decía que eran unos inútiles y petardos para la cocina. Los echaba con tanta agresividad del lugar, que ni siquiera querían acercarse a más de dos metros de la cocina. Hacia pescado pasado en sal, pimienta y algo de salsa de tomate. Había unas papas en el horno apenas funcional, también llenas de sal. Cosas que apenas llegaban a la isla o que eran cosechadas por algunos seres marinos y comercializados. No era mucho. Y siempre tenían que cocinar lo mismo de la misma manera. No había como inventarse algo nuevo. Los cargamentos de Auradoon no llegaban hace un par de meses. Algunos creían que esas ayudas no eran traídas solo porque nadie en su sano juicio se acercaría por barco a una isla llena de villanos. Así que se quedaban con eso, con pescado y poco más. Al menos el hijo de la Reina Malvada sabía lo que hacía y cocinaba a la perfección esa carne.

Y solo uno de ellos cuatro no estaba molesto con el agua, era Yuto. Quizá el que más peso sobre sus hombros tenía. Miraba a la lluvia a través de su ventana opaca, miraba cada calle que pudiera y un poco más allá. Justo en dirección hacia Auradoon. Donde las cosas serían mucho mejores para todos. Donde vivía cada héroe que había tenido una historia mínimamente recordable. Su madre, Maléfica, le decía incontables veces que tenía que apuntar hacia allí. A recuperar la magia perdida hacia tantos años. Le había enseñado algunos hechizos, porque ella siempre pensó que él sería capaz de salir de ese lugar. Tenía muchísima fe en él y todos los días le obligaba a revisar los bordes de toda la isla, en busca de alguna fisura o cualquier cosa que les ayudara.

Nunca encontraba nada. Pero Yuto lo hacía de igual forma. Su madre nunca estaba satisfecha con él, así que siempre tenía que esforzarse un poco más de lo necesario. Ella siempre había querido a una chica por descendiente, pero solo lo tenía a él. Tomó aire y lo soltó.

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