II

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Sasuke sucumbió a la tentación que le llevó a indagar entre las pertenencias de Sakura ꟷla adrenalina de curiosear le ayudó a ignorar el dolor de su pechoꟷ, el brillo dentro de la bolsa la originaba un simple kunai revuelto entre los papeles, reportes de las expediciones, tomó lo que parecía un mapa y se llevó la sorpresa de las rutas que habían estado tomando los últimos meses; su forma metódica y meticulosa de organizar la información era destacable, pero tan pronto como denoto dicha cualidad le desconcertó un pequeño fallo de los tiempos entre viaje y viaje.

ꟷEsta fecha, en Flor de Loto, no coincide con el día que se fue.

El beneficio de la duda entró y en cuestión de segundos ignoró sus desvaríos.

ꟷSolo ha sido un errorꟷ Afirmó.

Volvió a su futón arrastrándose, o, mejor dicho, gateando como un bebé. Una escena tierna y frustrante si se refiere al último vástago de uno de los clanes más importantes. Se dejó caer contra el almohadón con cansancio, observando las goteras del techo de madera añeja, hundiéndose en la profundidad de sus pensamientos hasta rendir ante el sueño.

La delgadez de su cobertor delineaba la silueta de Sasuke, las ráfagas que se filtraban con violencia generaban silbidos, con lo que podía relacionar mejor con los aullidos de lobos. Incluso en los sueños del Uchiha no faltaba la presencia de Sakura en ellos como un complemento para su propio placer, no obstante, durante esa noche hubo una extraña excepción, tanto, que su respiración, de por si sofocada, lo acompañaba un intenso sudor que empapaba su ropa.

Inusual pero no menos cierto, podía decir que estaba atemorizado de lo que preveía.

Dentro de esa ilusión lo rodeaba un peculiar escenario que ya bien conocía, le traía de vuelta la noche en que asesinaron a sus más amados, era preciso, reconocer el aroma metálico de la sangre junto a la esencia de clavo con la que acostumbraban a impregnar las armas; ciertos detalles cambiaban a comparación de lo otro, a pesar de todo, quería que fuese Sakura quien estuviera tumbada sin vida ahí, en el laguillo carmesí donde se juntaba el cuerpo de Naruto con el resto de sus conocidos en Konoha, pero ella, allí no estaba. Y una espesa capa de neblina entorpecía su camino.

Tratando de dar con el paradero de su preciada compañera, solo daba topes con otras ilusiones que se diluían con los recientes recuerdos en Flor de Loto. Ambas situaciones ꟷlos recuerdos de su clan junto con los de la aldeaꟷ comenzaban a figurar un mensaje. Dos personajes responsables de un mismo incidente; en uno, su hermano, en el otro, aún estaba por descubrirse y no tenía pistas para sospechar de alguien en específico. El tiempo en el que transcurría el sueño el cielo parecía tener un temple distinto al rojizo de la otra noche, lucía negro en su totalidad, como si el reflejo de luz de la luna no surtiera efecto en el cielo.

ꟷ¿Qué es esto?

Era atento a los detalles de su alrededor, y no podía pasar por alto que del charco de sangre en ese callejón comenzaron a emerger flores de loto de un matiz parecido al de los cerezos. Sasuke siguió caminando, pisoteando las flores, con un rostro de desconcierto porque sus compañeros yacían sin vida en el resto del camino y donde Sakura no daba indicios. El suelo pedregoso descarapelaba de a poco la planta de sus pies desnudos, a cado paso nada parecía tener coherencia, porque la verdad era que, nada en ese sueño tenía lógica, sin ella, sus noches se tornaban lóbregas que casi siempre terminaban en esa clase de sueños.

ꟷ¿¡Sakura!?

Al final de esa callejuela pudo apreciar su silueta de espaldas, a pocos metros de ella escuchó sollozos, ¿estaba llorando?, sí. Por una razón que desconocía, Sakura emanaba un sentimiento de culpa a través del sonido de su llanto, su dentadura apretujando para contener la voz quebrada, al igual que sus ojos, luchando contra el dolor que le causaba cierto ardor en sus párpados. ¿Por qué dolía tanto? Sasuke sentía su pecho comprimirse y otra sensación que le robaba gran parte de su respiración.

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