8. Los gruñidos y tentáculos

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Roger se tambaleó en un cuarto oscuro, se apoyó en una pared, ¿Una pared? Algo cayó al suelo, se escucharon hojas, tal vez era un libro, recuperó la visión, y todo seguiría oscuro de no ser por la ventana rota que estaba atrás de él. Tenía la sensación de que Frederick aparecería en unas de las cuatro esquinas, en la oscuridad.
Por la ventana apareció la luz azul y quebrada en la que se transformaba Jack, se colocó frente a Roger.

— ¿Te encuentras bien?  —preguntó Jack.
— Sí, estoy… —Roger se fijó en las quemaduras en el rostro de Jack, también vio un corte en su abdomen, entonces se preguntó a si mismo si es que también tenía quemaduras, y sí, vaya que las tenía, le comenzó a arder la frente — ¿Vencieron a Frederick?
— Logró escapar, pero nos dejará en paz, al menos por un tiempo, tenemos que aprovecharlo.
— ¿No crees que deberíamos descansar? Por lo menos tú, Jack, te ves terrible.
— Bueno, tienes razón. Por cierto, Chloe desapareció, así que tendremos que buscar en sus libros algo para vencer a Frederick, nos quedaremos aquí un tiempo.
— Bien.

10:47 AM.
Jack se encontraba afuera de la casa, conversando con Morgan sobre lo ocurrido. La niebla se había disipado después de luchar, pero el ambiente aún era húmedo, el cuerpo del hombre se había perdido en medio de un montón de arbustos. La parte superior del sombrero de Morgan se había hundido, su saco oscuro estaba sucio y tenía unos cortes, en las mangas y el pecho, el cuello de su camisa estaba manchado de sangre.

— Jack, estoy asustado, no sé qué voy a hacer, siento que vamos a desaparecer.
— Morgan, tranquilo, tenemos que buscar una forma de acercarnos a la piedra sin que nos haga daño.
— Es que ese imbécil es muy poderoso, déjame decirlo, Jack, es más poderoso que Harrison.
— Tal vez…
— ¡¿Tal vez?! No seas idiota, Jack, ya se ha enfrentado a  dos gobernadores, a dos elegidos, y no fue vencido, ni con Chloe, que es una bruja, la hermana de la bruja que despertó a Dionber, Jack, entiende que nos ha superado.
— No, no me ha superado, soy un gobernador y no he dado todo de mi.
— Jack, no vayas a cometer una locura solo por tu orgullo.
— Morgan, cuando descubramos la forma de quitarle la piedra, buscaremos a todos los gobernadores de Whitney y enfrentaremos a Frederick.
— Espero que así sea.
— Oye, Morgan, ¿Tú crees que algunas bestias hayan escapado a la dimensión de donde vienen los chicos?
— Sí, Jack, estoy seguro de ello, así que espero que haya tengan las armas necesarias para vencerlos.
— Oye, ¿Viste a Howard? El solo pudo con Frederick, es más, el mago parecía tenerle miedo. ¿Acaso lo conocía?
— Es que, en Flintker, Frederick apareció y luchó con Colm, fue ahí cuando Andrew desapareció… no sé lo que pasó luego porque estaba encerrado, pero creo que Howard y Frederick tuvieron una pelea, y quien terminó más dañado fue Frederick.

Roger dormía, parecía tener control sobre su cuerpo en medio de un sueño, podía moverse en él. Escuchó algo tenebroso, un rugido prolongado, grave, y muy fuerte. Todo estaba oscuro, las personas escapaban, pero Roger avanzaba sin mirar atrás, los gritos de las personas empezaban en algún lugar, y terminaban molestando los oídos del chico, dos filas de fuego se extendían hasta llegar a los pies de algo gigantesco que parecía moverse. Se escuchó otro rugido ensordecedor. El cielo estaba cubierto por el humos que crecía desde las se veían iniciar en las filas de fuego.

— ¿Qué debo hacer? —dijo Roger con un acceso de tos.

Escuchó otro rugido. Algo largo se extendió por el suelo, se veía brilloso, tenía un color entre morado y rojo, era como un tentáculo, vio la punta de este aplastar a un hombre, fue aplastado como una cucaracha, una señora corría con su hija cargada en sus brazos, las dos lloraban, la pequeña cayó al suelo, dejó de llorar después de golpearse la cabeza, la señora se puso en cuclillas rápidamente para recoger a su hija, la abrazó, entre lágrimas, la apretaba contra su pecho.

—¡Responde! ¡Por favor! —la señora gritó tan fuerte que se quedó sin voz por un momento, luego de toser, siguió gritando.

Roger estaba por consolar a la señora, pero esa especie de tentáculo rodeó a la señora, a ella no pareció importarle, se llevó a la señora y así hija por los aires, desaparecieron en el humo. Otro rugido, pero este se escuchó mucho más que todos los anteriores. El humo se dispersó, y por fin vio a la silueta, era horrible, era como una masa gigantesca, despedía un olor desagradable, Roger no entendía por qué no lo percibió antes, no tenía mandíbula superior, y lo que parecían tentáculos crecían desde su espalda, y tenía unos ojos hundidos, totalmente en negro, aplastó a Roger al avanzar.

Roger despertó, estaba jadeando, sus sábana estaban húmedas por el sudor. Despertó en un cuarto, la ventana estaba abierta, el reloj de la pared marcaba las 12:58 AM. El cuarto tenía las paredes  tapizadas, en ellas se podían ver figuras de flores azules, el resto era blanco. Howard estaba del otro lado del cuarto, acostado boca abajo, al verlo, Roger sintió la necesidad de despertarlo para verificar si aún seguía con vida, después de todo lo que ocurrió, no se sentía seguro de nada, al final no le despertó, pero no quería seguir durmiendo, se sentó en la orilla de la cama, se frotó los ojos y salió del cuarto sigilosamente, pero no pudo evitar que, al cerrar la puerta, se escuchará un chirrido, quiso maldecir.

Al salir del cuarto, frente a él se hallaba un pasillo largo, relativamente estrecho, en la derecha habían dos puertas, lo mismo vio en la izquierda, caminó, todo estaba en silencio, habían cuadros con figuras extrañas en ellos, llegó al salón, por la ventana que estaba junto a la puerta de salida se podía ver a Jack y a Roger conversando tranquilamente, Morgan se percató de que le veía, le hizo una señal con la mano para que saliera.

— ¿Qué hacen ahí? —preguntó Roger mientras cerraba la puerta después de salir — ¿Acaso no tienen sueño?
— Algo, pero creo que no podemos dormir —comentó Jack.
— ¿De qué conversan?
— Ya no importa. Oye, ¿quieres que te cuente una de mis aventuras con Andrew? —le propuso Morgan.
— Está bien.
— Bueno, pues, hace tres meses, nosotros fuimos a Calev, un reino al norte de Cloverdowm, nos llamaron porque una araña gigantesca había estado viviendo en el sótano de una casa abandonada, unos niños entraron, eran ocho, salieron tres, no te hubiese gustado ver lo que había ahí abajo, Andrew, que le tenía miedo a las arañas, logró conseguir un arco, yo, por otro lado, decidí usar una espada que me regaló el Rey de Whitney, recuerdo que en una esquina del sótano habían bolsitas oscuras, del tamaño de  un puño, es que esa araña era tan grande como un caballo, el insecto trepó por las paredes hasta situarse en el techo, deslizó sus patas como agujas hasta terminar como una estrella con ocho picos, Andrew le incrustó dos flechas en el lomo, Levanté la espada y la llevé de izquierda a derecha, de esa dos ya había acabado con tres de sus patas.
— ¿y la araña se quedó quieta? —interrumpió Roger.
— Claro que no, se lanzó hacia a mí, pero ya le había atravesado con la espada, aún así seguía moviéndose, sus patas estaban descontroladas, una logró dar en el pecho a Andrew, este se molestó, de alguna forma se tragó el miedo y saltó hacia el insecto, cogió dos flechas y empezó a cortar, atravesar, desgarrar, destrozar y mucho más, le vi bañado en un líquido asqueroso, no decidí acercarme, retiramos a la araña después de haber destruido los huevos del insecto. Fuimos a otras dos misiones, al final regresamos a Whitney.
— Estuvo genial, ¿Qué hora es?
— 1:36 PM, ¿Por qué?
— No lo sé, creo que siento que falta muy poco para algo.

La pared de fuegoWhere stories live. Discover now