Maldito sea él que inventó el alcohol, los clubs y al maldito secuestrador.

Jaló con fuerza su pierna sin siquiera pensarlo, y enseguida sintió un tirón cerca del tobillo, sabía que se había lastimado algún músculo. Echó la cabeza hacia atrás, mirando el único foco que colgaba en el techo, se estaba desesperando y sabía que eso no era bueno cuando intentaban escapar. Negó con la cabeza y tomó aire varias veces antes de volver su mirada a su pie.

Flexionó su pierna todo lo que el agarre le permitía, dispuesto a jalar con toda su fuerza para liberar su pie. Pero se detuvo y miró la puerta que antes no había visto, abrió los ojos con sorpresa y sintió que empezó a sudar de nuevo como un loco.

Escuchó pasos tranquilos caminar hasta aquel cuarto donde se encontraba él, no hizo ningún movimiento, tampoco volvió a intentar zafarse del único pie que seguía amarrado a los barrotes de la cama. Su corazón empezó a latir de manera frenética, no lo iba a negar: estaba asustado. Si aquella persona, era quien se encontraba en sus últimos recuerdos, sabía que nada de lo que pasaría pronto sería bueno.

O eso creía.

La puerta se abrió con lentitud, haciendo un escalofriante sonido en el proceso, sintió como su ropa empezaba a llenarse de sudor, volviéndose a pegar en su cuerpo. Y, de manera extraña, su cuerpo se relajó y su corazón poco a poco dejó de latir tan rápido, ¿que reacción era esa cuando tu secuestrador entra al cuarto donde te encuentras totalmente inmóvil? Se regañó internamente por aquel gesto tan raro. Su secuestrador era aquella última persona que recordaba y lo miró fijamente sin expresión alguna.

El secuestrador cerró la puerta tras él con seguro. Se paró enfrente de la maca y se cruzó de brazos, ladeando la cabeza, miró con burla y lujuria al chico que se encontraba en la cama mientras pasaba su lengua por su labio superior. Aquella acción hizo que ambos se tensaran, pero por diferentes motivos.

-Vaya... -el hombre susurró, su voz era un poco ronca-. Así que... ¿Namjoon? ¿Ese es tu nombre?

El secuestrador habló mientras caminó hacia él para estar más cerca e intimidarlo. No respondió y gimió de dolor cuando el otro hombre tomó su barbilla con fuerza, enterrando sus dedos en su mentón, intentó alejarse pero desde su posición todos sus movimientos eran torpes.

-Cuando se te hace una pregunta se debe responder, estas son cosas básicas, ¿no te lo han enseñado, comandante? -el secuestrador río con burla y se sentó en la cama-. Si pones esto difícil lo lamentarás tú, no yo.

Dudó un poco antes de asentir bajo la mirada amenazante del secuestrador, quien le soltó el mentón para que esté pudiera hablar.

-Si... -susurró-. Mi nombre es Namjoon.

Una sonrisa escalofriante apareció en el rostro del secuestrador. Y Namjoon se permitió mirarlo detenidamente por unos segundos. Y, bueno, bastaba decir que para ser secuestrador; uno de los más buscados en Corea, era demasiado atractivo. Su cabello negro hacía un extraño contraste con su pálida piel, su labio inferior era ligeramente grueso, mientras que el superior era un poco más delgado, sus ojos eran de color café y Namjoon pensó que se verían realmente claros a la luz del sol.

Carraspeó y se golpeó internamente por pensar que su secuestrador era atractivo.

-Yo... -Namjoon empezó a hablar, logrando que toda la atención del pelinegro estuviera en él-. Yo sé q-quien eres.

No supo si la risa que salió del secuestrador fue por su tartamudeo o porque lo que dijo fue algo irónico.

-Claro que sabes quién soy, trabajas en la policía ¿no? Y eres de los rangos altos, serías estúpido si no supieras quien soy -el secuestrador se levantó de la cama y abrió un cajón de uno de los tantos muebles desgastados que había ahí, rebuscó algo con tranquilidad.

kidnapper | yoonnamWhere stories live. Discover now