𝙁𝘼𝙍 𝙁𝙍𝙊𝙈 𝙃𝙊𝙈𝙀 ➥peter parker [CORRECIÓN]

➣ 𝟖

Todo esto era una completo desastre, no podía hacer ni una cosa bien como recordar el número de Peter. Ahora tal vez este viendo todo en un enfoque negativo ¿Pero de qué otra forma lo puedo ver?, nadie sabe dónde estoy, ni yo sé donde están ellos, todavía si mi acompañante me brindará un poco de apoyó sería de gran ayuda pero a él parecía darle igual si encontraba el lugar o no.

Decidí sentarme en una banca para poder pensar mejor las cosas y como era de esperarse el chico también se sentó.

—Creó que nunca me presente, ¿O sí? —habló sacándome de mi pequeño trance.

—No es necesario, enseri...

—Soy Alex —se presentó pero no me interesaba saberlo, yo solo quería volver a la casa de los Parker.

—Bien por ti Alex —comenté. No suelo ser grosera con la gente pero este chico no parecía comprender que yo no quería de su compañía y por cierto, aún no descarto la posibilidad de que sea un asesino. Ojo, si no saben de mi en el próximo capítulo es por culpa de Alex.

—¿Tú cómo te llamas? —preguntó pero yo me hice la sorda.

—¿Siempre eres así de grosera?, a las personas que son groseras les pasan cosas malas —habló en forma de chiste pero su cara no decía lo mismo.

—No estoy siendo grosera, simplemente no tengo la obligación de darte mi nombre si no lo quiero. No ha sido un buen día para mi, y en los planes que tenía para hoy no incluía decirle mi nombre a un extraño.

Puso la mirada en blanco por un momento y gruñó. —Si que eres paranoica.

—No lo soy. —aseguré.

Sonrió.

—Claro, y por eso hace unos minutos saliste corriendo como una desquiciada porque pensante que era un asesino en serie. —habló.

—Oye amigo, por si no te diste cuenta, estamos en una de las ciudades más inseguras del país, además a mi en mentes criminales me han enseñado que los hipnotos buscan a víctimas jóvenes en situaciones desfavorables.

—¿Siempre eres así? —habló mirándome como si fuera la cosa más insignificante del planeta.

—¿Así cómo? —pregunté confundida.

—Dramática y castrosa. —respondió con calma total.

Cerré los ojos con fuerza para calmar mis ganas de arrancarle alguna extremidad.

—Quiero saber tú nombre, ya te dije el mío, ahora es tú turnó —mencionó remarcando lo mismo.

—No.

—¿Por qué? —habló con su misma quietud.

—¿Pará qué hacerlo?, igual no es como si nos volviéramos a encontrar.

—Nunca se sabe.

—No charlo con desconocidos. —insistí.

—Por suerte yo sí

—No te lo diré de todas formas —respondí.

—Puedo adivinar, tal vez...¿Isabel? —preguntó pero yo negué.

—¿Jane? —volví a negar.

—¿Nicol?.

—No.

—¿Liz?.

—Definitivamente ese no es mi nombre.

—Mierda, me la pones difícil —comentó.